Mario Conde o el saqueo como c¨¢lculo actuarial
El delito econ¨®mico deber¨ªa considerarse imprescriptible en tanto el condenado no devuelva el dinero que tim¨®
Mario Conde deber¨ªa protagonizar los romances de ciego, junto con Ruiz Mateos, por enfangar a conciencia el negocio bancario y la ¨¦tica empresarial. Igual que don Jos¨¦ Mar¨ªa (el jerezano, no el aragon¨¦s) y, como ¨¦l, contando con la mirada distra¨ªda de una parte de la clase pol¨ªtica, mont¨® un entramado financiero repleto de delitos encubiertos, trampas legales y saqueos; y, cuando fue sorprendido por el Banco de Espa?a, culp¨® al sistema, algo tan impreciso como culpar a la alineaci¨®n astral de la inflexibilidad monetaria del Bundesbank. Conde fue detenido en abril (intentaba repatriar 13 millones desde varias cuentas en para¨ªsos fiscales) y est¨¢ acusado de alzamiento de bienes, blanqueo de capital, ocho delitos contra la Hacienda p¨²blica y organizaci¨®n criminal. Pues bien, Conde saldr¨¢ de la prisi¨®n de Soto del Real porque el juez Pedraz, en contra de la opini¨®n de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, dice que no hay riesgo de fuga ni de que obstruya la investigaci¨®n. La fianza (300.000 euros) est¨¢ avalada por dos hermanos con altos cargos en la Fundaci¨®n Francisco Franco.
La decisi¨®n judicial es criticable e incuestionable, si se permite el juego de palabras. Es criticable porque s¨ª existe riesgo de fuga y de obstrucci¨®n; de hecho, Conde es experto consumado en gestionar desinformaci¨®n y frenar investigaciones de cualquier naturaleza. De la fuga, poco puede aventurarse, salvo que, volviendo al juego de palabras, es arriesgado descartar ese riesgo. Y es incuestionable por principio (hay que acatar la decisi¨®n), porque hay que suponer que el juez Pedraz obra seg¨²n los l¨ªmites que impone la ley y tiene informaci¨®n suficiente para correr el riesgo.
Las inquietudes que suscita el caso Conde son de otra naturaleza. Algunas son de car¨¢cter ¨¦tico-jur¨ªdico y se refieren a la evidencia creciente y molesta de que una protecci¨®n legal cara obra el milagro de situar una decisi¨®n judicial en algo parecido a una v¨ªa muerta. Conde es reincidente (fue declarado culpable por los casos de Banesto y Argentia Trust y pen¨® la sentencia en Alcal¨¢ Meco), pero seguro que su notoria abundancia de recursos ¡ªque desmiente su supuesta insolvencia, hasta convertirla en potencialmente punible¡ª le permite dilatar ad calendas graecas la resoluci¨®n judicial sobre los nuevos delitos investigados.
La posici¨®n en falso de la justicia espa?ola ante la corrupci¨®n y el delito econ¨®mico se explica (en parte) por normas rancias e inadecuadas. A efectos de que no se repitan casos como el de Mario Conde o las repetidas reca¨ªdas en los fraudes rumasinos, el delito econ¨®mico deber¨ªa considerarse imprescriptible en tanto el condenado no devuelva el dinero que alz¨®, saque¨® o tim¨® a sus leg¨ªtimos propietarios, m¨¢s una sanci¨®n proporcional. El c¨¢lculo del saqueador responde a un criterio actuarial, a saber: si resulta o no rentable cumplir con la peor de las hipot¨¦ticas penas aplicables ¡ªcon la expectativa de reducci¨®n de pena por buen comportamiento¡ª a cambio de disfrutar despu¨¦s del dinero distra¨ªdo y evadido. Las penas deber¨ªan tener el rigor suficiente para impedir la rentabilidad del saqueo.
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