No tengo miedo
Gay o hetero, con miedo o valent¨ªa, la vida matrimonial puede ser un terreno ¨¢spero, un combate de corazones y fuerzas y tambi¨¦n de sorpresas
No pod¨ªa ser buena noticia la muerte de Muhammad Ali. Cuando la le¨ª, record¨¦ que en una biograf¨ªa de William Randolph Hearst, el magnate de la prensa que inspir¨® Ciudadano Kane, se aseguraba que le hab¨ªa pedido a su amante, la actriz de cine mudo Marion Davies, que nunca le informara de la muerte de George Bernard Shaw, a quien admiraba profundamente. Ella cumpli¨® la promesa: el d¨ªa que muri¨® Shaw orden¨® a los talleres de los peri¨®dicos de su pareja que evitaran la noticia. Sea o no del todo cierta, es una bella e ins¨®lita an¨¦cdota. Yo tambi¨¦n habr¨ªa preferido no saber que Ali se marchaba. Porque fue mi h¨¦roe de ni?ez, un f¨ªsico de Superman de verdad con un poco del esp¨ªritu del Che Guevara, los tres hombres que Victoria Lorenzo, la persona que sin salir de casa me ayud¨® a crecer, amaba.
Ali fue despedido en una ceremonia que hab¨ªa planificado durante 10 a?os y, en menos de 10 horas, otro hombre con nombre musulm¨¢n cometi¨® un crimen de odio y terror en una apacible, casi familiar, discoteca gay de Orlando, Florida. Y mientras estaba en el dentista, ca¨ª en la cuenta de c¨®mo me atormentaba lo sucedido y de c¨®mo han vuelto a disparar verg¨¹enza y miedo contra mi sexualidad. Estoy convencido de que eso era lo que de verdad se pretend¨ªa: tenemos que sentir miedo en vez de demostrar felicidad. ¡°No cuentan las historias de las v¨ªctimas, como en otros atentados, porque eran gais¡±, dijo Marco, mi odont¨®logo. No solo intentan hacernos retroceder en el respeto conseguido, sino que tambi¨¦n nos han incubado algo espantoso: miedo.
Mi dentista me escuch¨® y, mientras me revisaba, detuvo un momento su torturita para decirme: ¡°Pues yo no tengo miedo. Y no permitir¨¦ que mis hijos lo tengan¡±. Yo tampoco siento miedo, si pudiera acudir¨ªa a todas las manifestaciones del orgullo gay, silentes, ruidosas y levantar¨ªa un monumento a esas madres tambi¨¦n v¨ªctimas de Orlando que han salido a defender la memoria de sus hijos y a ense?arnos que ellas tambi¨¦n aprendieron de ellos.
En el mundo contin¨²an sucediendo cosas buenas y malas. La breve campa?a electoral cuenta con un Mariano Rajoy m¨¢s activo. En diciembre no quiso debatir con sus adversarios y en esta segunda oportunidad enmend¨® la plana y gan¨® el debate, al menos en opini¨®n de Abc. Mi dentista insisti¨® en que ¨¦l cre¨ªa que ¡°el que se la comi¨® fue el comunista¡±. ¡°Y eso que a m¨ª no me gustan nada los comunistas. Pero me fascina que sea comunista y se apellide Iglesias. Parece un chiste de m¨¦dico¡±, me confes¨®. Quiz¨¢ para quitarse la americana o para nutrirse naturalmente, Rajoy se fue a visitar un campo de alcachofas en Navarra. Mostr¨® inter¨¦s (que no es lo mismo que interesarse, como explic¨® un asesor durante una visita de Isabel II a un taller textil en India), en averiguar qu¨¦ llev¨® a aquel sanote agricultor a abandonar la ciudad y radicalizarse en el cultivo de esa hortaliza. La alcachofa es sabrosa, diur¨¦tica y combate el colesterol malo. En fin, una fuente de salud que puede crecer en suelos ¨¢speros pero bien drenados, como mucha de la tierra y de los votos en Espa?a. ¡°Pero la alcachofa tiene su coraz¨®n. Y su coraz¨®n es su fuerza¡±, matiz¨® mi marido, dejando en el aire la sospecha de estar trabajando en la campa?a de Mariano sin que yo lo sepa.
Con o sin alcachofa, gay o hetero, con miedo o valent¨ªa, la vida matrimonial puede ser tambi¨¦n un terreno ¨¢spero, un combate de corazones y fuerzas y tambi¨¦n de sorpresas. ?Qu¨¦ poco ha durado el matrimonio de Alba Carrillo y Feliciano L¨®pez! Ha resultado un match m¨¢s corto que aquel festejo que la exclusiva de ?Hola! consider¨® original¨ªsimo y lleno de enternecedores detalles. Feliciano es tenista y bello y David de Gea es futbolista y, aunque tirando a normal, tambi¨¦n atractivo. Hombres activos en el campo, en la cancha y fuera de ella, con la testosterona a flor de piel. Algo patente tanto en el abrupto drive stroke de Feliciano a Alba como en la tarjeta roja de David de Gea: el guardameta parece enredado en una red de prostituci¨®n. Respetamos y queremos a Edurne, su novia, no al punto de llamarla compi yogui pero s¨ª con bastantes horas compartidas en plat¨®s de televisi¨®n. Una vez escuch¨¦ decir que ella era la aut¨¦ntica estrella de Operaci¨®n triunfo. En estos d¨ªas de f¨²tbol, la cantante es objetivo de las c¨¢maras y responsable de tuits escrutados al m¨¢ximo para saber si defiende a su chico o le marca un gol definitivo en una salida al campo que podr¨ªa inspirar la canci¨®n m¨¢s larga y el tuit m¨¢s corto de su carrera: ¡°No tengo miedo¡±.
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