?Por qu¨¦ fracas¨® la confluencia?
La identidad del Proyecto Podemos se vincul¨® excesivamente al ¡°objetivo sorpasso"

Elecciones generales del 20 de diciembre de 2015: Podemos con todas sus confluencias e Izquierda Unida obtienen por separado seis millones de votos. Esta vez, juntos, han obtenido cinco. No solo no han multiplicado, ni sumado, sino que, unidos, han restado. A ambas formaciones les corresponde hacer un ejercicio de reflexi¨®n sobre los l¨ªmites que han encontrado sus hip¨®tesis.
No hubo sorpasso. Quiz¨¢s el error fue dise?ar toda la estrategia de campa?a en funci¨®n de algo que s¨®lo exist¨ªa en las encuestas. La trampa de la encuesta consiste en tomar posiciones en funci¨®n de ellas. El verdadero liderazgo implica atraer a la gente hacia el espacio pol¨ªtico que t¨² creas, no en determinar tu estrategia en conformidad con la posici¨®n demosc¨®pica que te est¨¢n dando. Curiosamente a esto se refer¨ªa el joven Errej¨®n cuando alud¨ªa a ese famoso s¨ªmil futbol¨ªstico para explicar su estrategia inicial: ¡°a m¨ª de peque?o me encantaba Laudrup, un jugador del Real Madrid que no es que hiciera pases en huecos que ya exist¨ªan, sino que los inventaba, daba pases fabricando espacios¡±. Crear un espacio pol¨ªtico nuevo era distinto de ¡°agrupar¡± a la izquierda.
Iglesias mantuvo un perfil bajo en todo momento, su objetivo no era arriesgar, sino evitar errores. Ese Iglesias descafeinado desconcert¨® porque despleg¨® una estrategia reactiva dise?ada en funci¨®n del espacio pol¨ªtico creado por una burbuja demosc¨®pica.
Se pretendi¨® adem¨¢s agrupar a la izquierda activando un lenguaje pol¨ªtico que a todas luces no resonaba con los marcos profundos de lo que en este pa¨ªs representan sus valores. La de Espa?a es una izquierda posnacional, en jaque tras la herencia franquista contra afectos patri¨®ticos, y m¨¢s vinculada con una tradici¨®n cosmopolita. Puede ser espa?olista, pero es un nacionalismo laico poco susceptible de convertirse en mito trascendente que genere identidad pol¨ªtica.
Esa identidad patri¨®tica particip¨® de un juego de m¨¢scaras que no giraba en torno a un proyecto pol¨ªtico, sino a una pol¨ªtica de la identidad que disputaba el patriotismo espa?ol, al mismo tiempo que pretend¨ªa disputar con otros nacionalismos perif¨¦ricos ese patriotismo trascendente. Tal baile de m¨¢scaras entre patriotismo, socialismo y nacionalismos perif¨¦ricos poco tiene que ver con la identidad cristalina de Izquierda Unida, absolutamente compacta en lo ideol¨®gico y en la relaci¨®n de los militantes con su l¨ªder, con un l¨ªder que quedaba absolutamente difuminado en mitad del experimento pol¨ªtico de las confluencias. Aqu¨ª hab¨ªa un error de dise?o claro que llevaba a preguntarse hasta qu¨¦ punto ten¨ªa sentido aplicar estrategias que presuponen activismos pol¨ªticos para espacios sociales radicalmente distintos, nacidos de contextos latinoamericanos, a una geograf¨ªa pol¨ªtica anclada en la cultura parlamentaria donde el componente ciudadano es m¨¢s fuerte que el componente pueblo.
El trasfondo de todo esto indica que en esencia, la identidad del Proyecto Podemos se vincul¨® excesivamente al ¡°objetivo sorpasso¡±; a ser un partido ¡°por s¨ª mismo¡± con capacidad para derrotar el PP. Quiz¨¢s es el momento de reinventarlo todo.
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