Cinco lecciones sobre el hambre
Un curso de verano de la Complutense y la FAO analiza las posibilidades de acabar con esta lacra
?Se puede acabar con el hambre en el mundo? Los llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) aspiraban a reducir el n¨²mero de hambrientos a la mitad para el a?o 2015. Pero las cifras oficiales se?alan que a¨²n quedan en el mundo 793 millones de personas que la sufren de los algo m¨¢s de 1.000 millones que hab¨ªa hace 25 a?os. Es decir, que solo se ha reducido en torno a un 20%. Sin embargo, tanto el Reto Hambre Cero, lanzado por el secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-Moon en 2012 como los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ya no hablan de "reducir, sino de "erradicar" el hambre.
Un curso de verano organizado por la FAO (la agencia de la ONU para la alimentaci¨®n y la agricultura) y la Universidad Complutense de Madrid trata de responder a las cuestiones que plantea ese enorme desaf¨ªo. La premisa de partida es que s¨ª. Que s¨ª es posible acabar con esta lacra. Y adem¨¢s, que se puede hacer en una generaci¨®n. Pero antes, expertos de agencias internacionales, Gobiernos y ONG tratan de poner en claro algunas cuestiones y conceptos.
1. ?Qu¨¦ es el hambre?
Cuando los estudios de la FAO como agencia t¨¦cnica (en especial el Estado de la Inseguridad Alimentaria, publicado anualmente), que sirven de referencia mundial, hablan de hambre se refieren a la subalimentaci¨®n cr¨®nica. Esto es, se considera que una persona pasa hambre cuando no obtiene (durante al menos un a?o) alimentos suficientes para las necesidades de energ¨ªa que plantea su vida.
Esa subalimentaci¨®n est¨¢ relacionada con la inseguridad alimentaria, que acontece cuando una persona no tiene asegurado el acceso a alimentos inocuos y nutritivos suficientes para llevar una vida sana. Es decir, cuando una persona no tiene la certeza de si va a poder comer ma?ana, la pr¨®xima semana o el mes que viene y por tanto est¨¢ en riesgo de pasar hambre. Para que haya seguridad alimentaria, tiene que haber comida disponible (en los mercados, en el pa¨ªs, en las reservas...), accesible (con precios asumibles), utilizable (que el cuerpo pueda aprovechar los nutrientes presentes en los alimentos) y que todo lo anterior sea estable en el tiempo.
Las personas que pasan hambre, especialmente los ni?os, est¨¢n casi siempre condenados a sufrir desnutrici¨®n. Esta situaci¨®n abarca retrasos en el crecimiento, delgadez peligrosa en relaci¨®n con la estatura y d¨¦ficit de vitaminas y minerales (malnutrici¨®n). En el caso de los ni?os, sobre todo aquellos en los primeros 1.000 d¨ªas de su vida, esta situaci¨®n es de extrema gravedad pues, sufrir desnutrici¨®n condicionar¨¢ seguramente todo el desarrollo vital de la persona.
La desnutrici¨®n es, por tanto, el consumo insuficiente de nutrientes. Pero uno tambi¨¦n puede estar malnutrido por exceso. Enrique Yeves, director del curso y responsable de comunicaci¨®n de la FAO, se?alaba este lunes que la sobrealimentaci¨®n comienza a ser un problema "casi tan grave" como la desnutrici¨®n. Los problemas derivados de esa ingesta excesiva (obesidad, diabetes...) afectan ya a cientos de millones de personas en todos los pa¨ªses, tambi¨¦n en muchos pa¨ªses en desarrollo.
Por eso, apuntaba Yeves, el enfoque ha cambiado. En las ¨²ltimas d¨¦cadas se luchaba contra el hambre trabajando en aumentar la producci¨®n de alimentos. "Hoy nos damos cuenta de que eso no basta. No vale con que la gente coma cualquier cosa: tiene que comer bien".
2. ?C¨®mo se mide el hambre?
Con informaci¨®n propia, de los pa¨ªses y de otras agencias, la FAO hace una medici¨®n de la cantidad de alimentos disponibles en un pa¨ªs determinado y establece una serie de par¨¢metros sobre acceso y la capacidad de compra de los hogares. De ese c¨®ctel complejo que fundamentalmente se centra en los cuatro indicadores de la seguridad alimentaria se obtienen las cifras. La ¨²ltima: 793 millones de hambrientos.
Algunas veces estos c¨¢lculos han generado pol¨¦mica por la reticencia de algunos pa¨ªses a reconocer que sufren el problema del hambre y su negativa a aportar datos fidedignos. Medir el hambre no es solo complejo t¨¦cnicamente, sino tambi¨¦n por las implicaciones pol¨ªticas al tratar con los Estados miembros de la organizaci¨®n internacional.
Hoy, el proyecto Voices of the Hungry (Voces de los hambrientos, en ingl¨¦s) trata de atemperar la frialdad de los n¨²meros y las cifras absolutas y aportar una nueva dimensi¨®n a los datos del hambre. A trav¨¦s de una encuesta de ocho preguntas realizada en los hogares, se trata de obtener la percepci¨®n que los afectados tienen sobre le hambre. "Una cosa es lo que nosotros pensamos que la gente come o deber¨ªa de comer y otra cosa es la percepci¨®n que esa gente tiene realmente", comentaba Yeves. El proyecto, "muy costoso", se ha probado ya en una docena de pa¨ªses.?
Aunque hasta 2015 los indicadores de hambre se med¨ªan solo en pa¨ªses en desarrollo, desde el cambio a los ODS se realizar¨¢n en todo el mundo. Hay grandes capas en pa¨ªses ricos que son vulnerables ante la subalimentaci¨®n y que hasta ahora no aparec¨ªan en estad¨ªsticas oficiales.
3. ?Hay hambre porque no hay comida suficiente para todos?
Falso. Hoy el mundo produce casi el doble de los alimentos necesarios para alimentar a su poblaci¨®n. Pero el desperdicio de comida (sobre todo en los pa¨ªses m¨¢s ricos) y las p¨¦rdidas poscosecha (en lugares donde no hay medios para conservarla adecuadamente) reducen la cantidad disponible, y la falta de acceso hace que todav¨ªa haya cientos de millones de personas que pasen hambre.
4. Pero, ?la habr¨¢ en los pr¨®ximos a?os?
Es uno de los grandes retos, incluido dentro de los ODS. Alimentar a una poblaci¨®n creciente y que se estima que en 2050 habr¨¢ alcanzado los 10.000 millones de personas. "Probablemente haya que producir un 60% m¨¢s", se?alaba Ignacio Trueba, de FAO Espa?a. O quiz¨¢ menos, si se consigue cambiar la forma en la que consumimos y se reducen el desperdicio y las p¨¦rdidas poscosecha.
En cualquier caso, la tierra disponible para la producci¨®n ser¨¢ la misma, o menor. Trueba apuntaba que en 1961 se utilizaban unas 0,45 hect¨¢reas por persona para producir alimentos, cifra que hoy ha bajado hasta las 0,22 (sin incluir pesca y acuicultura) y, en todo caso, cabe esperar que disminuya. Por eso el desaf¨ªo es obtener m¨¢s con menos recursos. Conseguir que cada explotaci¨®n (sobre todo las peque?as, que son mayor¨ªa en muchos pa¨ªses) produzca m¨¢s.
5. ?C¨®mo se organiza la lucha mundial contra el hambre?
Adem¨¢s de los Gobiernos de los pa¨ªses, hay numerosas ONG y entidades de la sociedad civil dedicadas a esta batalla desde hace d¨¦cadas. Y luego est¨¢n las agencias de la ONU dedicadas espec¨ªficamente a la tarea. Las tres tienen su sede en Roma. La FAO, como agencia t¨¦cnica, coordina los esfuerzos globales y apoya a los pa¨ªses en su lucha con datos, estudios, soluciones y el desarrollo de todo tipo de proyectos. El Programa Mundial de Alimentos acude a las emergencias y a las hambrunas a responder de forma inmediata y tambi¨¦n distribuye comida en colegios y tiene otros programas para fomentar el desarrollo. Y el Fondo Internacional de Desarrollo Agr¨ªcola (FIDA) se centra en atacar el hambre y la pobreza en las zonas rurales de pa¨ªses en desarrollo, donde vive el 75% de las personas que sufren desnutrici¨®n.
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