Un tsunami de plebiscitos en Europa
La avalancha de referendos que los nuevos partidos pueden solicitar a ra¨ªz del triunfo del ¡®Brexit¡¯ puede poner en peligro los principios de solidaridad, negociaci¨®n y democracia sobre los que se funda el proyecto europeo
A¨²n queda por asimilar la conmoci¨®n causada por la votaci¨®n brit¨¢nica a favor de salir de la Uni¨®n Europea. No obstante, los l¨ªderes europeos deben blindarse frente a lo que est¨¢ por venir. De hecho, el Brexitpodr¨ªa ser el temblor inicial que desencadene un tsunami de referendos en Europa durante los pr¨®ximos a?os. En toda Europa, hay 47 partidos pol¨ªticos que hacen que la pol¨ªtica vaya de cabeza. Se est¨¢n haciendo con el control de la agenda pol¨ªtica, d¨¢ndole forma seg¨²n sus intereses. Y ganan poder en el proceso. En un tercio de los Estados miembros de la UE, esos partidos forman parte de los gobiernos de coalici¨®n, y su ¨¦xito ha impulsado a los partidos tradicionales a adoptar algunas de sus posiciones.
A pesar de que estos partidos tienen ra¨ªces muy diferentes, todos ellos presentan un aspecto en com¨²n: todos tratan de provocar un vuelco en el consenso sobre pol¨ªtica exterior que ha definido a Europa desde hace varias d¨¦cadas. Son euroesc¨¦pticos; desde?an a la OTAN; quieren cerrar sus fronteras y detener el libre comercio. Est¨¢n cambiando la cara de la pol¨ªtica, sustituyendo las batallas tradicionales entre izquierda y derecha por enfrentamientos entre su propio nativismo enojado y el cosmopolitismo de las ¨¦lites que desprecian.
El arma favorita de estos partidos es el refer¨¦ndum, ya que mediante los referendos pueden obtener r¨¢pidamente apoyo popular para sus peque?os temas. De acuerdo con el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, hay 32 convocatorias solicitadas de referendos en 18 pa¨ªses de la UE. Algunos, como el Partido Popular Dan¨¦s, quieren seguir el ejemplo de Reino Unido y realizar una votaci¨®n sobre la pertenencia a la UE. Otros quieren escapar de la eurozona, o bloquear la Asociaci¨®n Transatl¨¢ntica de Comercio e Inversi¨®n (TTIP) con Estados Unidos, o restringir la movilidad laboral.
El esquema de reubicaci¨®n de los refugiados de la UE ha demostrado ser un tema particularmente divisor. El primer ministro h¨²ngaro, Viktor Orban, ha declarado que va a celebrar una votaci¨®n sobre las cuotas propuestas. Y, el partido de la oposici¨®n polaca Kukiz¡¯15 est¨¢ recogiendo firmas para su propia consulta sobre el tema.
Devolver el poder a las masas a trav¨¦s de la democracia directa puede realmente ser la propuesta m¨¢s revolucionaria que ofrecen estos partidos. De hecho, refleja una comprensi¨®n de las frustraciones que han impulsado una oleada mundial de protestas populares durante los ¨²ltimos a?os. Unas protestas que, en el mundo ¨¢rabe, provocaron aut¨¦nticas revoluciones. El mismo esp¨ªritu de protesta que condujo, por ejemplo, a espa?oles, griegos, y neoyorquinos a salir a las calles ¡ªen verdad con diferentes demandas¡ª est¨¢ alimentando el apoyo a estos nuevos referendos y a los nuevos partidos que los provocan.
Se trata de una pesadilla no solo para los partidos tradicionales, sino tambi¨¦n para la gobernabilidad democr¨¢tica. Tal como ha demostrado la experiencia de California con varios referendos, el p¨²blico a menudo vota por cosas contradictorias. Por ejemplo, a favor de impuestos m¨¢s bajos y a favor de m¨¢s programas de bienestar; o, por la protecci¨®n del medio ambiente y por tener gas m¨¢s barato.
Sin embargo, para la UE, esta din¨¢mica es exponencialmente m¨¢s dif¨ªcil; de hecho, anula los cimientos de la Uni¨®n Europea. La UE es, al fin y al cabo, la m¨¢xima expresi¨®n de la democracia representativa. Se trata de un organismo ilustrado que se sustenta sobre valores liberales b¨¢sicos, tales como los derechos individuales, la protecci¨®n de las minor¨ªas,y una econom¨ªa basada en el mercado. Pero las capas de la representaci¨®n sobre las que se asienta la UE han creado la sensaci¨®n de que una especie de ¨¦lite-sobre-la-¨¦lite es la que est¨¢ al mando. Una ¨¦lite que est¨¢ muy alejada de los ciudadanos comunes. Esto ha proporcionado a los partidos nacionalistas el blanco perfecto para sus campa?as contra la UE. A esto hay que a?adir que el temor alarmista sobre temas como la inmigraci¨®n y el comercio hace que la capacidad que tienen los partidos nacionalistas para atraer a votantes frustrados o ansiosos sea fuerte.
Hay pues dos visiones de Europa ¡ªla diplom¨¢tica y la dem¨®tica¡ª que ahora se enfrentan una a la otra. La Europa diplom¨¢tica, encarnada por el padre fundador de la UE Jean Monnet, es la que sac¨® de la esfera popular las cuestiones m¨¢s sensibles y las transform¨® en aspectos t¨¦cnicos que los diplom¨¢ticos pod¨ªan manejar mediante compromisos burocr¨¢ticos a puerta cerrada. La Europa dem¨®tica, ejemplificada por el Partido de la Independencia del Reino Unido ¡ªla punta de lanza para el Brexit¡ª, es como Monnet, pero a la inversa, ya que toma compromisos diplom¨¢ticos como el TTIP o el acuerdo de asociaci¨®n con Ucrania, y los politiza intencionalmente.
Mientras la Europa diplom¨¢tica se caracteriza por la b¨²squeda de la reconciliaci¨®n, la Europa dem¨®tica se caracteriza por perseguir la polarizaci¨®n. La diplomacia es un ¨¢mbito donde todos ganan; la democracia directa es un ¨¢mbito de suma cero. La diplomacia trata de bajar la temperatura; el paradigma dem¨®tico la eleva. Los diplom¨¢ticos pueden trabajar unos con otros; los referendos son binarios y fijos, no dejando nada de espacio para la maniobra pol¨ªtica y para llegar a un compromiso creativo necesario para resolver los problemas pol¨ªticos. En la Europa dem¨®tica, la solidaridad es imposible.
El alejamiento de Europa de la diplomacia comenz¨® hace m¨¢s de una d¨¦cada, cuando se rechaz¨® el Tratado por el que se establece una Constituci¨®n para Europa en los referendos populares en Francia y Pa¨ªses Bajos. El resultado es que la UE puede haber dejado la actividad de elaborar tratados, lo que significa que la esperanza de una futura integraci¨®n tambi¨¦n puede haberse esfumado. Sin embargo, en la estela del Brexit, la futura integraci¨®n no es la mayor preocupaci¨®n de Europa. En vez de ello, tiene que lidiar con fuerzas cada vez m¨¢s poderosas que socavan la integraci¨®n ya lograda. Fuerzas que intentan empujar atr¨¢s a Europa. De hecho, solo hay que recordar lo que hab¨ªa antes de la UE para realmente darse cuenta de cu¨¢n peligroso puede ser este camino. En esta nueva era de vetocracia en Europa, la diplomacia que sustent¨® la creaci¨®n del proyecto europeo ilustrado y progresista no puede funcionar, dejando a la UE en una situaci¨®n ingobernable. Ahora que los euroesc¨¦pticos se han salido con la suya en el Reino Unido, la vetocracia se har¨¢ m¨¢s fuerte que nunca. Las votaciones directas sobre temas como las normas de comercio o la pol¨ªtica de inmigraci¨®n destripar¨¢n la democracia representativa de Europa, de la misma forma que las votaciones directas sobre pertenencia amenazan las entra?as de la propia UE. En una novela popular escrita por el premio Nobel Jos¨¦ Saramago, la pen¨ªnsula Ib¨¦rica se desprende de la parte continental de Europa y se aleja flotando por el mar. Con un tsunami de plebiscitos sobre al continente, esta puede llegar a ser una met¨¢fora prof¨¦tica.
Mark Leonard es director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
Traducci¨®n del ingl¨¦s de R. L. Barrientos.
? Project Syndicate, 2016.
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