¡®Homo-exit¡¯
Todos acabaremos en la nube. Las empresas gen¨®micas ya est¨¢n en negociaciones con Amazon y Google para depositar all¨ª todo el flujo de textos de ADN
A los fil¨®sofos del caos y a los escritores de ciencia ficci¨®n les encanta la posibilidad de que la especie humana desaparezca de la faz de la Tierra. Incluso un f¨ªsico tan serio como Martin Rees, presidente hasta 2010 de la Royal Society de Reino Unido ¡ªs¨ª, aquel antiguo pa¨ªs europeo, ?se acuerdan?¡ª, ha calculado que nuestras probabilidades de seguir existiendo antes de que hayamos colonizado otro planeta no superan el 50%, vistas las perspectivas sobre bombas de neutrones, desastres clim¨¢ticos y virus mort¨ªferos que llenan el otro 50% de los futuros posibles. Pero tal vez todos se equivoquen. Al paso que lleva la gen¨®mica actual, no va a ser tan f¨¢cil deshacerse de nosotros.
?Recuerdan a Craig Venter? Fue el cient¨ªfico norteamericano que, tras abandonar el proyecto genoma p¨²blico en los a?os noventa, se puso a competir con ¨¦l con fondos privados de las farmac¨¦uticas, y seguramente gan¨® esa carrera en 2001, aunque est¨¦ feo decirlo. Mientras la Academia sueca decide si queda bien darle un Premio Nobel a un tipo con tanto dinero, Venter no piensa estarse quieto. Su nueva empresa se llama HLI (Human Longevity Inc, con sede en San Diego), y acaba de firmar un acuerdo con la farmac¨¦utica brit¨¢nica Astra Zeneca para secuenciar los genomas de 500.000 personas en 10 a?os. Y Venter ya no est¨¢ solo en esas aventuras empresariales, ni mucho menos. Genomics England, fundada con capital p¨²blico, ha emprendido un macroproyecto con 10 farmac¨¦uticas para leer los genomas de 100.000 pacientes. El objetivo a medio plazo de ambos consorcios es descubrir una generaci¨®n de f¨¢rmacos radicalmente nueva.
La ley de Moore establece que la potencia de un chip se duplica cada dos a?os, una progresi¨®n exponencial que subyace al vertiginoso desarrollo de los ordenadores en el que estamos inmersos. La informaci¨®n gen¨®mica se est¨¢ duplicando cada siete meses, en una especie de ley de super-Moore que en pocos a?os supondr¨¢ un verdadero reto. Todos esos datos ¡ªnuestros datos¡ª se almacenar¨¢n en la nube, y las empresas gen¨®micas ya est¨¢n en negociaciones con Amazon y Google para depositar all¨ª todo el flujo incesante de textos de ADN (gattaca¡) que se nos viene encima. El coste por letra de ADN se ha abaratado cerca de un mill¨®n de veces, y sigue bajando. Todos acabaremos en la nube.
As¨ª que ya lo ven, por m¨¢s bombas de neutrones que caigan en la pr¨®xima cat¨¢strofe nuclear, por muchos virus asesinos y desastres ambientales que inventemos, la especie humana no desaparecer¨¢: pervivir¨¢ en la nube para disfrute de los marcianos que visiten la Tierra en el futuro.
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