M¨¢s all¨¢ del traje
Los desfiles de la pasarela 080 Barcelona Fashion buscan superar el sota, caballo y rey de la moda masculina
Tres personas se sientan alrededor de una mesa formando un tri¨¢ngulo imaginario. Una es el ayer, otra es el hoy y la ¨²ltima es el ma?ana, y las tres debaten sobre un objeto que yace en el centro de la mesa: un tomate.
As¨ª comenzaba el desfile de Carlotaoms, el primero de la nueva edici¨®n de 080 Barcelona Fashion. La firma fundada por Elisabet Carlota y Elisenda Oms gan¨® el premio a la mejor colecci¨®n emergente en las dos ¨²ltimas ediciones de la pasarela barcelonesa, y hoy se ha consolidado como un valor seguro en la moda catalana, y tambi¨¦n como una casa capaz de convertir un tomate en una met¨¢fora. Porque el tomate de Carlotaoms acerca la moda a la tierra, al pasado y a la naturaleza, y tambi¨¦n habla de los circuitos de proximidad que, junto a la tendencia agender y la huida de la estacionalidad, forma parte de las coordenadas b¨¢sicas de la firma. Todas estas ideas, sin embargo, se tradujeron sobre la pasarela en una enga?osa simplicidad que explora el denim, el punto con acabados deshilachados, los estampados abstractos, los magn¨¢nimos abrigos (por mucho que no sean demasiado veraniegos) y los detalles min¨²sculos capaces de desestabilizar el clasicismo de cualquiera de sus siluetas.
El di¨¢logo entre el ayer y el ma?ana ha sido un elemento com¨²n a las propuestas de moda masculina presentadas en los primeros d¨ªas de 080 Barcelona Fashion. Como no pod¨ªa ser de otra forma, Josep Abril marca el paso de los que vienen detr¨¢s sin asumir riesgos innecesarios. Hay dise?adores que se alimentan del pathos, pero Abril est¨¢ abonado a un impecable ethos que, en esta ocasi¨®n, se traduce en una colecci¨®n que, sin alejarse de la sota, caballo y rey de la moda masculina (es decir: traje, camisa y jersey), plantea variaciones como los pantalones bombachos por encima de la rodilla pero estrechos por debajo de ella, los vol¨²menes amplios o el sugerente uso del azul (oscuro, casi negro, como la pel¨ªcula).
Mayor riesgo se ha permitido Edgar Carrascal con una colecci¨®n que se atreve a plantear juegos de extravagancia, como una impactante gabardina ligera plateada o un mono azulado, y al mismo tiempo constituye una de las propuestas m¨¢s equilibradas de la jornada. En un terreno muy distinto, sin embargo, se ubica la colecci¨®n presentada por Miquel Suay, un homenaje en toda regla a la obra arquitect¨®nica de la recientemente fallecida Zaha Hadid. Como en las construcciones de la artista, las l¨ªneas curvas se apoderan de las siluetas de Suay con el objetivo de conseguir que un objeto est¨¢tico adquiera movimiento propio. Sorprende, adem¨¢s, el uso del neopreno como tejido b¨¢sico incluso a la hora de formalizar fascinantes trajes chaqueta con pantal¨®n corto.
Llegados a este punto, el tri¨¢ngulo equil¨¢tero impuesto por Carlotaoms ya se ha desequilibrado. Gana el futuro. Y en la nueva colecci¨®n de Krizia Robustella (titulada ¡°Happy Ending¡±) el pasado como clasicismo aburrido y el futuro como disparate hiper-tecnificado no existen: lo suyo es puro presente. Porque, al fin y al cabo, ¡°puro presente¡± es la definici¨®n b¨¢sica del hedonismo y la fiesta que invade la pasarela cada vez que Robustella la toma. En esta ocasi¨®n pudimos ver una especie de renovaci¨®n del vestuario de Romeo + Julieta para el siglo XXI: una corona mortuoria de flores tropicales fue el s¨ªmbolo que encabez¨® un desfile de pla?ideras post-modernas que lloraban bien poco por un hombre, el de Krizia Robustella, de clara inspiraci¨®n suburbial. Rejillas negras, parches de smileys con la sonrisa truncada en mueca de tristeza (?saddies?), estampados ilustrados por David M¨¦ndez Alonso, mitones obra del dise?ador Senyor Pablo y abalorios multicolores colgando de las prendas como amuletos de vud¨² recuerdan al p¨²blico que la muerte no tiene que ser triste. Que la muerte puede ser una fiesta. Lo ¨²nico que tenemos que hacer es memorizar uno de los lemas inscritos en una de las prendas de esta colecci¨®n: ¡°Rest in Paradise¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.