Cuando la gente sabe m¨¢s que los expertos
M¨¢s que estar en crisis nuestro modelo pol¨ªtico y nuestras instituciones, lo est¨¢n quienes han de vigilarlas, abducidos por una corriente de opini¨®n centrada en Madrid
?Eran tan inconcebibles los resultados de las elecciones? Una revisi¨®n a los comentarios de analistas ajenos al circuito oficial de opinadores dice que no: con matices aqu¨ª y all¨¢, esto se ve¨ªa venir, y no se dice a toro pasado, sino que est¨¢ escrito. ?Por qu¨¦ han fallado tan estrepitosamente los pron¨®sticos de los medios nacionales? El polit¨®logo V¨ªctor Lapuente apunt¨® una posible respuesta en un comentario en una red social que sirve para una reflexi¨®n general del gremio: el periodista ¨Cy a?ado yo al polit¨®logo que aparece en los medios¨C, atento a su trabajo 24 horas del d¨ªa, 7 d¨ªas a la semana, no tiene la distancia necesaria con su objeto de estudio. Menos a¨²n en Madrid.
Sorprend¨ªa ver la diferencia de diagn¨®sticos dentro y fuera de la M-30 durante la campa?a y la noche electoral. As¨ª como durante la burbuja inmobiliaria los n¨²meros (de precios, de hipotecas, de deuda, de tasaciones) dejaron de hablar de la realidad, la inflaci¨®n ret¨®rica del tertuliano gener¨® ruido, y el polit¨®logo encumbr¨® ¨Cquiz¨¢ como reacci¨®n instintiva al periodismo bronco predominante de las tertulias¨C una cautela y un Perogrullo que no significaba nada. Los an¨¢lisis de unos y otros eran absolutamente ignorados ¨Co rechazados¨C en el resto del pa¨ªs.
Y esto es algo que deber¨ªa hacer reflexionar a los medios generalistas espa?oles. La informaci¨®n que se recoge y se provee es o excesivamente navajera, o te¨®rica en el sentido m¨¢s chato ¨Cbasada en modelos siempre comprendidos a posteriori¨C, madrile?a (y barcelonesa), pol¨ªtica en la acepci¨®n menos noble de la palabra, centrada en dimes y diretes propios de una corte versallesca o, por el contrario, demasiado plana en estilo e irrelevante en sus apreciaciones. ¡°?Habr¨¢ terceras elecciones. Parece que no, pero depender¨¢ del resultado¡± (sic).
Otros art¨ªculos del autor
En cuanto al trabajo period¨ªstico, sencillamente, lo que se informaba era para la gente ya informada, o convencida. Y dir¨ªa que, en muchos casos, aburrida. Si Rajoy era tonto, se alimentaba esa ficci¨®n para los que ya lo cre¨ªan. Si acaso, variaba la sutileza, pues algunos dec¨ªan que, m¨¢s que tonto, era malvado, aunque sin llegar a Maquiavelo. Rasput¨ªn, como mucho. A S¨¢nchez, la cosa no le daba para malvado: era tonto sin remedio. Y as¨ª se fue instalando un discurso oficial que dec¨ªa que s¨®lo un cavern¨ªcola votar¨ªa al PP, y s¨®lo un apparatchik lo har¨ªa por el PSOE. Este discurso generalizado provoc¨® que nuestro yo p¨²blico-medi¨¢tico estuviera completamente desgajado del yo real y cotidiano. Y es el primero el que contesta a los encuestadores y reporteros.
Pero el PP aumenta votos considerablemente y el PSOE evita en votos y esca?os el as¨ª llamado sorpasso. Una de dos: o Espa?a tiene querencia por los tontos y los malvados (que es lo que siguen pensando algunos antes que dar su brazo a torcer ante la realidad), o es que el periodismo ha instalado una idea falsa de Espa?a. O cabe una tercera ligada a la segunda: Espa?a va por un lado ajeno a los medios. No es de extra?ar que la Espa?a atenta a las actualizaciones digitales pueda albergar incluso dudas de que se hayan ama?ado elecciones. ?Si en mi pandilla y en mi Facebook nadie los vota!
Lo cierto es que la opini¨®n publicada ¨Cy, como derivaci¨®n, la demosc¨®pica¨C, ha dejado de representar en gran medida la realidad, como lo hicieron los n¨²meros durante la burbuja inmobiliaria. No era dif¨ªcil verlo entonces ¨Caunque s¨ª era dif¨ªcil alejar la tentaci¨®n de comprar una casa¨C, y tampoco es complicado darse cuenta ahora. S¨®lo alguien hasta el cuello de fango politiquero ¨Co de irremediable ignorancia¨C puede a estas alturas creer que Rajoy es indolente y s¨®lo lee el Marca, o que S¨¢nchez es un producto de marketing improvisado, aunque sigan siendo leg¨ªtimas otras cr¨ªticas a ambos.
Es necesario, por eso, una redefinici¨®n del an¨¢lisis pol¨ªtico y demosc¨®pico, del papel de sus expertos y de la fiabilidad de sus pron¨®sticos. Quiz¨¢ no haga tanta falta redise?ar los modelos cuantitativos como ponderarlos con el peso de expertos m¨¢s cercanos a otras realidades. El peso del enfoque de la elecci¨®n racional por un lado y del institucionalismo por otro son excesivos en el an¨¢lisis de las contingencias de la pol¨ªtica espa?ola, al punto de que ya no explican casi nada y se ha convertido en una m¨¢quina de parir obviedades sin ning¨²n valor predictivo ni explicativo. Y no s¨®lo en asuntos de pol¨ªtica interna, pues la incomprensi¨®n ante el Brexit, por ejemplo, parte de una subestimaci¨®n negligente de la politolog¨ªa del papel esencial del liderazgo y las emociones en la pol¨ªtica.
Hab¨ªa otra realidad que acab¨® emergiendo y que estaba ante nuestras narices. Esto hace pensar que, si est¨¢n en crisis nuestro modelo pol¨ªtico y nuestras instituciones, lo est¨¢n en la misma medida quienes han de vigilarlas, abducidos por una corriente de opini¨®n centrada en Madrid que ha dejado de hablar del resto de Espa?a, donde, por cierto, no todo son viejos, caciques y paniaguados, y donde este resultado sorprende mucho menos. La autocr¨ªtica es obligada.
Antonio Garc¨ªa Maldonado es periodista, analista y editor. @MaldonadoAg
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.