Rajoy debe rectificar con el PNV

Si Mariano Rajoy hubiera aplicado una pol¨ªtica inteligente, habr¨ªa recorrido la mitad del camino para llegar a un pacto con el PNV. Insuficiente a la hora de completar la mayor¨ªa que le falta, pero necesario en algunas de las combinaciones posibles. Por no haber hecho a tiempo la mitad del camino, ahora puede tocarle recorrerlo entero.

Tras los a?os de plomo del terrorismo etarra y la irrupci¨®n soberanista de Juan Jos¨¦ Ibarretxe, la gesti¨®n pragm¨¢tica del lekendakari I?igo Urkullu ha aportado un admirable periodo de estabilidad al Pa¨ªs Vasco y ha desactivado un foco de conflictos, al descartar la v¨ªa separatista azuzada en Catalu?a durante la p¨¦sima etapa de Artur Mas. Esta situaci¨®n convert¨ªa a Urkullu y a su partido, el PNV, en los mejores aliados nacionalistas que pod¨ªa esperar un Gobierno de Espa?a.

Sin embargo, Rajoy y el PP no escucharon las propuestas de Urkullu para gestionar el final definitivo de ETA, llenas de sentido com¨²n. Consciente de que subsisten problemas en el terreno de la paz y la convivencia, el lehendakari pidi¨® perd¨®n a las v¨ªctimas por el trato recibido de anteriores Gobiernos vascos y exigi¨® a la banda su desarme y disoluci¨®n final. Pero tambi¨¦n plante¨® un plan conjunto del Gobierno estatal y del vasco para acabar con la dispersi¨®n de los presos y aplicar una pol¨ªtica de reinserci¨®n mucho m¨¢s activa, adem¨¢s de otras cuestiones de ¨ªndole territorial.

El ninguneo de Rajoy lleva aparejadas serias consecuencias. El PNV sufre el desgaste de no obtener frutos de su pol¨ªtica moderada y sensata, superado en votos y esca?os por Unidos Podemos el 26-J. La din¨¢mica electoral vasca, diferente de la del resto de Espa?a, complica la posibilidad de un pacto para el Gobierno estatal en el que pudiera participar el PNV, sobre todo a pocos meses de las elecciones auton¨®micas. Rajoy debe darse cuenta de que no es demasiado tarde para rectificar.