V¨ªa canadiense
El PSC acierta en la reforma de la Constituci¨®n, no en la idea del refer¨¦ndum
El socialismo catal¨¢n ha reabierto el debate sobre el futuro de Catalu?a de manera al mismo tiempo sugestiva y algo atropellada al someter a su pr¨®ximo congreso la cuesti¨®n de la posible necesidad de un refer¨¦ndum sobre el futuro de Catalu?a.
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Intenta responder as¨ª a la continuidad de esa reivindicaci¨®n en la sociedad catalana, mayoritaria; a la competencia que desde las filas de En Com¨²-Podemos se le plantea, al haber absorbido estas su antigua querencia por una consulta ¡°legal y pactada¡±; y a los ninguneos de algunos barones centralistas del PSOE que pusieron sordina a la propuesta de Pedro S¨¢nchez de un ¡°pacto bilateral con Catalu?a¡±, escasos minutos despu¨¦s de ser formulada.
La conveniencia de dar respuesta a esa triple interrogaci¨®n est¨¢ fuera de duda, y m¨¢s para un partido que pretenda recuperar un papel central en la pol¨ªtica catalana tras el retroceso visto en las ¨²ltimas convocatorias electorales. Acierta su primer secretario, Miquel Iceta, cuando recuerda que la sucesi¨®n de fiascos secesionistas no ha evitado que casi la mitad de los votantes catalanes sigan apoyando a partidos independentistas. Una alerta pertinente cuando las alternativas ofrecidas, como la reforma constitucional, no han logrado todav¨ªa resituar el debate de la cuesti¨®n catalana.
Ahora bien, una cosa es la actitud con que se abordan los problemas y otra las f¨®rmulas concretas que se proponen. La idea de utilizar la ¡°v¨ªa canadiense¡± para el caso de Catalu?a significa que en caso de fracasar la reforma constitucional entre el electorado catal¨¢n, porque la rechazasen m¨¢s votantes de los que la asumiesen, deber¨ªa celebrarse directamente un refer¨¦ndum sobre la independencia.
El PSC utiliza el referente del Tribunal Supremo canadiense sobre el caso de Quebec, que le neg¨® el derecho a la autodeterminaci¨®n pero encaj¨® la votaci¨®n como un imperativo democr¨¢tico ante una demanda mayoritaria y sostenida en el tiempo, un argumento que el Constitucional espa?ol tambi¨¦n ha apuntado en su resoluci¨®n sobre la fallida declaraci¨®n por la soberan¨ªa de Catalu?a.
Canad¨¢ ofrece un precedente de inter¨¦s jur¨ªdico-acad¨¦mico. Pero tiene escaso sentido invocarlo con anterioridad al propio desarrollo de la reforma constitucional. Lanzar previsiones sobre la alternativa mejor tras su eventual fracaso revela poca convicci¨®n sobre la viabilidad del objetivo de la propia reforma. Incluso puede hacerla descarrilar al incentivar a algunos actores a desentenderse del ¨¦xito de la reforma. Esa elemental prudencia deber¨ªa aconsejar al PSC reformular el planteamiento realizado sobre la ¡°v¨ªa canadiense¡± para encontrar una ¡°v¨ªa catalana¡± m¨¢s acorde con nuestra realidad.
No sabemos todav¨ªa si una reforma en sentido federal de la Constituci¨®n ser¨¢ suficiente para canalizar los deseos y tensiones de una sociedad como la catalana. Mucho depende de sus contenidos concretos, incluyendo las cuestiones fiscales, de los pactos que se tejan para llegar a ella y de c¨®mo presenten los firmantes un eventual pacto ante la ciudadan¨ªa. Mejor debatir sobre contenidos que sobre nuevas subastas formales de referendos, precisamente ahora que el de Reino Unido acaba de mostrar sus brutales insuficiencias.
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