La mentira
Aznar es el ¨²nico que hasta el momento no ha pedido perd¨®n a su pa¨ªs por llevarlo a una guerra injusta e injustificada
![Jose María Aznar en la inauguración este año de los cursos de verano de la Complutense en El Escorial.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5SVZNDEHBXFOURBWCVSOC5KIU4.jpg?auth=78fe452c0ea4485b885e48c1a9b1bef64931f67f997ce62673c92a1ab5de3d0c&width=414)
Siempre recordar¨¦ el aplauso de los diputados de las bancadas del Partido Popular en el Congreso tras la aprobaci¨®n de la decisi¨®n del Gobierno de Aznar de ir a la guerra de Irak, que apoyaron sin una sola excepci¨®n, contra la opini¨®n de millones de espa?oles, que nos hab¨ªamos manifestado en contra. Nunca hab¨ªa visto a nadie tan contento de ir a una guerra; mejor dicho: tan contento de que fueran otros, pues ni los diputados ni los ministros ni el presidente del Gobierno iban a ir. Para eso est¨¢n los profesionales.
El informe Chilcot, elaborado por un comit¨¦ independiente de Reino Unido a petici¨®n del Gobierno de ese pa¨ªs, acaba de poner negro sobre blanco las cosas que ya se sab¨ªan o se sospechaban de aquella guerra: que la decisi¨®n de invadir Irak estaba tomada antes de su justificaci¨®n, que ¨¦sta se hizo sobre una gran mentira: la posesi¨®n por Sadam Hussein de armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas prohibidas (nunca he entendido por qu¨¦ est¨¢n prohibidas unas armas y otras no, ser¨¢ que soy un poco panoli), y que, en el triunvirato que se form¨® al frente de los belicistas, Aznar jug¨® el papel de becario, ni siquiera de George Bush, el jefe de la coalici¨®n, sino del brit¨¢nico Toni Blair, ante la retirada del resto de los pa¨ªses europeos, con Alemania y Francia a la cabeza. ¡°No se puede pedir ayuda a un amigo y luego, cuando ¨¦l te la pide a ti, neg¨¢rsela¡±, se justificar¨ªa tiempo despu¨¦s en el m¨¢s puro estilo Benzema el h¨¦roe de Perejil, el ¨²nico que hasta el momento no ha pedido perd¨®n a su pa¨ªs por llevarlo a una guerra injusta e injustificada, como si en el cumplimiento de su deber de amistad pudiera disponer de la voluntad y las vidas de sus compatriotas.
Siete a?os les ha costado a los miembros del comit¨¦ encabezado por John Chilcot, un alto funcionario brit¨¢nico de gran prestigio, y la consulta de miles de documentos, as¨ª como entrevistar a un centenar y medio de testigos, llegar a unas conclusiones que, pese a no suponer ninguna novedad, no dejan de estremecer de rabia y de consternaci¨®n. Que tres hombres por su santa voluntad provocaran lo que han provocado: miles de muertos y heridos y la ruptura del fr¨¢gil equilibrio en que viv¨ªa una regi¨®n del mundo que ahora se desangra en guerras y actos de terrorismo que nos est¨¢n afectando a todos (a Espa?a especialmente el 11-M) deber¨ªan provocar m¨¢s que una cr¨ªtica formal y abstracta. En el mundo han sido juzgados por cr¨ªmenes de guerra o contra la humanidad muchos dirigentes con menos delito que el tr¨ªo de las Azores.
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