En 25 a?os, casi todo un siglo
Las cumbres iberoamericanas han vivido cambios planetarios llevados a gran velocidad
Cuando hace veinticinco a?os, exactamente el 18 de julio de 1991, se celebr¨® la primera Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno en Guadalajara, M¨¦xico, era dif¨ªcil imaginar el mundo que vendr¨ªa un cuarto de siglo despu¨¦s.
Aquel gran foro estuvo marcado por la ola democr¨¢tica liberal en Am¨¦rica Latina; la reafirmaci¨®n del comunismo en Cuba pese a la ca¨ªda del bloque sovi¨¦tico; el fin de la d¨¦cada perdida; el programa de reducci¨®n de la deuda externa; la profundizaci¨®n de la econom¨ªa de mercado y la exitosa transici¨®n en Espa?a y Portugal.
Pese a las diferencias ideol¨®gicas, en Guadalajara estuvieron todos los dirigentes iberoamericanos, incluido Fidel Castro. Hace 25 a?os, aqu¨¦l era el ¨²nico espacio multilateral que el dirigente cubano compart¨ªa con sus hom¨®logos de la regi¨®n.
La primera cumbre tuvo fundamentos s¨®lidos: sus lenguas, sus culturas, su historia compartida; tambi¨¦n una situaci¨®n econ¨®mica marcada por la masiva inversi¨®n espa?ola en Am¨¦rica Latina y, despu¨¦s, por el surgimiento de las corporaciones multilatinas.
Triunf¨® una iniciativa pionera de Espa?a y M¨¦xico ¡ªluego se sum¨® Brasil¡ª que contar¨ªa, siempre, con el apoyo de la Corona.
Cuando se vuelve la mirada atr¨¢s, la velocidad del cambio, la tecnolog¨ªa y la globalizaci¨®n han hecho que parezca un siglo. China se ha consolidado como potencia econ¨®mica con gran impacto en Latinoam¨¦rica. El terrorismo se ha convertido en un desaf¨ªo planetario. Se han borrado fronteras trazadas a principios del siglo pasado y han aparecido nuevos flujos y presiones migratorias. Las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n aplicadas a las redes sociales han generado nuevas voces. La Uni¨®n Europea, sin duda la construcci¨®n multilateral m¨¢s importante del siglo XX junto con la ONU, sufre nuevas tensiones y desaf¨ªos, como ha evidenciado el Brexit.
Am¨¦rica Latina est¨¢ logrando absorber tensiones y conflictos
La sociedad actual est¨¢ confusa ante las pol¨ªticas econ¨®micas que no superan las que aplican los bancos centrales; enojada porque percibe que sus hijos vivir¨¢n peor que sus padres, y violenta porque ve desatarse el terror, el racismo y la xenofobia, viejos conflictos de razas, religiones o nacionalidades.
Am¨¦rica Latina empez¨® bien el siglo. La fuerte demanda china dispar¨® los precios de sus materias primas. Los recursos sirvieron para reducir la deuda p¨²blica, alimentar las reservas y, en alg¨²n caso, ahorrar para tiempos de escasez. La mayor¨ªa de los pa¨ªses aplicaron mecanismos de distribuci¨®n que han reducido la pobreza (hasta 80 millones de personas han salido de ella) y, en alguna medida, la desigualdad.
Con los ajustes en China dej¨® de soplar el viento de cola. Hay, pues, que poner en marcha procesos de estabilizaci¨®n, siempre dolorosos, para controlar la inflaci¨®n, no perder los recursos ganados y, al tiempo, diversificar el aparato productivo para mejorar rendimiento y competitividad. La calidad de la educaci¨®n y de las infraestructuras sociales y econ¨®micas deben ser objetivos impostergables.
Mientras Espa?a y Portugal parecen superar los peores momentos de la crisis, Am¨¦rica Latina est¨¢ logrando absorber tensiones y conflictos. La crisis venezolana pide una soluci¨®n, cada vez m¨¢s ¡°acompa?ada¡± por la comunidad internacional. Brasil se enfrenta a una crisis pol¨ªtica y econ¨®mica, pero sus instituciones funcionan y su econom¨ªa comienza a reactivarse. Colombia ha cerrado el m¨¢s viejo conflicto armado del continente. Y asistimos, por fin, a la normalizaci¨®n de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
El foro de las cumbres no reclama m¨¦ritos, pero puede reivindicar el hilo conductor que arranc¨® en Guadalajara hace 25 a?os con la presencia de Fidel Castro y que continu¨® cuando la regi¨®n exigi¨®, en la Cumbre de las Am¨¦ricas (Cartagena, 2012), que no hubiera otro foro similar sin la participaci¨®n de Cuba.
Aquel proceso ha mostrado, frente a las tendencias centr¨ªpetas que vemos en otras partes del mundo, una gran capacidad de ¡°convergencia en la diversidad¡±, como dijo recientemente la presidenta Bachelet de Chile.
Las cumbres iberoamericanas han tenido la virtud de, sin competir con otros foros multilaterales o regionales, alimentar en todos ellos el reconocimiento de la diversidad como parte de un destino com¨²n. En esta ¨¦poca de tensiones y de dispersi¨®n, no es poca cosa.
Enrique V. Iglesias fue secretario general Iberoamericano.
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