Guardianes o salvadores
La sorprendente resistencia del PP el 26-J se debe a una rocosa base de conservadores
Hay dos maneras de ser conservador. Uno puede desear que las cosas permanezcan como est¨¢n, buscar la estabilidad, guardar y preservar aquello que se tiene. O, por contra, puede intentar recuperar lo que, supuestamente, se ha perdido. Los reaccionarios se ocupan de definir un pasado ideal (e idealizado), de se?alar a los culpables de su p¨¦rdida y de clamar venganza. En el eslogan de Trump, Make America great again, la palabra clave es ¡°again¡±:otra vez. Es un salvador autoproclamado. La derecha populista que triunfa a lo largo y ancho de nuestro continente sigue esta l¨ªnea, dejando fuera de juego a los conservadores tradicionales: ?c¨®mo os¨¢is defender el orden establecido, les echan en cara, si ese orden ha puesto nuestro mundo del rev¨¦s?
Pero hay una luz en la tempestad conservadora. Qui¨¦n lo iba a decir, lo sostiene Mariano Rajoy. Cierto es que entre 2011 y 2015 el PP perdi¨® 3,5 millones de apoyos. Sin embargo, la mayor¨ªa de los mismos eran centristas, liberales, moderados o votantes de bajo perfil. Su sorprendente resistencia el 26-J se debe a una rocosa base de conservadores: del 7 al 10 en la escala ideol¨®gica, viejas clases medias de edad m¨¢s bien avanzada. En el plano econ¨®mico, estos votantes no se han visto castigados en exceso por la crisis. En el social, parecen contentarse con mantener un equilibrio de valores no demasiado restringido en frentes donde sus correligionarios franceses, austriacos o suecos se muestran m¨¢s deseosos de volver atr¨¢s. Gracias a ellos, el PP mantiene el tono.
Parad¨®jicamente, el ¨¦xito de Rajoy domina las ansias reaccionarias, que por supuesto existen en Espa?a, pero que prefieren la estrategia de ejercer su influencia dentro del PP porque fuera hace mucho fr¨ªo (electoral). Esa es, probablemente, la buena noticia. La no tan buena es que, gracias a este equilibrio, el partido dominante en nuestro pa¨ªs es uno que basa su estrategia en hacer tan poco como sea posible, en reducir los cambios a lo m¨ªnimo exigido frente a otros dos tercios del electorado que piden m¨¢s. Es eficaz, pero peligroso, pues uno nunca sabe si el descontento aupar¨¢ alg¨²n d¨ªa a un salvador. @jorgegalindo
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