Pesadilla global
Nunca un candidato a la Casa Blanca caus¨® tantos ni tan fundados temores
Destrozando los pron¨®sticos de partida, que descartaban que un histri¨®n con tentaciones autoritarias como Trump pudiera lograr la designaci¨®n como candidato republicano, la Convenci¨®n de este partido que concluy¨® anoche en Cleveland (Ohio) ha colocado en la carrera hacia la Casa Blanca a un candidato que representa un serio peligro, tanto para Estados Unidos como para el resto del mundo.
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No es el resentimiento del perdedor el que ha llevado a Ted Cruz ¡ªel senador ultraconservador que disput¨® la designaci¨®n a Trump¡ª a enfrentarse a unos enfervorecidos asistentes a la Convenci¨®n negando su apoyo a Trump, sino el convencimiento, expresado p¨²blicamente, de que esa candidatura pone en peligro los principios que inspiran la Constituci¨®n de ese pa¨ªs.
Hay que lamentar que el Partido Republicano, en un gesto de incapacidad o cobard¨ªa que pasar¨¢ a la historia, no haya sabido dar un paso al frente para tener, como reclam¨® Cruz, un candidato que deje a un lado la ira, que una a los republicanos bajo los valores que les son comunes y que garantice la defensa de los derechos y libertades que cimentan la democracia estadounidense. Sin duda que EE?UU, como todas las sociedades democr¨¢ticas y avanzadas, tiene m¨²ltiples problemas. Como se ha se?alado una y otra vez, la crisis de representaci¨®n pol¨ªtica, que Trump tan bien ejemplifica, se alimenta de un malestar social que tiene su origen en las incertidumbres generadas por los profundos cambios econ¨®micos. Trump ha logrado esta designaci¨®n buceando en esas ansiedades con la ayuda del racismo m¨¢s descarnado y el populismo m¨¢s simplista.
Preocupan, y mucho, las consecuencias internacionales de una eventual victoria de Trump (?qui¨¦n se atreve a descartarla por completo despu¨¦s del resultado del refer¨¦ndum brit¨¢nico?). A su conocida exigencia de construir un muro con M¨¦xico y facturar el coste a su Gobierno y a su inconcebible propuesta de prohibir la entrada en el pa¨ªs a los musulmanes se ha a?adido ahora el abierto cuestionamiento de la garant¨ªa de seguridad que cimenta la Alianza Atl¨¢ntica.
En una nueva muestra de irresponsabilidad ¡ªle¨ªda sin duda con sumo inter¨¦s en Mosc¨² y Pek¨ªn, que mantienen una elevada presi¨®n sobre aliados clave de Estados Unidos en el Este de Europa y en el mar de la China Meridional¡ª, Trump se desentiende del cumplimiento de la cl¨¢usula de asistencia mutua, establecida en el art¨ªculo 5 del Tratado de la Alianza, que obliga a todos sus miembros a considerar un ataque contra uno de ellos como un ataque contra todos ellos. Y todo precisamente en un momento en el que la Alianza acaba de reforzar su flanco oriental y mandar un claro mensaje a Mosc¨² sobre la integridad de sus miembros, y cuando China sopesa su respuesta al negativo arbitraje de la Haya.
Queda en la conciencia de los votantes republicanos, divididos como nunca y abandonados por su partido, decidir si Trump debe ser el presidente de EE?UU que ellos y el mundo se merecen. Un mal comienzo para un desenlace que ojal¨¢ no se produzca. Por el bien de todos.
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