Mil a?os

El astrof¨ªsico Stephen Hawking ha pronosticado que dentro de mil a?os una primera migraci¨®n de seres humanos comenzar¨¢ a abandonar la Tierra para asentarse en otros puntos del universo. Se supone que para entonces el crecimiento demogr¨¢fico, la falta de alimentos, el cambio clim¨¢tico y la pestilente degradaci¨®n de la naturaleza habr¨¢n hecho de este planeta un lugar inhabitable. Los nuevos padres fundadores ser¨¢n cosmonautas so?adores, j¨®venes y fuertes. Aqu¨ª quedar¨¢n los viejos, los discapacitados, los pobres y los faltos de coraje. Dada la escasez de espacio en las naves, verdaderas arcas de No¨¦, los emigrantes c¨®smicos llevar¨¢n consigo una selecci¨®n extremadamente rigurosa de los mejores frutos terrenales. No faltaran el cereal y la vid, que fueron en la Tierra sangre y cuerpo de dios, junto con un ron bucanero para brindar por el ¨¦xito. Para entonces el genoma humano totalmente explorado permitir¨¢ una absoluta manipulaci¨®n gen¨¦tica de los ¨®vulos y espermas congelados de los genios de la historia, pero en el cerebro humano estar¨¢ guardada la ciencia y la cultura que pudo ser salvada de la hecatombe planetaria. En otro lugar m¨¢s confortable del universo podr¨¢n ser recreados los versos de Homero, la moral de Marco Aurelio, los cuentos de las Mil y Una Noches, los ensayos de Montaigne, la Venus de Botticelli, el R¨¦quiemde Mozart, la iron¨ªa de Voltaire, todo lo que en la Tierra nos permiti¨® vivir sin avergonzarnos, por ejemplo la libertad, las aventuras de Ulises y el amor a los caballos. Puede uno imaginar qu¨¦ salvar¨ªa de este planeta hoy para llev¨¢rselo a otro mundo si fuera un expedicionario gal¨¢ctico. Por mi parte no faltar¨ªan los calamares en su tinta, las berenjenas fritas y el apio para las ensaladas. Pues bien, ese tesoro que cada uno se llevar¨ªa a otro planeta a¨²n est¨¢ en la Tierra. Hay que aprovecharlo.

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