Del ¡®Brexit¡¯ al ¡®Briturn¡¯
No hay que descartar que el pragmatismo brit¨¢nico y el sentido com¨²n lleven a buscar otras alternativas a la salida de la UE
Cuentan las cr¨®nicas que el 24 de junio a las cuatro y media de la madrugada tuvieron que despertar por tel¨¦fono a los m¨¢s destacados defensores del Brexit para comunicarles que hab¨ªan ganado. La sorpresa del resultado produjo una cierta desorientaci¨®n en Reino Unido que, ahora, el nuevo Gobierno de Theresa May intenta encauzar. Sus primeras declaraciones sugieren que pasar¨¢n unos meses antes de presentar la solicitud de salida de la Uni¨®n seg¨²n el art¨ªculo 50 del Tratado. Ese tiempo servir¨¢ para hacer un c¨¢lculo de posibles costes y beneficios. Una cosa es decir quiero salir del club, otra muy distinta es cuantificar el resultado de una negociaci¨®n incierta en las m¨¢s diversas materias.
Lo m¨¢s probable es que el Gobierno inicie el proceso de ruptura, pero no hay que descartar que el pragmatismo brit¨¢nico y el sentido com¨²n lleven a buscar otras alternativas. El documento de an¨¢lisis producido por el Parlamento el 30 de junio, Brexit: what happens next?, confirma que el refer¨¦ndum no es vinculante, y que los poderes legislativo y ejecutivo deben coordinarse para dar el paso de salida. Si en las pr¨®ximas semanas se llega a la conclusi¨®n de que Reino Unido tiene m¨¢s que perder que ganar, una posible soluci¨®n ser¨ªa convocar un segundo refer¨¦ndum, medida que tiene un amplio apoyo social. En Dinamarca (1993), y en Irlanda dos veces (2002 y 2009) se organizaron segundos plebiscitos sobre cuestiones europeas que dieron votos positivos tras uno negativo anterior. Por el momento no existe un liderazgo pol¨ªtico dispuesto a fomentar esta iniciativa pero, si el c¨¢lculo de costes es muy elevado, seguramente aparecer¨¢. Aunque tambi¨¦n existen ejemplos en la historia de caminar sendas sabiendo que son equivocadas.
La salida de Reino Unido es problem¨¢tica porque deja muchas cuestiones abiertas, como las reclamaciones por perjuicios. Un principio general de Derecho Internacional dice que quien produce un da?o debe resarcirlo. Esto se aplica incluso en el caso de que el da?o no sea intencional, por ejemplo la contaminaci¨®n transfronteriza. Seg¨²n el Tratado de la Uni¨®n, un Estado miembro puede salir a trav¨¦s de un proceso negociado; la pregunta que se plantea es si acaso debe pagar los posibles da?os que causa esa decisi¨®n. Recientemente, Espa?a ha tenido que defenderse frente a demandas de inversores internacionales por la decisi¨®n soberana de reducir las primas a la energ¨ªa el¨¦ctrica solar. Los inversores que se instalaron en Londres con la expectativa de pertenencia a la Uni¨®n Europea podr¨ªan plantear demandas de ese tipo. Este escenario supondr¨ªa pasar del Brexit al Bripay.
La vuelta de Reino Unido permitir¨ªa negociar de nuevo el acuerdo con la UE de febrero pasado, que ha quedado en el aire
Dos de los m¨¢s importantes socios de Reino Unido, Alemania y Estados Unidos, han afirmado que prefieren su continuidad en la Uni¨®n Europea. A pesar del resultado negativo del refer¨¦ndum, la posici¨®n m¨¢s coherente ser¨ªa mantener el retorno del Reino Unido a la familia europea, el Briturn, a trav¨¦s de los m¨¦todos constitucionales que los brit¨¢nicos elijan, sea otro plebiscito, sea la no presentaci¨®n de la solicitud, u otro cualquiera. Desde Espa?a deber¨ªa sostenerse esa posici¨®n favorable al retorno, por responsabilidad hacia el proyecto de integraci¨®n europea. Aunque puedan preverse algunas ganancias puntuales con la salida, es m¨¢s importante la unidad y la continuidad de la integraci¨®n, con la flexibilidad necesaria. La vuelta de Reino Unido permitir¨ªa negociar de nuevo el acuerdo con la UE de febrero pasado, que ha quedado en el aire, ya que solo hubiera entrado en vigor con un voto positivo en el refer¨¦ndum. Adem¨¢s, el proceso de negociaci¨®n para la salida ser¨ªa una peligrosa fuente de divisiones entre los socios, porque algunos querr¨¢n contentar al m¨¢ximo a Reino Unido (en previsi¨®n de concesiones para ellos) y otros querr¨¢n ser cicateros.
Espa?a deber¨ªa mantener sinceramente el Briturn para hacer una Europa de todos, en el sentido de la historia, inspiradora de otras regiones del mundo e implicada en la resoluci¨®n de problemas graves en el vecindario y en el orden global. Ahora bien, en el caso de que Reino Unido decida seguir hasta el final una opci¨®n de salida, ser¨ªa el momento de plantear una uni¨®n m¨¢s fuerte en Europa entre aquellos miembros que lo deseen. Espa?a deber¨ªa entonces adquirir una mayor conciencia de su responsabilidad internacional. Asimismo, ser¨ªa el momento de ofrecer a Gibraltar un estatuto avanzado dentro de la UE, que podr¨ªa denominarse Gibrin, teniendo en cuenta que la inmensa mayor¨ªa de los gibraltare?os vieron claramente su futuro dentro de la Uni¨®n.
Mart¨ªn Ortega Carcel¨¦n es profesor de Derecho Internacional en la Universidad Complutense de Madrid.
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