Gentrificaciones latinoamericanas
No se hace sino hablar de gentrificaci¨®n. He ah¨ª uno de esos conceptos que est¨¢n exigiendo un poco m¨¢s de delicadeza a la hora de emplearlo, manoseado como est¨¢ para etiquetar todas las din¨¢micas de rehabilitaci¨®n o reforma de barrios o centros urbanos. No se trata de descartarlo como instrumento tanto descriptivo como anal¨ªtico, pero convendr¨ªa utilizarlo con un poco m¨¢s de prudencia. Sabemos que el t¨¦rmino debi¨® utilizarlo por primera vez Ruth Glass en su trabajo sobre la sustituci¨®n de poblaci¨®n que estaban conociendo ciertos barrios de Londres en la d¨¦cada de los 60 y que consist¨ªa en que familias de clase media se instalaban en barrios hasta entonces depauperados del centro de la capital brit¨¢nica. Neil Smith ha seguido la pista de c¨®mo este tipo de din¨¢micas se producen de manera espor¨¢dica en ciudades como Nueva York hasta generalizarse en la d¨¦cada de los 90 y acaban afectando a ciudades hoy de todo el planeta. Ahora bien, lo cierto es que este t¨¦rmino ha acabado sirviendo como denominaci¨®n de origen de procesos urban¨ªsticos y sociales muy diferentes entre s¨ª, tanto por sus circunstancias como por las l¨®gicas que los animan.
El relevo de clase en el vecindario de un sector urbano es un fen¨®meno cada vez m¨¢s frecuente, es cierto, pero puede estar conectado con dimensiones econ¨®micas, pol¨ªtico-institucionales o socio-culturales que son siempre particulares y que est¨¢n pidiendo a gritos una tipificaci¨®n bastante m¨¢s matizada que la de gentrificaci¨®n. Por no hablar del papel que juegan promotores, comerciantes, vecinos, usuarios, industrias culturales... y que implican articulaciones que son tambi¨¦n originales en cada proceso, articulaciones para cuya digresi¨®n ser¨ªa bueno aplicar la sensibilidad con que autores como Pierre Bourdieu han atendido la importancia de los trenzados entre factores socioculturales, econ¨®micos, simb¨®licos, etc., sobre todo porque en definitiva las preferencias en materia residencial son variantes del papel del gusto como mecanismo de clasificaci¨®n social, acaso el asunto central en el pensamiento del soci¨®logo franc¨¦s.
As¨ª, el papel de la variable "clase", que se coincide en considerarlo injustamente como pasado de moda, asume en este tipo de fen¨®menos un lugar central, respecto del cual la constelaci¨®n de factores clave puede ser amplia. Por ejemplo, puede intervenir la valoraci¨®n creciente de la mixtura social y ¨¦tnica que est¨¢ en la base de la puesta en valor de ciertos barrios; o el atractivo de zonas que tienen un estatuto simb¨®lico asociado a la clase obrera y que son codiciadas por clases medias con mala conciencia social. Por no hablar del papel gentrificador de ciertas formas de ocio o de consumo. O el que juegan sectores alternativos o incluso hasta hace poco marginales, lo que hace que la presencia, por ejemplo, de locales de ambiente homosexual o de casas "okupadas" pueda convertirse en fuente de prestigio para una zona y por tanto de revalorizaci¨®n. O el papel de los colectivos de artistas o de miembros de la llamada "clase creativa". Incluso una cierta mala reputaci¨®n puede ser un factor de atracci¨®n para un barrio, que pasa a ser codiciado por su imaginario canalla.
Lo importante es que se entienda que eso que llamamos gentrificaci¨®n implica el concurso y la articulaci¨®n de estrategias residenciales e inmobiliarias que deben ser consideradas a partir de la singularidad de cada caso, por mucho que el marco determinante sea, en ¨²ltima instancia, grandes din¨¢micas urban¨ªsticas que afectan a ciudades y regiones, incluso a pa¨ªses, y de los que el contexto de referencia puede llegar a ser mundial, como hemos visto que ha estado pasando en una ¨²ltima etapa con los efectos de la crisis econ¨®mica.
Estas consideraciones sobre el uso acr¨ªtico del concepto de gentrificaci¨®n vienen a cuento a prop¨®sito de la aparici¨®n de un libro bien ilustrativo de esa necesidad de definir mejor ese tipo de procesos que son a la vez urban¨ªsticos, inmobiliarios y, por supuesto, sociales. Se trata del volumen en que se recogen las intervenciones en unas jornadas celebradas en 2014 en el Instituto de Geograf¨ªa de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico y que aparece bajo el t¨ªtulo Perspectivas de estudio de la gentrificaci¨®n en M¨¦xico y Latinoam¨¦rica (UNAM, 2015), resultado del trabajo compilador de Ib¨¢n D¨ªaz, Victor Delgadillo y Luis Salinas.
En el libro se recoge una buena muestra de la versatilidad de este tipo de fen¨®menos. As¨ª, nos encontramos con la gentrificaci¨®n impulsada y gestionada por la propia Administraci¨®n en barrios bonaerenses como La Boca, San Telmo, Barracas...; el papel del ej¨¦rcito en la "preparaci¨®n" para los fastos ol¨ªmpicos de favelas como Santa Marta, Cantagalo y Vidigal, en Rio de Janeiro; el lugar clave otorgado a las pol¨ªticas de patrimonializaci¨®n en el caso del centro hist¨®rico de Lima, o del turismo en el barrio de Getseman¨ª, en Cartagena de Indias; las iniciativas en orden a generar espacios p¨²blicos "de calidad", como en el caso de la zona de la Alameda, en Ciudad de M¨¦xico; las pol¨ªticas estatales de promoci¨®n inmobiliaria en el barrio Yungay, en el centro de Santiago de Chile...
Toda una colecci¨®n de estudios de caso que muestra la complejidad y diversidad de situaciones urbanas que puede cobijar un concepto, gentrificaci¨®n, de cuyos efectos simplificadores deber¨ªamos mantenernos alejados.
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