Por qu¨¦ la cerveza industrial es igual de buena que la artesana
Repasamos las peculiaridades de esta bebida que forma parte, m¨¢s que ninguna otra, de nuestro d¨ªa a d¨ªa. ?Cu¨¢ndo surgi¨®? ?Cu¨¢les son las mejores marcas?
No hace ni dos semanas que habl¨¢bamos del tinto de verano y sus virtudes cuando ?z¨¢s! nos sorprende el D¨ªa Internacional de la Cerveza. Y es que la cerveza es objeto de culto en muchos pa¨ªses, brebaje milenario que ha escrito las p¨¢ginas de la historia de muchas culturas. Con cerveza se ha comerciado, se han hecho conciertos, ha forjado muchas parejas en las horas felices y las barras libres. ?Por qu¨¦ ha marcado tanto nuestras vidas? ?Por qu¨¦ todo el mundo se empe?a en saber tanto de cervezas? ?Qu¨¦ le pasa al mundo?
Gran protagonista del d¨ªa a d¨ªa
La cerveza ha sido el sello de muchos momentos de nuestra vida que casi hacemos pasar desapercibidos. Con la cerveza aprendimos a beber en vasos de pl¨¢stico de un litro, cuando en casi todos los pubs y las discotecas a¨²n se serv¨ªa cerveza de barril. Siempre ha sido la bebida favorita por todo el mundo en los conciertos; algo tan evidente que ha hecho que muchas empresas cerveceras se hayan convertido en los grandes patrocinadores de eventos musicales de todo tipo. Adem¨¢s con la cerveza se ha experimentado de todo. Han sacado una para runners con prote¨ªnas, otra con sabor pizza e incluso algunas con sabores que mejor no describir.
Por otra parte (y junto con el vino), es posiblemente la bebida m¨¢s sociabilizadora de nuestro pa¨ªs. Cuando quedamos para tomar el aperitivo nos vamos de ca?as, o cuando quedamos a media tarde. Es la bebida preferida para un afterwork despu¨¦s de una jornada de trabajo en la que quisieras convertir la cabeza de tu jefe en pasto para avestruces. Porque la cerveza fresquita, aunque sea en invierno, es bien recibida cuando estamos con nuestros colegas, con familia que hace tiempo que no ves o incluso flirteando en un pub.
Conocimos a Homer Simpson, y no s¨®lo por las rosquillas. Nos sumergimos en la leyenda urbana de que la cerveza quita las resacas, cuando realmente lo que quer¨ªamos es buscar un elixir que aplacase esa sed insufrible.
Y, por supuesto, nadie bebe la cerveza igual. El bebedor de ca?a no es el mismo que el bebedor de jarra y, obviamente, est¨¢n a a?os luz del bebedor de botella. Los asiduos al botell¨ªn (o botijo, o quinto...) o al tercio (o mediana, o medias,...) solemos rechazar vaso, porque la cerveza en vaso NO nos sabe igual. Del mismo modo que el bebedor de vaso opina lo contrario. El caso es que cuando vamos a un concierto y nos dan un vaso de pl¨¢stico, nadie le hace feos y todos tan contentos
No m¨¢s discursos Amish sobre cerveza, por favor
Se dice que la cerveza la inventaron los egipcios, cinco mil a?os antes de Cristo; porque ellos, que eran mucho m¨¢s cient¨ªficos de lo que pensamos, consiguieron fermentar ciertos cereales y producir algunas bebidas alcoh¨®licas. Y aunque no est¨¢ del todo comprobado que la inventaron ellos, el caso es que los egipcios si consiguieron transmitir al mundo la preciada receta. De ah¨ª a los romanos y los griegos, los pueblos germ¨¢nicos y el asentamiento de la cerveza tradicional artesana en la Edad Media, con el descubrimiento del amargor del l¨²pulo. Y es en estos dos ¨²ltimos siglos cuando hemos vivido la explosi¨®n de la cerveza industrial, la aparici¨®n del barril de metal y la lata. Y cuando la cerveza industrial lo copaba todo, se reaviva el fuego de la artesana que, por otra parte, jam¨¢s se hab¨ªa extinguido. Y a¨²n hay quien no se entera.
La cerveza artesana est¨¢ muy de moda y ya empieza a ser un incordio tener que soportar a tanto erudito
Aunque parezca mentira, todav¨ªa hay quien a¨²n compara la cerveza artesana con la cerveza industrial. Pues hacer eso es como comparar un marmitako con un plato de altramuces; ambos est¨¢n ricos, pero pertenecen a diferentes momentos gastron¨®micos. La cerveza artesana est¨¢ muy de moda en estos ¨²ltimos a?os. Y mola mucho, pero est¨¢ casi tan de moda que ya empieza a ser un incordio tener que soportar a tanto erudito de la cerveza artesana. Los circulos hipster de la cerveza artesana se han convertido en una especie de club de los primeros cu?ados, un grupo de iluminati que saben m¨¢s de marcas de cerveza artesana que de novelistas del siglo XX. Ellos van a todas las catas del mundo, decoran sus salones con botellas a modo de trofeo y trollean a todos los amantes de la cerveza industrial a todas horas. ?No m¨¢s discursos amish sobre el origen natural de la cerveza, por favor! Es agotador.
Una cerveza artesana no tiene que ser ni mejor ni peor que una industrial. Simplemente son dos cosas distintas. La primera es una bebida natural producida a partir de la fermentaci¨®n de un mosto de cereales. La segunda, se basa en esa f¨®rmula para crear un refresco. Porque s¨ª, se?ores, la cerveza industrial es un refresco; posiblemente el mejor refresco inventado del mundo. No tengan miedo de llamarlo as¨ª. Un refresco que se filtra, se pasteuriza y se gasifica; como todos los refrescos. Porque no s¨¦ ustedes, pero no a todo el mundo le agrada encontrarse restos en el fondo de la botella. Una cerveza artesana es perfecta como maridaje en determinadas situaciones, suplantando a cualquier vino que se tercie; o incluso como postre; mientras que la cerveza industrial, como refresco que es, supone el aperitivo perfecto en cualquier situaci¨®n. De hecho, llena much¨ªsimo menos que la artesana y es infinitamente m¨¢s refrescante.
Por otra parte, decir que la cerveza artesana es un producto de infinita calidad frente a la industrial es una bobada como la copa de un pino. Las cervezas de mala calidad las hay tanto artesanas como industriales. La cuesti¨®n real que determina la calidad de una cerveza, sea artesana o industrial, es la calidad de la materia prima que se emplea; eso y el rigor en el proceso de producci¨®n y, por supuesto, la dedicaci¨®n. Hay cervezas artesanas que son verdaderos bodrios indigestos; mientras que las cervezas industriales, cada vez compiten con m¨¢s ferocidad por su alta calidad. Y viceversa. Ya va siendo hora de poner cada cosa en su sitio. S¨ª a maravillas como Chamber¨ª de Cervezas Madriz o la Negra Marinera de Mustache, artesanas de calidad fabulosa; pero tambi¨¦n s¨ª a marcas industriales por su calidad. No s¨®lo lo dice el paladar.
Por fin, podemos elegir bar
Mientras que la cerveza artesana, probablemente, tendr¨¢ un punto de inflexi¨®n y comenzar¨¢ a diluirse en un futuro no muy lejano, estoy convencido que enterrar a la cerveza industrial va a costar otra pir¨¢mide de Keops. La cerveza industrial, la del bar de toda la vida, ha decidido estos ¨²ltimos a?os renovarse y romper ese mapa geogr¨¢fico tan absurdo, multiplicando la oferta.
Pasamos por un buen momento para la cerveza industrial
Hace apenas dos meses, la OCU? sorprend¨ªa al mundo determinando con un informe las dos cervezas rubias estilo Lager de mejor calidad: Ambar y Estrella Galicia. Al parecer a la OCU, que no le ponen tantas pegas en los laboratorios como nos ponen a los periodistas gastron¨®micos, tras analizar resultados y degustar con expertos, llega a la conclusi¨®n de que esas dos marcas, junto con un par de marcas blancas, son las de mayor calidad del mercado; y que ninguna fabricada en Espa?a suspende el ex¨¢men. Pasamos por un buen momento para la cerveza industrial. Y de aqu¨ª se sacan varias lecturas. Por un lado empezamos a tomarnos en serio a la cerveza Ambar, que ya se apunta al universo de degustaciones y apuesta incluso por una variedad de cerveza negra que no est¨¢ nada mal.
Pero sin duda, la OCU ratifica el porqu¨¦ del ¨¦xito de cervezas como Estrella Galicia. Nos la encontramos en todas partes y se ha convertido en la nueva cerveza joven, desbancando incluso a otras grandes intocables. Es posible que el exitazo de Estrella Galicia haya impulsado a otras grandes como Cruzcampo a renovarse, que ahora ha sacado la Cruzial, con un poco m¨¢s de graduaci¨®n y que apunta maneras (igual para que no pensemos que tiene a Heineken de la mano). Y mientras el panorama se convierte en una secuela de Gladiator, cl¨¢sicas como Amstel o San Miguel siguen pasando sin pena ni gloria por las barras de cada bar.
Lo que de verdad mola es que las ciudades han dejado de ser feudos de unas pocas marcas y empezamos a ver un poco de variedad. Madrid deja de ser Mahou, Andaluc¨ªa de ser Cruzcampo, Galicia de ser Estrella y San Miguel ya no siempre triunfa por donde vaya. Lo importante es que est¨¦ bien fr¨ªa y que nos quite este calor.
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