As¨ª se miden las pruebas m¨¢s disputadas del mundo
Cada segundo es oro en los Juegos Ol¨ªmpicos. Por eso Omega es su cronometrador oficial desde 1932
Thomas Edward, atleta de Colorado (EE UU), gan¨® la prueba de los 100 metros en los Juegos Ol¨ªmpicos de 1932, celebrados en Los ?ngeles. Podr¨ªa ser un dato semiolvidado m¨¢s si no fuera porque la decisi¨®n de que ocupara el puesto m¨¢s alto del podio no la tom¨® una fila de jueces, como era habitual, sino la c¨¢mara photo finish y unos cronometradores autom¨¢ticos: era la primera vez que se utilizaban en las pistas de atletismo.
?Qui¨¦n se dedic¨® a construir esos cachivaches tecnol¨®gicos capaces de medir los tiempos de los atletas con mayor precisi¨®n que el ojo de un ¨¢guila? La respuesta es Omega, hasta ese momento reconocida marca de cron¨®grafos y otros relojes, pero que en 1932 fue nombrada por el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional cronometrador oficial de sus pruebas. A partir de entonces, la marca tuvo que esforzarse por innovar en sus artefactos al ritmo de la evoluci¨®n de los atletas. A medida que estos se hac¨ªan m¨¢s r¨¢pidos y m¨¢s fuertes en todas las disciplinas, Omega ten¨ªa que ser capaz de registrar los tiempos con una exactitud cada vez m¨¢s afilada.
Cuatro a?os despu¨¦s, en los Juegos Ol¨ªmpicos de Berl¨ªn, el maestro relojero Paul-Louis Guignard llev¨® 185 cron¨®grafos Omega en una maleta desde la manufactura de la casa en Bienne (Suiza). Estas eficientes m¨¢quinas dieron fe de las cuatro medallas de oro que se embols¨® el gran atleta estadounidense Jesse Owens. Pero la primera revoluci¨®n lleg¨® con los Juegos de Londres, en 1946, cuando Omega incorpor¨® una c¨¦lula fotoel¨¦ctrica a una c¨¢mara de photo finish que, adem¨¢s, serv¨ªa para medir los tiempos de cualquier tipo de deporte (despu¨¦s, perfeccion¨® el aparato y lo bautiz¨® como Race Finish Recording). Ya en plena era del cuarzo y la electr¨®nica, cre¨® la Omega Time Recorder, una m¨¢quina que permit¨ªa imprimir en un rollo de papel el orden de llegada de los atletas, para que no hubiera ninguna duda de qui¨¦n hab¨ªa cruzado primero la l¨ªnea de meta.
A partir de aqu¨ª, las mejoras tecnol¨®gicas se han sucedido a ritmo vertiginoso. En 1961, fuera del marco de los Juegos, se lanz¨® el Omegascope, que introduc¨ªa el concepto de tiempo real en las retransmisiones deportivas al sobreimpresionar el cron¨®metro en funcionamiento en la pantalla del televisor.
En 1968, en los Juegos de M¨¦xico (Espa?a no obtuvo ni una sola medalla, a excepci¨®n de una primera posici¨®n en pelota vasca, deporte de exhibici¨®n), Omega introdujo el Photoprinter, que ayud¨® a conocer los resultados instant¨¢neamente. M¨¢s proezas: la casa instal¨® altavoces tras cada calle de la pista de atletismo para que los atletas reaccionaran sin retraso al pistoletazo de salida, y quedara claro si alguno hab¨ªa arrancado antes de tiempo. Otra vez en Los ?ngeles, pero ya en 1984, apareci¨® una nueva photo finish con im¨¢genes en color que, adem¨¢s, se pod¨ªa imprimir al instante, as¨ª cada atleta pod¨ªa saber qu¨¦ hab¨ªa sido de lo suyo (¡°ostras, ?he quedado tercero?¡±). El af¨¢n por medir tiempos de Omega permiti¨® saber que el campe¨®n de los 100 metros en los Juegos de Atlanta fue el jamaicano Donovan Bailey, tan s¨®lo cinco cent¨¦simas de segundo por delante del namibio Frankie Fredericks, el ¨²nico medallista de la historia de aquel pa¨ªs.
La misma obsesi¨®n de los investigadores de Omega por saber qui¨¦n ha ganado en una prueba de velocidad hay que aplicarla al resto de disciplinas: jabalina, martillo, disco, salto¡ y, claro, nataci¨®n, como ya hemos dicho, deporte fundamental en el devenir de la relaci¨®n entre la marca y el deporte. En Londres 2012, un v¨ªdeo de alta velocidad de Omega determin¨® que la final de los 200 metros mariposa la hab¨ªa ganado el sudafricano Chad Le Clos, cuando todo el mundo daba por hecho el triunfo de Michael Phelps (por 51 cent¨¦simas de segundo). Ahora, en los Juegos Ol¨ªmpicos de R¨ªo de Janeiro, las innovaciones tecnol¨®gicas de Omega siguen ah¨ª, f¨¦rreas. Un ojo que todo lo ve llamado c¨¢mara Myria, dotado de un esc¨¢ner, no deja ni un mil¨ªmetro ni un segundo sueltos; nuevos marcadores para el golf que miden al segundo la fuerza de la pegada, la distancia y la posici¨®n; innovadoras c¨¦lulas fotoel¨¦ctricas para analizar la llegada en las pruebas de atletismo y un nuevo sistema de detecci¨®n de salida falsa. S¨ª, como se suele decir, estamos vigilados.
La presencia de Omega en los Juegos Ol¨ªmpicos no se limita a proporcionar instrumentos de medici¨®n, sino tambi¨¦n a Omega House, un espacio que acoge eventos y fiestas. Uno de sus invitados m¨¢s ilustres ha sido el astronauta Buzz Aldrin, que viaj¨® a la Luna en 1969 con un Omega Seamaster en la mu?eca, y que visit¨® Omega House, en Rio, el pasado mi¨¦rcoles 10 de agosto. ¡°O exploramos o desaparecemos¡±, coment¨® a prop¨®sito del esp¨ªritu de superaci¨®n y exigencia que muestran los atletas que est¨¢n disputando las medallas m¨¢s codiciadas del mundo en la ciudad brasile?a.
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