La ausencia del PSOE
El silencio del liderazgo socialista solo puede explicarse por la falta de ideas
![El portavoz del Grupo Socialista, Antonio Hernando, el viernes en el Congreso.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NIYUDHDVWH7SOWNTUFDIG37LT4.jpg?auth=d7d04d17253e6c6eeb02a23c10d98043c8c49dc871eca26c282b4f1624689bff&width=414)
Tiene raz¨®n Pedro S¨¢nchez cuando dice que tiene el mandato del comit¨¦ federal del PSOE de votar no a la investidura de Mariano Rajoy. Pero tambi¨¦n tienen raz¨®n los expresidentes Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero al pedir un debate interno entre los socialistas para decidir si se quiere pasar a la oposici¨®n en esta legislatura o forzar unas terceras elecciones generales en diciembre. Y la respuesta est¨¢ clara: el PSOE no puede ser el responsable de un bloqueo que vuelva a trasladar a los espa?oles una responsabilidad que corresponde a los diputados elegidos el pasado 26 de junio.
Cuando el comit¨¦ federal del PSOE acord¨® por unanimidad oponerse a la investidura de Rajoy, el PP contaba con tan solo 137 esca?os para someterse a la votaci¨®n. Sin embargo, en las ¨²ltimas semanas han ocurrido al menos dos hechos que modifican notablemente la situaci¨®n pol¨ªtica en Espa?a. El primero de ellos fue la decisi¨®n del Parlamento de Catalu?a de avanzar en la hoja de ruta hacia la secesi¨®n, impulsada, entre otros, por la antigua CDC. Por si no sobraban ya evidencias de la voluntad rupturista de ese partido, este paso impide cualquier tipo de di¨¢logo con los independentistas catalanes, a los que S¨¢nchez sit¨²a entre ¡°las derechas¡± con las que Rajoy deber¨ªa pactar. Al mismo tiempo, tras esa decisi¨®n, ha acabado por esfumarse la inquietante opci¨®n de buscar votos entre la izquierda populista y los nacionalistas para conseguir una investidura del l¨ªder socialista.
En segundo lugar, Albert Rivera anunci¨® la semana pasada la posibilidad de cambiar su abstenci¨®n por el voto positivo a Rajoy, siempre y cuando se cumplan siete condiciones, una propuesta que analizar¨¢n los populares el mi¨¦rcoles en su ejecutiva. Si, como parece, el PP acepta esas condiciones y se inician las negociaciones formales con Ciudadanos, Rajoy contar¨ªa con 169 votos positivos, a los que habr¨ªa que a?adir uno m¨¢s de Coalici¨®n Canaria. Una situaci¨®n completamente distinta que requerir¨ªa 11 abstenciones para que se formara Gobierno tras 10 meses de interinidad.
En estas circunstancias, al PSOE le corresponde hacer pol¨ªtica. Ha llegado el momento de pronunciarse y ya no cabe seguir arrastrando los pies de forma irresponsable. Rivera ha explicado en un art¨ªculo en este peri¨®dico que no pretende gobernar con Rajoy y que preferir¨ªa colaborar con los socialistas en la oposici¨®n para introducir los cambios que tan urgentemente requiere Espa?a. El PSOE ha despreciado esa oferta de forma incomprensible. S¨¢nchez deber¨ªa convocar una reuni¨®n urgente del comit¨¦ federal para debatir las opciones que existen y tomar una decisi¨®n que permita romper el bloqueo y recuperar la normalidad institucional en Espa?a.
Los principales l¨ªderes socialistas han entrado en un silencio c¨®mplice e igualmente irresponsable desde hace varias semanas. Parece que nadie quiere romper el fuego para no ser acusado, cuando se celebre el pr¨®ximo congreso del PSOE, de haber mantenido a Rajoy en La Moncloa. Una actitud tacticista y personalista (ni siquiera partidista) muy lejana de la vocaci¨®n de partido de Estado que siempre han tenido los socialistas.
Urge el debate interno y urge un cambio de postura en el PSOE. Abstenerse no es apoyar un Gobierno de Rajoy, sino permitir la gobernabilidad y pasar a la oposici¨®n (lugar donde los espa?oles han situado a los socialistas) para iniciar desde all¨ª la reconstrucci¨®n del partido con una buena gesti¨®n como principal partido opositor. Si la abstenci¨®n es con condiciones o sin ellas, es algo que tienen que debatir entre ellos. Ambas opciones tienen sus pros y sus contras. Pero la peor opci¨®n de todas es este silencio suicida que condena al PSOE inexorablemente a la irrelevancia.
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