Las abejas silvestres tambi¨¦n sufren los efectos de los modernos plaguicidas
A medida que se extend¨ªan los neonicotinoides se ha producido un declive de los polinizadores
No solo las abejas dom¨¦sticas (Apis mellifera) sufren la acci¨®n de los modernos plaguicidas. Los neonicotinoides, que se aplican a las semillas ya antes de sembrarlas, tambi¨¦n estar¨ªan reduciendo las poblaciones de decenas de especies de abejas silvestres. Esa es la principal conclusi¨®n de una investigaci¨®n que ha abarcado toda Inglaterra durante casi dos d¨¦cadas.
Ya hay muchos estudios que vinculan el declive de las abejas con el uso de los neonicotinoides. Pero la mayor¨ªa de estas investigaciones se hab¨ªan realizado en el laboratorio o en terrenos acotados de unas cuantas hect¨¢reas. Adem¨¢s, casi siempre se han centrado en la A. mellifera o en los abejorros comunes.
Lo que ha hecho un grupo de bi¨®logos brit¨¢nicos ha sido mucho m¨¢s ambicioso: han seguido la evoluci¨®n de las poblaciones de 62 especies silvestres de polinizadores durante 18 a?os en Inglaterra y Gales. Para ellos usaron los campos dedicados al cultivo de colza. Tomaron como punto de partida el a?o 2002, cuando empezaron a comercializarse en Reino Unido las semillas de colza tratadas con alguno de los tres neonicotinoides autorizados por entonces. Hoy, la gran mayor¨ªa de las 650.000 hect¨¢reas de esta planta oleaginosa est¨¢n sembradas con semillas tratadas con plaguicidas, lo que ofrece una muestra enorme.
Varias de las especies de abejas silvestres han reducido sus poblaciones en m¨¢s de un 20%?
Desde 2002, los investigadores viajaron hacia atr¨¢s, hasta 1994, para estimar las poblaciones que hab¨ªa a?os antes de la llegada de los plaguicidas sist¨¦micos, que se extienden por toda la planta a medida que crece, incluidas sus flores, n¨¦ctar y polen. Despu¨¦s avanzaron en el tiempo siguiendo en paralelo la expansi¨®n de los neonicotinoides y los avatares de las poblaciones de polinizadores durante m¨¢s de una d¨¦cada. En 2013, la Uni¨®n Europea prohibi¨® el uso de estos compuestos temporalmente, una prohibici¨®n que debe revisar este a?o.
Los cient¨ªficos no visitaron las 654.000 hect¨¢reas de colza que hab¨ªa en Inglaterra y Gales ni contaron las abejas una a una. Para saber su evoluci¨®n, recurrieron a los datos generados por la Sociedad para el Registro de Abejas, Avispas y Hormigas (BWARS por sus siglas en ingl¨¦s). Esta organizaci¨®n, en la que colaboran m¨¢s de 500 entom¨®logos, lleva desde 1964, reuniendo informaci¨®n sobre estos himen¨®pteros, como su distribuci¨®n o su densidad de poblaci¨®n. El estudio se basa en 31.818 muestras realizadas en m¨¢s de 4.000 Km2, aproximadamente el 3% de la superficie de toda Inglaterra.
El estudio, publicado en Nature Communications, muestra que casi todas las especies de abejas y abejorros silvestres han visto reducidas sus poblaciones desde que empezaron a usarse los neonicotinoides. Pero lo que lleva a los autores del estudio a defender la conexi¨®n de estos insecticidas con la muerte de los insectos es que el declive se triplica en el caso de las especies que tienen a la flor de la colza como ingrediente principal de su dieta. Cinco especies, entre las que est¨¢ la Halictus tumulorum y la Osmia spinulosa, han reducido su distribuci¨®n en m¨¢s de un 20% en la d¨¦cada posterior a la llegada de estos plaguicidas sist¨¦micos. Otras 24 especies habr¨ªan perdido el 10% o m¨¢s.
"Al ser un cultivo con floraci¨®n, la colza es beneficiosa para los insectos polinizadores", recuerda en una nota el bi¨®logo Ben Woodcock, coautor del estudio. De hecho, Woodcock y sus colegas del Centro para la Ecolog¨ªa y la Hidrolog¨ªa del NERC, una instituci¨®n brit¨¢nica de apoyo a la ciencia, comprobaron que algunas especies se hab¨ªan visto beneficiadas por la proliferaci¨®n de los campos amarillos de colza. "Sin embargo, este beneficio es m¨¢s que neutralizado por el efecto de las semillas tratadas con neonicotinoides sobre un amplio grupo de especies de abejas silvestres", a?ade.
Sin embargo, Woodcock no cree que los modernos plaguicidas sean los ¨²nicos responsables del declive de las abejas. Los neonicotinoides son solo un ingrediente m¨¢s del c¨®ctel que est¨¢ acabando con los polinizadores. Un c¨®ctel que incluye agentes end¨®genos, como ¨¢caros y virus, y actores globales como la fragmentaci¨®n del h¨¢bitat, el monocultivo floral o el cambio clim¨¢tico.
En cuanto a la prohibici¨®n vigente sobre el uso de estos plaguicidas en Europa, Woodcock reconoce que es un asunto delicado: "Aunque hay pruebas de que los neonicotinoides est¨¢n afectando a las abejas, no hay que olvidar que para muchos cultivos vas a necesitar alg¨²n sistema de control de las plagas. Solo porque suspendas los neonicotinoides, eso no significa que se dejen de usar pesticidas. Sea lo que sea que usen los agricultores para controlar las plagas para asegurar nuestra alimentaci¨®n probablemente tenga un impacto y un impacto no solo sobre las abejas".
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