C¨®mo el mismo m¨¦dico al que Guardiola humill¨® consigui¨® salvar a Bolt
Doctor cuestionado y exc¨¦ntrico, Guardiola provoc¨® su dimisi¨®n tras 37 a?os en el Bayern. Ahora, el m¨¦dico saca pecho despu¨¦s de sanar 'in extremis' a Usain para triunfar en R¨ªo
La historia da para una estupenda serie de culto. Un drama deportivo, m¨¦dico y medi¨¢tico, a medio camino entre The Knick, Friday night lights y Ray Donovan. La protagonizar¨ªa un veterano profesional de la medicina, un genio heterodoxo y exc¨¦ntrico que lleva m¨¢s de tres decenios trabajando para un gran club de f¨²tbol europeo. En el primer cap¨ªtulo, irrumpe un reci¨¦n llegado, un joven entrenador de inmenso prestigio, que se enfrenta al m¨¦dico, cuestiona sus m¨¦todos y acaba forzando su renuncia. La redenci¨®n final llega de la mano de un atleta caribe?o con problemas f¨ªsicos que el doctor resuelve de manera milagrosa, aplicando contra el reloj un tratamiento experimental que permite al deportista recuperarse a tiempo para ponerle el broche de oro a su formidable carrera en los Juegos de R¨ªo.
Los tres protagonistas de esa historia de ca¨ªda y auge basada en hechos reales, el doctor, el entrenador y el atleta, son Hans-Wilhelm M¨¹ller-Wohlfahrt (tambi¨¦n conocido por sus iniciales, HWMW), Josep Guardiola y Usain Bolt. Es decir, el hombre que fue responsable durante 37 a?os de los servicios m¨¦dicos del Bayern de M¨²nich, el entrenador que le responsabiliz¨® de la ins¨®lita plaga de lesiones que sufri¨® el equipo entre 2014 y los primeros meses de 2015, y la leyenda del atletismo que se puso en manos del galeno genial para que le ayudase a seguir haciendo historia del deporte.
Esta vez no ha trascendido qu¨¦ revolucionaria t¨¦cnica aplic¨® el doctor alem¨¢n para la ag¨®nica puesta a punto del muslo del jamaicano. Bolt habla de ¡°las manos m¨¢gicas de un hombre sabio¡±. Guardiola no est¨¢ de acuerdo
A mediados de junio todo parec¨ªa perdido. Usain Bolt sufr¨ªa un persistente dolor en el muslo, consecuencia, seg¨²n los m¨¦dicos, de un bloqueo en la articulaci¨®n sacroil¨ªaca. Eso le imped¨ªa moverse con naturalidad y le creaba una persistente presi¨®n en rodilla y tobillo. Las molestias no hab¨ªan remitido con un tratamiento conservador. Bolt llevaba varias semanas descansando en sus residencias de Kingston y Londres, recibiendo masajes en la articulaci¨®n da?ada, correteando descalzo por la hierba, rez¨¢ndole a los dioses del deporte. El atleta jamaicano corr¨ªa serio riesgo de no poder participar en sus terceros Juegos Ol¨ªmpicos, los de R¨ªo de Janeiro.
Pocos d¨ªas despu¨¦s, la federaci¨®n jamaicana confirmaba la inscripci¨®n de Bolt en las pruebas de 100, 200 y 4x100 relevos de los Juegos Ol¨ªmpicos de R¨ªo. Uno de los principales rivales del caribe?o, el veterano velocista norteamericano Justin Gatlin se apresuraba a declarar: ¡°Bolt estar¨¢ en R¨ªo, no me cabe la menor duda. Ya hemos vivido este culebr¨®n antes. Se lesiona a falta de pocos d¨ªas para un Mundial o una Olimpiada pero al final acaba participando. Y gana, claro¡±.
Enzarzado de nuevo en el culebr¨®n de todos los veranos, Bolt, un hombre de talento excepcional y gen¨¦tica privilegiada pero muy propenso a sufrir lesiones musculares, se puso de nuevo en manos del doctor alem¨¢n que lleva trat¨¢ndole desde que ten¨ªa 16 a?os. Esta vez, no ha trascendido qu¨¦ revolucionaria t¨¦cnica aplic¨® HWMW para la ag¨®nica puesta a punto del muslo del jamaicano. Bolt habla de ¡°las manos m¨¢gicas de un hombre sabio¡±.
Pero si algo ha hecho c¨¦lebre a M¨¹ller-Wohlfahrt es el uso casi sistem¨¢tico de t¨¦cnicas experimentales como las infiltraciones de ¨¢cido hialur¨®nico (utilizado como tratamiento contra la artritis reumatoide) o inyecciones de extracto de miel e incluso sangre de ternera y cabra. Todo, combinado con el uso de un arsenal homeop¨¢tico cuya eficacia cuestionan muchos especialistas, lo que el jugador de f¨²tbol Franck Rib¨¦ry, paciente de HWMW, llama ¡°los potingues del buen doctor¡±.
La manzana de la discordia entre Josep Guardiola y HWMW no fueron ni el ¨¢cido hialur¨®nico ni las inyecciones de sangre de cabra. Fue la rodilla de Thiago Alc¨¢ntara. La primera vez que el joven jugador hispano-brasile?o se lesion¨® de gravedad, Guardiola, que hasta entonces parec¨ªa tener una magn¨ªfica opini¨®n del jefe de los servicios m¨¦dicos del Bayern, cuya trayectoria como "doctor milagro" conoc¨ªa de sobras, insisti¨® en que fuese tratado en Barcelona por el doctor Ramon Cugat.
Alc¨¢ntara recibi¨® inyecciones de cortisona, un tratamiento conservador que, en apariencia, dio buenos resultados. Sin embargo, cuando el menudo y talentoso centrocampista sufri¨® dos reca¨ªdas casi inmediatas, a cu¨¢l m¨¢s grave, Guardiola se vio obligado a reconocer en p¨²blico que la decisi¨®n de tratarle en Barcelona y no dejarle en manos del equipo de HWMW hab¨ªa sido suya, de nadie m¨¢s, y se hab¨ªa revelado como un error.
El momento en el que Guardiola aplaude ir¨®nicamente (y muy enfadado) al doctor?Hans-Wilhelm.
Este primer desencuentro, agravado por la negativa del prestigioso m¨¦dico a estar presente en la ciudad deportiva del club (los jugadores con problemas f¨ªsicos eran los que se deb¨ªan desplazarse su consulta, en el centro de Munich, algo que Guardiola nunca entendi¨®), acab¨® convirti¨¦ndose en un guerra larvada pero sin cuartel.
El par de batallas decisivas se disputaron en abril de 2015. La primera, en Oporto, en la ida de los cuartos de final de la Champions League. Ese d¨ªa, el Bayern de M¨²nich se present¨® en la ciudad del norte de Portugal con ocho bajas por lesi¨®n, despleg¨® su habitual f¨²tbol preciosista y de alta escuela y fue fulminado al contraataque. 3 a 1. Una derrota dif¨ªcil de digerir y que Guardiola, en un rueda de prensa rica en cargas de profundidad, pareci¨® atribuir a las m¨¢s de 30 lesiones de gravedad que la plantilla hab¨ªa sufrido en menos de dos a?os.
Genio heterodoxo y exc¨¦ntrico, lo que ha hecho c¨¦lebre a M¨¹ller-Wohlfahrt es el uso de t¨¦cnicas experimentales como inyecciones de extracto de miel e incluso sangre de cabra. Una eficacia que cuestionan muchos especialistas. Franck Rib¨¦ry lo lama ¡°los potingues del buen doctor¡±
Pocos d¨ªas despu¨¦s, en campo del Bayern Leverkusen, el central marroqu¨ª Mehdi Benatia se retiraba lesionado, para consternaci¨®n de Guardiola. El entrenador catal¨¢n, en un gesto in¨¦dito, se dirigi¨® a la parte del banquillo de su equipo en que se sentaban m¨¦dicos y fisioterapeutas para dedicarles unos sarc¨¢sticos aplausos. Pocos d¨ªas despu¨¦s, HWMW presentaba su dimisi¨®n sin dar m¨¢s explicaciones de las estrictamente imprescindibles. 37 a?os de f¨¦rtil relaci¨®n con el club bien merec¨ªan un cierto voto de silencio. Josep Guardiola, presunto vencedor en un pulso cuyas verdaderas claves permanecen ocultas, quiso zanjar la pol¨¦mica con una frase escueta y elegante: ¡°Se trata de un gran profesional, lamento mucho que se vaya¡±.
Volvemos a R¨ªo de Janeiro, un a?o y medio despu¨¦s de la tormenta en un vaso de agua de Oporto y Leverkusen. Usain Bolt, tal y como barruntaba Gatlin, ha vuelto a llegar puntual a la cita con su sue?o. La magia blanca del galeno alem¨¢n le ha ayudado a Bolt a estar hoy en R¨ªo llen¨¢ndose de oros.
Lo cierto es que llueve sobre mojado. El atleta ya protagoniz¨® una recuperaci¨®n contra pron¨®stico en verano de 2012, en v¨ªsperas de los Juegos de Pek¨ªn. Las manos m¨¢gicas del buen doctor ya jugaron un papel decisivo por entonces. Y Bolt se lo agradeci¨® nada m¨¢s bajarse del podio: ¡°Estas medallas son en parte suyas. ?l es mi arma secreta, mi m¨¦dico y mi amigo¡±.
HWMW, un se?or saj¨®n de 74 a?os con consulta en Munich desde los a?os 70, mantuvo entonces un perfil bajo, y lo m¨¢s probable es que vuelva a mantenerlo ahora. Karl-Heinz Rummenigge, presidente del Bayern y paciente suyo desde que era futbolista en activo, ya se apresur¨® a abrirle de nuevo las puertas del club en primavera de este a?o, poco despu¨¦s de que Josep Guardiola confirmase su fichaje por el Manchester City.
No es probable que HWMW, hombre discreto y gentil pero orgulloso en opini¨®n de los que presumen de conocerlo, recoja el guante. No pasar¨¢ factura, pero tampoco pasar¨¢ p¨¢gina. No necesita al Bayern de M¨²nich, pero s¨ª necesitaba un espaldarazo que le devolviese, intacta, su reputaci¨®n de gur¨² de la medicina deportiva entre los deportistas de ¨¦lite que acuden a su consulta como quien peregrina a Lourdes. Y ese espaldarazo estaba en el m¨²sculo da?ado de Usain Bolt.
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