Provocadora Sophie Gr¨¦goire
La esposa de Justin Trudeau lleva una vida familiar comprometida con causas sociales. Sin embargo, no est¨¢ a salvo de pol¨¦micas
El carisma, el estilo relajado y las decisiones pol¨ªticas siguen brindando grandes recompensas a Justin Trudeau. El primer ministro canadiense cuenta con un may¨²sculo respaldo ciudadano y es uno de los l¨ªderes m¨¢s admirados del orbe. En todo esto tiene una aliada de envergadura; una compa?era de vida similar en car¨¢cter y actitud.
Las parejas de los primeros ministros de Canad¨¢ no han dejado marcada huella en la memoria de sus ciudadanos. Una excepci¨®n es Margaret Sinclair, quien comparti¨® matrimonio con Pierre Elliott Trudeau y cuyo primog¨¦nito controla hoy el tim¨®n del gobierno. A Sinclair se le recuerda por sus problemas psiqui¨¢tricos y sus fiestas con el jet-set. Sophie Gr¨¦goire est¨¢ provocando inter¨¦s por otros motivos. La nueva Trudeauman¨ªa tambi¨¦n tiene rostro de mujer.?
Gr¨¦goire (Montreal, 1975) creci¨® en una familia acomodada. Frecuent¨® varios de los colegios m¨¢s exclusivos de su ciudad y en uno de ellos se hizo amiga de Michel Trudeau, hermano del actual primer ministro y fallecido en un accidente en 1998. Apenas coincidi¨® en un par de fiestas con Justin Trudeau.
Estudi¨® comunicaci¨®n en la Universidad de Montreal y trabaj¨® en televisi¨®n como reportera y presentadora en programas de espect¨¢culos. Se aficion¨® al yoga y obtuvo un diploma como instructora. Tambi¨¦n comenz¨® a fungir como portavoz de diversos organismos dedicados principalmente a la ni?ez y a las mujeres. Un tema toral para Gr¨¦goire ha sido el de los des¨®rdenes alimenticios. Ha mostrado coraje contando sus problemas con la bulimia durante la adolescencia.
En 2003 particip¨® en una gala ben¨¦fica. Ah¨ª volvi¨® a toparse con Justin Trudeau. La conexi¨®n emocional fue instant¨¢nea. En Common Ground, la autobiograf¨ªa de Trudeau, el primer ministro confiesa que al final de su primera cita, le declar¨® a su acompa?ante: ¡°Tengo 31 a?os de edad y te he estado esperando desde hace 31 a?os¡±. Meses despu¨¦s se mudaron juntos y contrajeron nupcias en 2005. Tienen tres hijos: Xavier, de 8 a?os, Ella-Grace, de 7, y Hadrien, de 2.
Gr¨¦goire se alej¨® de la televisi¨®n, pero continu¨® con su implicaci¨®n social, adem¨¢s de apoyar con tes¨®n la carrera pol¨ªtica de su esposo. Durante a?os, los periodistas preguntaron a Trudeau si coger¨ªa la estafeta de su padre. Siempre respondi¨® que todo depender¨ªa de la decisi¨®n que tomara con su pareja, ya que para ambos lo m¨¢s importante es el n¨²cleo familiar. Al convertirse Trudeau en primer ministro, la agenda de Gr¨¦goire se llen¨® de compromisos: recepciones, viajes, reuniones con organismos.
El cargo de primera dama (o de primer caballero) es inexistente de manera oficial en Canad¨¢. Gr¨¦goire no percibe sueldo alguno y cuenta s¨®lo con una asistente. En mayo pasado, en una entrevista acordada al diario Le Soleil, provoc¨® una pol¨¦mica de repercusi¨®n nacional. ¡°Quisiera estar por todas partes, pero no puedo. Tengo tres hijos en casa y un esposo que es primer ministro. Necesito apoyo. Necesito un equipo para ayudarme a servir a la gente¡±, afirm¨®.
Columnistas y diputados manifestaron opiniones divididas, lo mismo que ciudadanos en redes sociales. Unos comentaron que Gr¨¦goire representa al pa¨ªs y requiere de mayor asistencia en beneficio de la comunidad. Otros criticaron el uso de recursos p¨²blicos por una persona que no fue elegida en las urnas y recordaron la situaci¨®n de muchos canadienses, quienes deben conciliar trabajo y familia sin ayudas suplementarias. Trudeau toc¨® el tema en una de sus ruedas de prensa, declarando que est¨¢ muy orgulloso de las labores de su esposa y que buscar¨¢ brindarle m¨¢s apoyo.?
El matrimonio m¨¢s c¨¦lebre de Canad¨¢ ha posado en revistas y aparece en actividades p¨²blicas entre miel, cercan¨ªa con la gente, aire zen y halagos mutuos. Al igual que Trudeau, Gr¨¦goire se siente c¨®moda entre reflectores; tiene experiencia en estos espacios y conoce su importancia. Tambi¨¦n los ha aprovechado para exhibir creaciones de dise?adores canadienses (como Lucian Matis y Duy).
Sophie Gr¨¦goire comparte igualmente con Trudeau sentido del humor y sorpresa. Se ha animado en varios eventos a cantar y a parodiarse a s¨ª misma. Gr¨¦goire no es ¡°monedita de oro¡±: algunos celebran sus gestos y actitud; otros m¨¢s evocan una evidente sed de protagonismo. Michelle Obama pronto dejar¨¢ de acaparar miradas. Puede que Sophie Gr¨¦goire se convierta en la pareja de un l¨ªder pol¨ªtico m¨¢s seguida del planeta. A menos que Bill Clinton o Melania Trump dicten otra cosa.
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