La lucha de las lideresas de las ¡®favelas¡¯ de Chile
Unas 36.000 familias viven en 693 asentamientos informales en el pa¨ªs, sin alcantarillado, agua potable ni acceso formal a la electricidad. Ellas encabezan la reivindicaci¨®n de mejoras
Tras unos quince minutos en coche desde el centro de la ciudad chilena de Vi?a del Mar, en la regi¨®n de Valpara¨ªso, la carretera de asfalto deja paso a varios caminos polvorientos y empinados en los que las piedras hacen dif¨ªcil avanzar en algunos tramos, pero es la ¨²nica forma que existe para acceder a los cerros. Desde lejos se van dibujando en el horizonte las siluetas de las cientos de peque?as viviendas desperdigadas que forman el asentamiento Manuel Bustos. Llegar a la favela m¨¢s grande de Chile es como aparecer de repente en otro pa¨ªs, aterrizar en una realidad que incluso muchos vecinos de la ciudad desconocen.
Chile es el pa¨ªs con mayor desigualdad salarial de los Estados que componen la OCDE donde el 10% m¨¢s rico tiene un ingreso 27 veces superior al 10% m¨¢s pobre. El jaguar de Latinoam¨¦rica, como se le conoce por su expansi¨®n econ¨®mica, es tambi¨¦n el pa¨ªs m¨¢s desigual en cuesti¨®n de ingresos, riqueza y educaci¨®n. A lo largo del pa¨ªs hay 693 favelas ¡ªla regi¨®n de Valparaiso concentra el 25% de los asentamientos informales¡ª, reflejo de esta desigualdad. Algunos tan solo son unas cuantas viviendas min¨²sculas construidas en medio de la nada en las que viven unas 15 familias, otros acogen a m¨¢s de 1.000 hogares.
Las condiciones de vida son complicadas: m¨¢s del 91% de las viviendas no tienen alcantarillado, el 76% no tienen acceso a agua potable y el 98% de las personas que viven en estos campamentos no ha llegado a la universidad. ¡°No es un problema peque?o en Chile, si bien no afecta en proporci¨®n a tantas familias considerando el total del pa¨ªs, s¨ª son mas de 30.000 familias las que no tienen una vivienda, no tienen un lugar digno donde vivir en pleno siglo XXI. Hay familias que est¨¢n una o dos semanas sin agua potable, suponiendo que el agua potable es un derecho b¨¢sico y de acceso a todo ser humano. Lamentablemente, en los campamentos los derechos humanos se vulneran a diario¡±, afirma Alejandro Mu?oz, director regional de la organizaci¨®n TECHO en Valpara¨ªso.
Datos:
- Poblaci¨®n: 18 millones de habitantes
- Posici¨®n en el ?ndice de Desarrollo Humano: 42 de 188 (0,832 en una escala de cero a uno)
- IDH ajustado por desigualdad: (0.672 en una escala de cero a uno)
- Poblaci¨®n en situaci¨®n de pobreza: 14,4% de la poblaci¨®n total. Pobreza extrema 4,5% del total
- N¨²mero campamentos: 693
- Regiones con m¨¢s campamentos: Valparaiso (177) - B¨ªoBio (157)
- Familias viviendo en campamentos: 36.000
Fuentes: PNUD - TECHO - Encuesta CASEN
La casa de Mar¨ªa est¨¢ muy cerca de la zona tur¨ªstica de Vi?a del Mar, ciudad que ha sido elegida por los chilenos como la mejor para vivir durante cinco a?os consecutivos. Una suerte, dir¨ªan muchos, pero su realidad y la de las m¨¢s de 1.000 familias que viven en el campamento difiere mucho de esto: no tienen alcantarillado ni alumbrado p¨²blico, el agua que llega en camiones a las partes m¨¢s altas no es potable y en las bajas los vecinos se conectan a canales de agua de manera ilegal, las calles no est¨¢n pavimentadas y el dif¨ªcil acceso al lugar hace que para los veh¨ªculos de emergencias sea muy complicado subir en caso de accidente.
¡°La vida para nosotros es muy dif¨ªcil ac¨¢. Hay que subir y bajar del cerro en invierno con barro, con los pozos negros que se rebasan, los malos olores... Y en verano: la tierra, el polvo y los bichos. Tambi¨¦n est¨¢ el temor a en cualquier momento quedarnos sin agua¡±, explica Mar¨ªa Medina, una de las lideresas de la favela. Lleg¨® hace casi dos d¨¦cadas al asentamiento Manuel Bustos, y en su discurso sereno, pero claro, no hay ni un ¨¢pice de desaliento ya que como dice construir una comunidad m¨¢s unida les ha permitido llegar hasta las autoridades e ir avanzando. ¡°Que un dirigente con pocos estudios entre en la universidad y asista a clase siendo recibido por el rector como un alumno mas es un sue?o. En este momento, en muchas de estas favelas hay dirigentes que realmente se puede decir que son l¨ªderes de sus comunidades y que luchan por ellas¡±, explica Mar¨ªa, galardonada como mujer destacada 2015 por su por su aporte al desarrollo social de la regi¨®n y el pa¨ªs.
En muchas regiones del pa¨ªs m¨¢s del 60% de las personas que viven en asentamientos informales son j¨®venes entre los 16 y los 29 a?os
Desde hace algunos a?os, y con la ayuda de TECHO, la formaci¨®n de lideresas comunitarias ¡ªel 84% son mujeres¡ª para empoderar a las comunidades y que puedan incidir en las autoridades locales est¨¢ siendo un pilar fundamental para muchas comunidades en los campamentos a lo largo de todo el pa¨ªs. ¡°Buscamos puntos de encuentro entre los l¨ªderes de las comunidades y las autoridades para que ellos sean los protagonistas de la soluci¨®n a sus propios problemas. Nosotros les guiamos y acompa?amos en todo el proceso. Los dirigentes tiene que conocer sus derechos y saber cuales son sus redes de apoyo¡±, afirma Giovanna Moreira, Directora Regional de la organizaci¨®n en la regi¨®n sure?a de Los Lagos. En un ambiente democr¨¢tico y participativo, las familias junto con los 2.000 voluntarios permanentes trabajan en conjunto y dise?an sus iniciativas y planes de intervenci¨®n en m¨¢s de 200 mesas de trabajo. Adem¨¢s se apoya e incentiva la formaci¨®n de emprendedores para romper el c¨ªrculo de la pobreza ya que casi un tercio de las personas que viven en los asentamientos tienen trabajos independientes.
Yeanette Vargas vive con sus dos hijas y su nieto en la favela Futuro Esperanza, en la ciudad de Puerto Montt, en la zona sur del pa¨ªs. Lleg¨® a finales de 2010 cuando apenas hab¨ªa un par de viviendas construidas. ¡°Nosotros no ten¨ªamos otro lugar al que ir y por eso decidimos venir aqu¨ª y construir nuestra vivienda. No ten¨ªamos plata, como nuestros vecinos y esta ha sido nuestra ¨²nica soluci¨®n¡±, afirma Yeanette mientras explica c¨®mo el n¨²mero de familias en chabolas ha aumentado. ¡°Ahora hay m¨¢s de ochenta familias pero siempre est¨¢ llegando gente nueva que empieza a construir nuevas mediaguas¡±, dice, mientras se?ala a la parte baja del asentamiento en la que se han instalado algunas familias y donde se amontonan planchas de metal y madera se?al de que en pocos d¨ªas otra casa ser¨¢ construida. Yeanette fue la presidenta del campamento, y su deseo es volver a retomar la portavoc¨ªa para unir a los vecinos y presentar sus demandas ante las instituciones ¡°Si tenemos que quedarnos ac¨¢ y que nos construyan nuestra casa bien, si tenemos que irnos a Puerto Montt lo aceptamos tambi¨¦n, pero queremos tener nuestra casa propia y lo tenemos que conseguir estando unidos¡±, concluye.
El d¨¦ficit habitacional, los sueldos que no superan el salario m¨ªnimo de 290.000 pesos ¡ªmenos de 400 euros¡ª, los altos precios de los alquileres y las viviendas y el desigual acceso a la educaci¨®n hacen que en muchas regiones del pa¨ªs m¨¢s del 60% de las personas que viven en asentamientos precarios sean j¨®venes entre los 16 y los 29 a?os. ¡°Las familias en campamentos tienen oficios informales, sin contrato por lo que quedan fuera de la protecci¨®n del gobierno, y de todos los beneficios sociales incluso la salud. Los omiten como ciudadanos que no pueden acceder a nada. Y adem¨¢s, menos del 1% de j¨®venes de estos lugares van a la universidad porque es muy dif¨ªcil poder tener acceso. La mayor¨ªa deciden entrar en el mundo laboral, no ven la universidad como algo para ellos ni algo que se puedan permitir¡±, a?ade Giovanna Moreira.
Chile es el pa¨ªs con mayor desigualdad salarial de los Estados que componen la OCDE donde el 10% m¨¢s rico tiene un ingreso 27 veces superior al 10% m¨¢s pobre
Desde las comunidades, reclaman al gobierno compromiso y pol¨ªticas multidimensionales e integradoras que solucionen el problema de ra¨ªz. Hasta el momento, las medidas han ido ligadas al Ministerio de Vivienda, con pol¨ªticas de cierre de favelas que no tienen en cuenta que el problema de la pobreza tiene que ver con temas estructurales y de desigualdad. ¡°Las pol¨ªticas tienen que hacerse desde una visi¨®n multidimensional teniendo en cuenta aspectos como la educaci¨®n y la desigualdad porque si no vamos a seguir en este c¨ªrculo; se cierra un campamento pero se abren dos. Ya es hora de tener en cuenta que hay derechos esenciales y b¨¢sicos que se tienen que cumplir¡±, afirma Moreira.
Desde 2007, se han construido a lo largo de todo el pa¨ªs m¨¢s de 6.000 viviendas definitivas. ¡°Hay dos caminos para solventar el problema: la radicaci¨®n y la erradicaci¨®n. La radicaci¨®n implica que las familias transforman el asentamiento en un barrio, si es que est¨¢n las condiciones geogr¨¢ficas para poder hacerlo, se postulan a fondos para que se pueda regularizar el asentamiento y poner todos los servicios b¨¢sicos como en un barrio com¨²n y corriente. Tambi¨¦n esta la opci¨®n de la erradicaci¨®n: buscar un terreno donde se pueda construir un proyecto de vivienda y las familias se puedan ir a ese lugar. "Cuando se opta por la erradicaci¨®n, la idea es que se transforme en un espacio p¨²blico o en un parque, o en un lugar que impida el repoblamiento", explica Alejandro Mu?oz, aunque reconoce que la pol¨ªtica de cierre de campamentos a nivel de estado es muy deficiente porque estos se vuelven a poblar.
Muchas familias como la de Alicia Vargas no quieren mancharse del lugar en el que han vivido durante d¨¦cadas y donde tienen formada su red de contactos. Ella vive en Pelluhu¨ªn un peque?o asentamiento cerca de Puerto Montt y junto con otras 4 lideresas de su comunidad luchan para conseguir quedarse en el poblado y tener acceso a agua potable. ¡°Ahora somos una comunidad unida. Gracias a la ONG pudimos hacer sedes, escaleras para tener mejores accesos y la iglesia. Los talleres nos han dado mucha confianza y han unido a las mujeres de esta comunidad¡±, dice sonriente Alicia mientras mantiene la esperanza de tener pronto en sus manos el t¨ªtulo de propiedad de su vivienda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.