Europa muerde la manzana

La multa r¨¦cord de 13.000 millones de euros impuesta a Apple por la Comisi¨®n Europea merece apoyo. La causa de la sanci¨®n estriba en que la compa?¨ªa ¡ªla primera del mundo por capitalizaci¨®n¡ª se aprovech¨® abusivamente durante a?os de las ayudas ilegales de Estado dispensadas por Irlanda. Unas ayudas individualizadas en forma de impuestos societarios cercanos a cero para sus operaciones en Europa, Oriente Pr¨®ximo, India y ?frica que distorsionan el normal funcionamiento del mercado al perjudicar a sus competidoras, estas s¨ª sujetas a la fiscalidad normal.

El fin mediato es luchar contra la elusi¨®n fiscal de las corporaciones, sobre todo multinacionales tecnol¨®gicas ¡ªlas GAFA: Google, Amazon, Facebook y Apple¡ª, algo que tambi¨¦n se est¨¢ persiguiendo en toda la OCDE, tratando de evitar la erosi¨®n de sus bases fiscales de tributaci¨®n mediante la utilizaci¨®n triangular de las normativas estatales m¨¢s favorables.

Y es que si las mayores (y m¨¢s rentables) empresas dejan de pagar impuestos o lo hacen solo simb¨®licamente, el esfuerzo fiscal sorteado corre a cargo de los dem¨¢s contribuyentes, que ven aumentar su cuota. Y al cabo, ello opera en detrimento de la financiaci¨®n del Estado de bienestar, y de otras necesidades b¨¢sicas, como la defensa europea, desatendida por el grueso de los pa¨ªses del continente, como con raz¨®n se queja Washington.

Ambos objetivos de este tipo de sanciones, la defensa de la competencia y la universalidad de la recaudaci¨®n fiscal, son, pues, imprescindibles. Y demuestran que la acusaci¨®n populista de que la UE ¡ªy su brazo ejecutivo, la Comisi¨®n¡ª es una construcci¨®n neoliberal al servicio del gran capital y de la oligarqu¨ªa resulta una perfecta sandez. Este expediente a la compa?¨ªa de la manzana ilustra que sucede exactamente al rev¨¦s. La pol¨ªtica de defensa de la competencia, desarrollada con energ¨ªa, ejemplifica no el capitalismo desregulado y neoliberal, sino la econom¨ªa de mercado corregida por reglas de equidad econ¨®mica, y de positivo efecto social.

Y la cuant¨ªa de la multa, cuyo tr¨¢mite inici¨® el comisario espa?ol Joaqu¨ªn Almunia, desmiente por v¨ªa de hecho que la Comisi¨®n Juncker ¡ªcuyo presidente autoriz¨® en su pa¨ªs de origen, Luxemburgo, antes de su actual cargo, otros acuerdos fiscales individualizados exorbitantes¡ª se muestre genuflexa ante las exigencias de las multinacionales.

O que Europa se humille ante la presi¨®n norteamericana. La Casa Blanca ha protestado enf¨¢ticamente acusando a Bruselas de practicar una ¡°fiscalidad transnacional¡± impropia, mediante una ¡°decisi¨®n unilateral¡±. Cuando se trata de una acci¨®n apropiada, pues aplica la ley en su territorio, y no como ocurre a veces con el empleo extraterritorial de normas estadounidenses en terceros pa¨ªses.

La paralela queja de Dubl¨ªn apelando a su soberan¨ªa nacional fiscal es asombrosa. No le basta con la fiscalidad societaria m¨¢s leve y discriminatoria de la Uni¨®n: la rebaja hasta el 0,005%. Solo la Uni¨®n, y no los nacionalismos de Estado, puede combatir tales dislates. As¨ª que para los asuntos de alcance global se necesita m¨¢s UE y menos ret¨®rica soberanista.