De r¨¦cord en r¨¦cord, hacia el desastre ambiental

Que no haya llovido apenas en todo el verano y el paisaje muestre preocupantes signos de un agostamiento que abrasa ¨¢rboles y plantas podr¨ªa considerarse una an¨¦cdota clim¨¢tica si no fuera porque los instrumentos de medici¨®n y comparaci¨®n de los que disponemos nos advierten de que no es un fen¨®meno puntual. Mes tras mes estamos batiendo r¨¦cords de temperatura que no auguran nada bueno para el equilibrio del planeta. Con los datos ya disponibles, las agencias que se ocupan del clima vaticinan que 2016 batir¨¢ un nuevo r¨¦cord de ascenso de temperaturas y ser¨¢, por tercer a?o consecutivo, el m¨¢s caluroso. Estamos ante la racha de calor m¨¢s prolongada en 137 a?os de registros y todo hace presumir que no tardaremos en ver las consecuencias, en forma de manifestaciones clim¨¢ticas extremas.

La ciudad india de Phalodi se convirti¨® el pasado 19 de mayo en un horno invivible. Literalmente. Ese d¨ªa los term¨®metros se enfilaron hasta los 51 grados. Y en la regi¨®n de Rajast¨¢n donde se ubica esa ciudad se sucedieron d¨ªas de 46 y 47 grados cent¨ªgrados. Para hacerse una idea de lo que eso supone, la temperatura m¨¢s alta consignada hasta la fecha es de 56,7 grados cent¨ªgrados y se registr¨® en 1913 en Greenland Ranch, en pleno Valle de la Muerte, en el desierto de Mojave de California. Pero mayo solo fue la antesala de un mes de junio que figura como el m¨¢s caluroso desde que se miden las temperaturas y, lo que es m¨¢s inquietante, en el 14? mes consecutivo de incremento de temperatura sobre el anterior. A la espera de los registros de julio y agosto, est¨¢ claro que la l¨ªnea del calentamiento global sigue en peligroso ascenso, como advierte el ¨²ltimo informe de la agencia norteamericana National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA).

Una primavera m¨¢s calurosa provoca un mayor deshielo, lo que da lugar a otros r¨¦cords negativos. Este verano se ha registrado, seg¨²n la NASA, el mayor retroceso en los hielos marinos. El descenso de la masa polar produce cambios en las corrientes oce¨¢nicas a nivel global, agravadas por el efecto de un fen¨®meno siempre temido, El Ni?o. Un estudio de la Universidad de Exeter (Reino Unido) publicado en la revista Nature Climate Change constata que en 2016 se registrar¨¢ tambi¨¦n la mayor concentraci¨®n de CO2 en la atm¨®sfera. Ya se hab¨ªa superado ocasionalmente la l¨ªnea roja de las 400 partes por mill¨®n, pero ahora, ser¨¢ el promedio anual el que sobrepase ese list¨®n. La estaci¨®n de Mauna Loa en Hawai registra aumentos anuales de dos partes por mill¨®n.

A la vista de estos datos, est¨¢ claro que hemos de cambiar el concepto de buen tiempo. Buen tiempo, en nuestro caso, ya no es solo que luzca el sol. Buen tiempo es que aparezcan nubes generosas que dejen caer una lluvia pausada. Que refresque cuando toca y se conserven neveros y glaciares. Que la primavera y el oto?o no queden borrados por inviernos y veranos excesivos y prolongados. Nuestros antepasados miraban al cielo porque su vida depend¨ªa del tiempo. Aunque no lo parezca, la nuestra tambi¨¦n. Y para evitar el desastre, tendremos que hacer algo m¨¢s que mirar al cielo con preocupaci¨®n.