Teor¨ªa y pr¨¢ctica de la palabra ¡®no¡¯
Pero en pol¨ªtica, y en casi todo, si no dejas una puerta abierta al s¨ª pondr¨¢s en riesgo la posibilidad tranquila de desdecirte
Al editor franc¨¦s Gaston Gallimard no le gustaban las imposiciones de los autores y de los agentes literarios. El escritor considera habitualmente que su libro es extraordinario y no se le ocurre que se le diga no. Pero Gallimard ten¨ªa poder para zanjar tales disyuntivas y adopt¨® un lema que luego fue de uso universal: ¡°No es tambi¨¦n una respuesta¡±.
Javier Pradera, que fue un editor extraordinario, ten¨ªa otra f¨®rmula m¨¢s expeditiva. Cuando alguien venga con un manuscrito, aconsejaba, hay que agarrar al autor por las solapas y gritarle: ¡°??T¨² tambi¨¦n, maldito?!¡±. La respuesta de Pradera tuvo menos porvenir que la del editor m¨¢s famoso de Francia. ¡°No es tambi¨¦n una respuesta¡± es una f¨®rmula perfecta para salir adelante en el mundo editorial; pero en la vida com¨²n, y en la vida pol¨ªtica, esa respuesta tan conveniente para otras cosas comporta riesgos insalvables que ahora estamos comprobando en la inmediata historia nacional.
El ensayo p¨²blico del no como proposici¨®n o como respuesta (¡°no es no¡±) ha tenido a Pedro S¨¢nchez, l¨ªder del PSOE, como protagonista principal de un intercambio que su oponente, Mariano Rajoy, presidente en funciones, ha tratado de desmontar con el humor con el que se toma (a veces) a su contrincante: ¡°Ya he entendido el no. ?Qu¨¦ parte del no cree usted que no he entendido?¡±.
Decir no requiere convicciones muy profundas y certezas que no pueden ser cient¨ªficas, porque nada es verdaderamente blanco o negro; ni siquiera el 0, seg¨²n las ¨²ltimas teor¨ªas, es 0 absoluto, o doble 0, que dir¨ªa el novelista Gonzalo Su¨¢rez. Nada es verdad ni es mentira, dec¨ªa Campoamor. O, como advert¨ªa Antonio Machado, cuidado con tu verdad, esa no existe, existe la verdad, ¡°y ven conmigo a buscarla, la tuya gu¨¢rdatela¡±.
Decir no comporta un riesgo, porque lo que hoy en pol¨ªtica es rojo ma?ana puede ser entreverado, y no se puede sostener del todo lo que dijimos ayer porque los d¨ªas tienen sus novedades. No se pasa dos veces por el mismo r¨ªo ni se ba?a uno dos veces en las mismas certezas. La vida cambia, como los dibujos de los ni?os.
El fil¨®sofo Emilio Lled¨® dec¨ªa, en la Universidad de La Laguna cuando todav¨ªa ten¨ªa 37 a?os y los que lo que lo escuch¨¢bamos ten¨ªamos el no bien bru?ido, una frase que es tan buena que merece el recuerdo: ¡°Dentro de todo s¨ª hay un peque?o no y dentro de todo no hay un peque?o s¨ª¡±. Desde ese punto de vista, el riesgo que ha corrido (y est¨¢ corriendo) el l¨ªder del PSOE es el de haberse puesto una camiseta de la que es dif¨ªcil volver. Si en lugar de no es no ¨¦l hubiera dicho ¡°no es tambi¨¦n quiz¨¢¡± hubiera metido la duda en el cuerpo del contrario, pero el contrario esgrime ahora el no como una muestra de que es el otro el que no quiere que se le introduzca ni medio s¨ª en su certeza.
No es tambi¨¦n una respuesta, dec¨ªa muy bien Gallimard. Pero en pol¨ªtica, y en casi todo, si no dejas una puerta abierta al s¨ª es posible que salves tu dignidad pero pondr¨¢s en riesgo otro factor imprescindible para vivir y para sobrevivir: la posibilidad tranquila de desdecirte.
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