?Debe la ciencia impregnar la pol¨ªtica?
Proponemos que el Parlamento dedique un pleno anual a las pol¨ªticas de I+D para acabar con un desencuentro hist¨®rico

Un viejo apotegma escol¨¢stico afirma en lat¨ªn ¡°nihil volitum quin praecognitum¡±, que traducido al lenguaje actual ser¨ªa ¡°no se quiere (ama) aquello que no se conoce previamente. Pues bien, en pleno siglo? XXI nuestros pol¨ªticos siguen haciendo bueno este latinajo, al menos en todo aquello que se refiere a la ciencia y tecnolog¨ªa, probablemente los motores m¨¢s importantes actualmente para el progreso econ¨®mico y social de un pa¨ªs.
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En el momento pol¨ªtico y econ¨®mico convulso en que se encuentra nuestro pa¨ªs, la clase pol¨ªtica est¨¢ m¨¢s pendiente de s¨ª misma que de lo que realmente importa y da valor a su propia existencia, que es la de trabajar por conseguir el progreso y bienestar para los ciudadanos que les han dado su confianza.
Hablar en estas circunstancias de ciencia o de pol¨ªtica cient¨ªfica podr¨ªa parecer algo fr¨ªvolo y ex¨®tico que no se corresponde con el momento de crisis econ¨®mica y pol¨ªtica actual. Sin embargo, es en los momentos dif¨ªciles cuando las personas, pero tambi¨¦n los pa¨ªses, muestran la pasta de la que est¨¢n hechos y dan valor a aquello que realmente importa. En este sentido, las actitudes son muy diferentes de unos pa¨ªses a otros, normalmente siguiendo criterios que pueden relacionarse con su propia idiosincrasia y tradici¨®n. Lamentablemente, desde la Revoluci¨®n Industrial, hace ya m¨¢s de dos siglos, Espa?a no es un pa¨ªs que haya destacado por su contribuci¨®n al acervo de la ciencia internacional, si exceptuamos alg¨²n periodo relativamente corto como el primer tercio del siglo XX con la creaci¨®n de la Junta de Ampliaci¨®n de Estudios que vino acompa?ado de cient¨ªficos de la talla de Miguel Catal¨¢n, Jos¨¦ Rodr¨ªguez Carracedo, Blas Cabrera, Julio Palacios, Arturo Duperier, Enrique Moles y muchos otros, en la denominada Edad de Plata de la ciencia espa?ola.
No es verdad que en tiempos de crisis econ¨®mica los pa¨ªses disminuyen la inversi¨®n en ciencia y tecnolog¨ªa, la denominada I+D+i (investigaci¨®n, desarrollo e innovaci¨®n), sino que algunos pa¨ªses han reforzado su sistema de ciencia e innovaci¨®n d¨¢ndole mayor protagonismo como el instrumento m¨¢s eficaz para hacer frente a la crisis. Esto solo es posible si se cree en las posibilidades y rentabilidad de invertir en ciencia y tecnolog¨ªa como verdaderos motores econ¨®micos y de progreso. Aunque algunos pa¨ªses han incrementado su inversi¨®n en ciencia y otros de alto nivel de desarrollo (por encima de la media europea) hayan desacelerado el ritmo de inversi¨®n, esto no implica que no sigan reforzando su sistema de I+D+i.
Espa?a no es un pa¨ªs que haya destacado por su contribuci¨®n al acervo de la ciencia internacional
En nuestro pa¨ªs, por el contrario, los recortes en nuestro sistema de ciencia y tecnolog¨ªa han sido del orden del 30%-35%, valores estos que hacen insostenible un sistema de ciencia como el nuestro. Esto se entender¨¢ f¨¢cilmente si se considera que los datos presupuestados en I+D+i para 2016 representan el 66% de los recursos dedicados en el a?o 2009 ¨Cel techo hist¨®rico¨C y el 75% de lo dispuesto para el a?o 2011, el ¨²ltimo de la pasada legislatura. Estos datos hacen imposible una convergencia hacia la media europea, de la que nos aleja progresivamente.
La ciencia es, sin duda, una de las creaciones m¨¢s sublimes del ser humano, ya que no solo nos permite entender mejor el mundo que nos rodea sino que, adem¨¢s, permite conocernos a nosotros mismos y satisfacer la curiosidad intr¨ªnseca de la naturaleza humana. Pero, adem¨¢s, es un motor para la creaci¨®n de riqueza y puestos de trabajo estables del que los pa¨ªses avanzados de nuestro entorno no dudan. Utilizando el aforismo, casi antiguo, de Jorge Wagensberg, "los pa¨ªses ricos hacen ciencia no porque sean ricos, sino porque quieren seguir siendo ricos". Este juego de palabras, en apariencia, no es f¨¢cilmente asimilable por nuestros pol¨ªticos, aquellos que deciden las prioridades de los pa¨ªses, como muestra la actual debilidad de nuestro sistema de ciencia y tecnolog¨ªa, algo solo justificable si se desconoce la ciencia y sus posibilidades de creaci¨®n de riqueza.
En un pa¨ªs como el nuestro, no muy dado al asociacionismo ni a los pactos ¨Cbasta con ver las dificultades de los partidos pol¨ªticos para hacer proyectos comunes-, parece imposible establecer por consenso las l¨ªneas maestras en las que se debe sustentar un Estado pol¨ªtica y socialmente fuerte. Los pilares en los que se basa la convivencia ciudadana y su progreso tecnol¨®gico y cultural son la educaci¨®n, la salud, la justicia y tambi¨¦n la investigaci¨®n cient¨ªfica y tecnol¨®gica. De hecho, existen pactos de Estado en los pa¨ªses avanzados en donde estos pilares configuran el propio pa¨ªs. Un ejemplo destacado es Finlandia, donde el pacto por la educaci¨®n tiene ya m¨¢s de 40 a?os con un ¨¦xito evidente. En Espa?a no solo los pactos brillan por su ausencia sino que, adem¨¢s, en momentos de crisis estos pilares sociales sufren sistem¨¢ticamente recortes que llegan en algunos casos a poner en riesgo su propia existencia con el consiguiente perjuicio que ello conlleva que, generalmente, se manifiesta en las siguientes generaciones.
No es verdad que en tiempos de crisis econ¨®mica los pa¨ªses disminuyen la inversi¨®n en ciencia y tecnolog¨ªa
Desde la Confederaci¨®n de Sociedades Cient¨ªficas de Espa?a (COSCE) queremos manifestar nuestra preocupaci¨®n por la situaci¨®n actual de la ciencia y la tecnolog¨ªa pero, a la vez, queremos realizar propuestas que ayuden a acabar con este desencuentro hist¨®rico existente entre pol¨ªtica y ciencia en Espa?a. En este sentido, la creaci¨®n de la figura de un cient¨ªfico asesor ¡°independiente¡± adjunto a la presidencia de Gobierno, cuya principal funci¨®n fuese la de incluir la ciencia en la agenda pol¨ªtica ¨Clo que es premisa necesaria para plantearse hacer aut¨¦nticas pol¨ªticas cient¨ªficas¨C permitir¨ªa que las tomas de decisiones relacionadas con aspectos vinculados a la ciencia y tecnolog¨ªa que afectan directamente a la econom¨ªa del pa¨ªs se vean desde la ¨®ptica de la ciencia. Sin duda, una nueva perspectiva que podr¨ªa tener interesantes beneficios. Adem¨¢s, esta figura podr¨ªa coordinar igualmente la acci¨®n de los diferentes cient¨ªficos y tecn¨®logos que act¨²an en diferentes ministerios sin ning¨²n tipo de coordinaci¨®n entre ellos.
Una propuesta disruptiva pero muy creativa aunque no totalmente novedosa, ya que se hace en algunos pa¨ªses, es el llevar la ciencia y la tecnolog¨ªa al Parlamento. S¨ª, al Parlamento espa?ol para dedicarle un pleno anual. Esto obligar¨ªa a que nuestros responsables pol¨ªticos tuviesen que hacer los deberes y leer sobre la I+D de su pa¨ªs, entender para lo que sirve y su enorme potencial para el crecimiento econ¨®mico y social. Es evidente que las respectivas comisiones para la ciencia y tecnolog¨ªa de los partidos pol¨ªticos en el Congreso no han tenido el ¨¦xito deseable en los ¨²ltimos tiempos, por lo que es imprescindible cambiar de modelo y, adem¨¢s, de modo urgente. Un sistema de ciencia d¨¦bil ¨Ccomparativamente con nuestro entorno¨C al que se le dedica aproximadamente el 1,3% del PIB, frente al 2,0% de la media europea y por encima del 3% en pa¨ªses modelo como Finlandia, Suecia, Alemania o Austria nos aleja progresivamente de Europa de modo alarmante.
Desde la llegada de la democracia, nuestro pa¨ªs manifest¨® un inter¨¦s creciente por la ciencia. En estas d¨¦cadas se han conseguido cosas importantes como ser la d¨¦cima potencia cient¨ªfica mundial, hecho este basado en las magn¨ªficas generaciones de cient¨ªficos formados no solo en Espa?a sino, tambi¨¦n, en el extranjero con estancias de varios a?os en pa¨ªses cient¨ªfica y tecnol¨®gicamente avanzados. Esta cantera de cient¨ªficos que actualmente se ven obligados a buscar en otros pa¨ªses lo que el suyo no les concede ¨Cuna posici¨®n donde poder desarrollar su creatividad y conocimiento¨C ya est¨¢ sufriendo seriamente los terribles efectos de los recortes en ciencia de los ¨²ltimos a?os. Estamos obligados a acabar con esta sangr¨ªa de talento y ustedes se?ores pol¨ªticos, nuestros representantes que deciden como y cuando actuar, est¨¢n obligados a poner remedio a esta situaci¨®n. Pero, como dice el apotegma escol¨¢stico, para ello es preciso que conozcan y amen la ciencia que se hace en Espa?a.
Nazario Mart¨ªn es catedr¨¢tico de la Universidad Complutense de Madrid y Presidente de la Confederaci¨®n de Sociedades Cient¨ªficas de Espa?a (COSCE)
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