Hora de Espa?a
Lo que est¨¢ en juego no es el r¨¦gimen, sino la propia supervivencia del Estado
En nuestra historia contempor¨¢nea, las crisis de r¨¦gimen han venido precedidas de per¨ªodos en que al malgobierno se sum¨® un profundo desprestigio de los gobernantes ante la opini¨®n p¨²blica. Tal fue el caso en 1808, con unos monarcas y un valido vistos como paradigma del despotismo y de la inmoralidad; en 1931, con otro monarca, fr¨ªvolo y militarista de guardarrop¨ªa, responsable de la dictadura, y en 1975, al morir Franco.
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La historia se repite hoy, con el agravante de que lo que se encuentra en juego no es el r¨¦gimen, sino la supervivencia del Estado. Lo ha puesto de relieve Puigdemont, al hacer el llamamiento a la Diada. El vac¨ªo de gobierno que vive Espa?a desde diciembre, el desplome en la apreciaci¨®n de las instituciones estatales, el lastre de la corrupci¨®n, configuran una inmejorable estructura de oportunidad pol¨ªtica para llegar pronto a la independencia, aunque sea en medio del propio caos.
Ante este reto, la situaci¨®n pol¨ªtica espa?ola se encuentra encerrada en un c¨ªrculo vicioso. Necesita tener un Gobierno s¨®lido, pero a la vista del ¡°yo sigo¡± de Rajoy, dada su total cerraz¨®n ante el tema, una actuaci¨®n positiva suya resulta impensable, y frente a ¨¦l, no solo por fallar los n¨²meros, sino por el grado cero de la ideaci¨®n exhibido desde junio, tampoco hay nada. S¨¢nchez se entretiene en una in¨²til cuenta de la vieja, y sobre nuestro principal problema, a pesar de que dispone del recurso de una soluci¨®n federal razonable, ni palabra. Al fallarle su alianza con Ciudadanos, se ha sumido en la nulidad. Y Rivera, por s¨ª solo, poco puede hacer.
Podemos s¨ª que ha hecho, y mucho, para agravar el riesgo de fractura. Ha sabido utilizar en beneficio propio la confusi¨®n entre independentismo y autodeterminaci¨®n. Es conocida en todas las encuestas la diferencia entre ambas opciones: un 30% de independentismo corresponde a un 75% u 80% de partidarios de la autodeterminaci¨®n, la cual resulta de hecho un caj¨®n de sastre en cuyo interior conviven independentistas y quienes la ven desde distintos ¨¢ngulos, dentro o fuera de la Constituci¨®n, como exigencia democr¨¢tica. As¨ª, con el plus de disfrazar autodeterminaci¨®n de ¡°derecho a decidir¡±, el objetivo independentista queda encubierto y se maximiza la captaci¨®n de indecisos hacia el mismo, en tanto que los propios independentistas resultan amputados de sus componentes menos radicales.
Con el plus de disfrazar autodeterminaci¨®n de ¡°derecho a decidir¡±, el objetivo independentista queda encubierto
Por a?adidura, este oportunismo de mercado desemboca en un planteamiento demag¨®gico, que a su vez lleva al suicidio del Estado constitucional. La verdad sagrada ser¨ªa que solo el reconocimiento del ¡°derecho a decidir¡± para todos sus componentes es democr¨¢tico. Falso, ante todo porque el ejercicio de la autodeterminaci¨®n requiere la presunci¨®n fundada de aprobaci¨®n por parte de quien lo va a ejercer. Y esto puede medirse acudiendo a resultados electorales y a encuestas fiables. En este sentido, proponer, como Ada Colau y los propagandistas de Podemos, que todos los componentes actuales de Espa?a se autodeterminen, para luego volver a reunirse los que quieran, es algo que puede solo verse como un delirio de destrucci¨®n, ya que en Galicia o Valencia puede haber nacionalistas ¡°de gran intensidad¡±, pero son solo clara minor¨ªa. Si el objetivo es destruir Espa?a, vale, pero resulta antidemocr¨¢tico, porque tal cosa ser¨ªa el desmantelamiento de un Estado de derecho.
El ejemplo est¨¢ ah¨ª. Al inicio de la d¨¦cada un 20% de catalanes era independentista. ?Qu¨¦ ha sucedido? El dontancredismo de Rajoy cuenta, pero no ha existido persecuci¨®n alguna de un autogobierno desde el cual se lleva a cabo, no una ¡°desconexi¨®n¡±, sino un proceso de sedici¨®n. Lo ocurrido desde 2012 es un ejemplo de c¨®mo la Generalitat ejerce un monopolio de poder sobre la sociedad catalana, donde ¨²nicamente resulta l¨ªcita la opci¨®n secesionista. Ello hubiera sido l¨®gico para CiU y ERC; ha vulnerado las reglas de la democracia al tener lugar desde un Gobierno aut¨®nomo y constitucional, con una proyecci¨®n forzosa, de signo homogeneizador, totalista, en la sociedad. Los catalanes constitucionalistas no son ciudadanos, sino un obst¨¢culo. Conviene tenerlo en cuenta.
En fin, plurinacionalidad no es balcanizaci¨®n. Una Espa?a plurinacional, como naci¨®n de naciones, en que hasta ahora los ciudadanos asumieron dobles identidades (catalanes y espa?oles, vascos y espa?oles), debe encontrar la soluci¨®n democr¨¢tica en un Estado federal, donde incluso sea regulado un eventual ejercicio de la autodeterminaci¨®n, cuando una mayor¨ªa consolidada de independentismo lo exija. Otra cosa es atrincherarse tras un muro o propiciar la voladura de Espa?a.
Antonio Elorza es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica.
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