Algo nuevo est¨¢ pasando en la moda en Madrid

Una caterva de chicos vestidos con faldas de flores y blusas transparentes con volantes al viento han demostrado que, por fin, hay una nueva generaci¨®n en la moda espa?ola. Ocurri¨® el s¨¢bado en el desfile de Palomo Spain, marca que lidera un cordob¨¦s de 24 a?os que debut¨® s¨®lo hace seis meses en Madrid.

Suena barato hacer sonar la carraca generacional con tanta alegr¨ªa, pero este dise?ador tiene conciencia de grupo: "Hay algo que est¨¢ despertando y que no hab¨ªa en Madrid. Queremos que se nos vea. Queremos hacer algo relevante", dec¨ªa minutos antes del desfile, desde su backstage improvisado en un rinc¨®n del jard¨ªn del Museo L¨¢zaro Galdiano.

Por "nosotros" Palomo alude, por ejemplo, a Chromosome, la firma madrile?a de Esperanza Berrocal (25) y Rafa Bodgar (26), que presentaron su segunda colecci¨®n el jueves, en la parroquia del colegio La Salle. Otra localizaci¨®n inesperada, a unos diez kil¨®metros de distancia real y a a?os luz de distancia psicol¨®gica del recinto ferial IFEMA, hogar de las propuestas de la antes conocida como pasarela Cibeles, donde, adem¨¢s, pocas de sus propuestas son para hombre.

Palomo subraya la necesidad de distanciarse de aquello: "Rafa era modelo y tambi¨¦n ha vivido en Londres, como yo. Ambos ech¨¢bamos de menos la sensaci¨®n de hacer que la moda participara de la ciudad". No es todo elecci¨®n, claro: "Si hubiera llamado a las puertas de IFEMA ni siquiera me habr¨ªan escuchado".

Palomo y Chromosome, junto a otros nombres emergentes como Abrahamsson, Pepa Salazar, Man¨¦ Man¨¦ o Maria Ke Fisherman, son la respuesta a una industria de la moda con poco apego a la calle, y que empieza a permear en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid (donde esta semana han desfilado los dos ¨²ltimos).

Sus prendas prefieren reflexionar sobre las convenciones sobre el cuerpo y el g¨¦nero a cortar el esmoquin perfecto. Unos y otros hacen sus c¨¢stings a trav¨¦s de Instagram, ofreciendo a sus modelos y colaboradores, como el combo creativo que forman Filip Custic y Kito Mu?oz, la posibilidad de compartir un proyecto com¨²n en vez de un sueldo y cupones para la cafeter¨ªa.

A pesar de estas conexiones Paty Abrahamsson (31), cuya marca desfila el martes en IFEMA como ganadora del premio Samsung Innovation Project, no se considera parte del mismo paquete. "Me gusta mucho lo que hace Palomo, me ha hecho llorar, pero no creo que nos parezcamos", dec¨ªa el d¨ªa del desfile del cordob¨¦s.

Y prosigue: "Hay mucha gente en Madrid haciendo cosas incre¨ªbles, y lo que creo que nos identifica es que somos muy abiertos a la hora de acoger lo nuevo. Lo que hacen algunos dise?adores m¨¢s j¨®venes me parece mejor que lo que yo hago, pero no me agrede. No es que seamos amigos, pero nos ayudamos".

?Y la ropa? Bodgar y Berrocal irrumpieron hace un a?o con un look para recordar: jersey de punto minimalista por dentro de un vaquero desabrochado que luc¨ªa una pieza circular en la bragueta. Algo entre sugerente y desasosegante. Lo que presentaron la semana pasada fue una rica evoluci¨®n de aquello, en la ¨®rbita de j¨®venes ac¨®litos de la anti-moda de Martin Margiela que despuntan en las pasarelas europeas.

Hab¨ªa trajes con ap¨®sitos tubulares, turbantes hechos con cortinas, plum¨ªferos de colchoneta y su¨¦teres de canal¨¦ el¨¢stico que afinaban el torso y acentuaban los hombros, o bajaban hasta medio muslo en como un minivestido-calzoncillo. Los accesorios segu¨ªan la misma t¨®nica de vanguardia ortop¨¦dica: zapatos con tac¨®n de muleta para ambos sexos y zapatillas rotas, unidas a la suela por un calcet¨ªn.

Palomo es otro cantar. Negro sobre blanco, o teniendo en cuenta palabras como "ponible", describir su propuesta suena tan ajeno como hablar de microorganismos en Marte. En la entrevista que se public¨® en el n¨²mero de septiembre de ICON El Pa¨ªs, el dise?ador explicaba su enfoque orgullosamente anti utilitario: ¡°Dise?o para chicos que no quieren renunciar a llevar volantes, tejidos irisados o muar¨¦, sobre todo despu¨¦s de descubrir que les hacen felices. Que desata en ellos la misma fantas¨ªa que yo desde ni?o he sentido¡±.

Por eso resulta tan f¨¢cil disfrutar con la fantas¨ªa de sus estampados selv¨¢ticos, inspirados por Rousseau, y con la libertad de unos cortes entre lo femenino y lo delirante. O conmoverse ante la cara de satisfacci¨®n de sus modelos al desfilar entre los ¨¢rboles subidos a unos tacones, con una bata de raso al viento.

Mucho de lo que vimos el s¨¢bado ten¨ªa que ver con el aspecto liberador de Priscilla, reina del desierto, con el glamour de la escena de Ascot en My Fair Lady (Betto Garc¨ªa, el autor de los sombreros, ha creado piezas para la familia Real brit¨¢nica) y con otros aspectos cl¨¢sicos del manual de iconograf¨ªa gay. Pero puestos sobre la mesa con la naturalidad que permite pertenecer a la generaci¨®n m¨¢s libre de la Democracia. Teniendo en cuenta, adem¨¢s, lo raqu¨ªtico de la oferta masculina de nuestra semana de la moda, ?no es algo estupendo?