Diluvio de fuego en Alepo

La constataci¨®n del fracaso definitivo del alto el fuego en la guerra civil Siria, alcanzado a duras penas tras un acuerdo entre Washington y Mosc¨² y que ¡ªintermitentemente y mal¡ª se ha prolongado durante una semana, supone un dur¨ªsimo rev¨¦s para cualquier perspectiva de poner fin al sangriento conflicto.

El acuerdo entre Estados Unidos y Rusia era, sin duda, una grand¨ªsima oportunidad de poner la pugna en Siria en v¨ªas de soluci¨®n, aliviar la terrible situaci¨®n de la poblaci¨®n civil que vive bajo las bombas y permitir aunar fuerzas ¡ªo al menos no malgastarlas¡ª en el imprescindible combate contra el Estado Isl¨¢mico. Pero nada de esto ha servido para que la tregua fuera violada casi desde el primer momento mientras junto a los proyectiles volaban las acusaciones culpabilizando a la otra parte. Desgraciadamente, las cosas parecen estar ahora incluso mucho peor que antes del acuerdo de alto el fuego.

Los ataques por parte de El Asad a los convoyes humanitarios que con tanto esfuerzo hab¨ªa logrado introducir la ONU, sumados a los bombardeos masivos e indiscriminados de la aviaci¨®n rusa y siria sobre Alepo, incluyendo el lanzamiento de barriles explosivos y bombas de f¨®sforo sobre la poblaci¨®n civil, descritos por los observadores como un ¡°diluvio de fuego¡±, ilustran el ensa?amiento medieval que est¨¢n sufriendo los m¨¢s de 250.000 civiles que permanecen asediados en los barrios del este de la ciudad controlados por los rebeldes.

Es evidente que el Gobierno de El?Asad, respaldado por Rusia e Ir¨¢n, est¨¢ violando una y otra vez todas las convenciones sobre la guerra y que no tiene ning¨²n inter¨¦s en una soluci¨®n negociada. Su proceder convierte al dictador sirio en candidato no a ser una pieza clave en una hipot¨¦tica ¡ªy hoy muy lejana¡ª salida negociada, sino a sentarse ante un tribunal internacional por cr¨ªmenes de guerra.