Por una ciudad segura y feminista
- Un entorno visible que permita a trav¨¦s del dise?o del espacio que las personas puedan visualizar todos los elementos y personas que hay en el entorno y localizar posibles salidas en una situaci¨®n de riesgo. Pero adem¨¢s, que promueva la visibilidad simb¨®lica y social de las mujeres como sujetos activos, reconociendo los diversos papeles que desempe?an en la sociedad sin caer en estereotipos, fomentando espacios que reconozcan figuras femeninas y roles infravalorados. Ejemplos de un entorno visible incluyen calles con iluminaci¨®n que acompa?a de manera continua los itinerarios peatonales, sin rincones, con edificios con actividad en las plantas bajas. Y tambi¨¦n espacios que visibilizan el trabajo de las mujeres, por ejemplo, como la recuperaci¨®n de la historia de lavaderos comunitarios o plazas y calles con nombres de mujeres.
(*) Por Sara Ortiz Escalante
La seguridad urbana es un tema prioritario de la agenda local de la mayor¨ªa de ciudades del mundo. Por norma general, las pol¨ªticas locales de seguridad se basan en estrategias restrictivas, como incrementar la presencia de la polic¨ªa y el control en el acceso a los espacios p¨²blicos, y muchas veces centradas en la protecci¨®n de la propiedad o los bienes materiales.
Desde los a?os 70 el movimiento feminista ha reclamado la visibilizaci¨®n y la erradicaci¨®n de la violencia machista tanto en el espacio p¨²blico como en el privado. A excepci¨®n de ciudades como Montr¨¦al, Toronto o M¨¦xico, son pocas las ciudades que han incorporado la perspectiva de g¨¦nero en sus pol¨ªticas de seguridad. La seguridad en las ciudades contin¨²a enfoc¨¢ndose sobre todo en los cr¨ªmenes, excluyendo de su an¨¢lisis la violencia machista y sin tener en cuenta como la percepci¨®n de seguridad impacta de manera diferente en el uso que mujeres y hombres hacen de la ciudad.
Desde el movimiento feminista se reclama incorporar en las pol¨ªticas de seguridad acciones que vayan m¨¢s all¨¢ del crimen y el delito. Se propone visibilizar la violencia machista e incorporar otro tipo de violencias que no son recogidas por el c¨®digo penal del contexto, como el acoso callejero, las agresiones verbales o la violencia simb¨®lica. A su vez, la seguridad desde una perspectiva de g¨¦nero pone en el centro la percepci¨®n de seguridad, debido a las repercusiones de g¨¦nero que esta tiene en el uso diferenciado del espacio. La percepci¨®n de seguridad de las mujeres est¨¢ marcada por la violencia sexual de la que son objeto y determina en gran medida c¨®mo las mujeres viven los diferentes espacios. Por lo tanto, incluir la percepci¨®n de seguridad permite abordar c¨®mo el miedo limita la libertad y la movilidad de las mujeres, principalmente en las actividades nocturnas, tanto en ¨¢mbitos de recreaci¨®n como de trabajo, reduciendo su sentimiento de pertenencia y su participaci¨®n activa.
Aunque la seguridad depende de factores sociales, pol¨ªticos y econ¨®micos, la configuraci¨®n f¨ªsica de las ciudades tambi¨¦n influye en las percepciones. Mejoras en el espacio p¨²blico pueden favorecer la apropiaci¨®n, el sentimiento de pertenencia y la percepci¨®n de seguridad. Esta ha sido una prioridad del urbanismo feminista aplicado en diferentes lugares del mundo, por ejemplo, por la Red Mujer y H¨¢bitat de Am¨¦rica Latina o Femmes et Ville en Canada.
Partiendo de los 6 principios elaborados por Anne Michaud en la Guide d¡¯am¨¦nagement pour un environnement urbain s¨¦curitaire de la Ville de Montr¨¦al, Col¡¤lectiu Punt 6 ha definido 6 caracter¨ªsticas que una ciudad debe incorporar para construir entornos seguros desde la perspectiva de g¨¦nero:
- Un entorno se?alizado que disponga de se?ales y marcas legibles (visuales, ac¨²sticas y t¨¢ctiles) que ayuden a comprender la ciudad y su estructura, y a orientarse f¨¢cilmente. Una se?alizaci¨®n realizada con iconograf¨ªa no sexista y diversa (edades, cuerpos) que incluya a las diferentes personas que forman parte de esta sociedad y las haga sentir parte de ella de igual a igual. Ejemplos de un entorno se?alizado van desde la ubicaci¨®n paneles electr¨®nicos con la frecuencia de paso en paradas de transportes, a se?ales de tr¨¢nsito que incluyen diversidad de cuerpos sexuados.
- Un entorno se?alizado que disponga de se?ales y marcas legibles (visuales, ac¨²sticas y t¨¢ctiles) que ayuden a comprender la ciudad y su estructura, y a orientarse f¨¢cilmente. Una se?alizaci¨®n realizada con iconograf¨ªa no sexista y diversa (edades, cuerpos) que incluya a las diferentes personas que forman parte de esta sociedad y las haga sentir parte de ella de igual a igual. Ejemplos de un entorno se?alizado van desde la ubicaci¨®n paneles electr¨®nicos con la frecuencia de paso en paradas de transportes, a se?ales de tr¨¢nsito que incluyen diversidad de cuerpos sexuados.
- Un entorno vital que garantice la presencia de personas, la diversidad de actividades, el encuentro, la relaci¨®n y la ayuda mutua. Encontramos entornos vitales en zonas multifuncionales, que combinan actividad residencial, comercial, administrativa conectadas con transporte p¨²blico y ejes peatonales.
- Un entorno vigilado que permita la vigilancia informal, aquella ejercida entre iguales y de manera solidaria y no autoritaria, que responde a la acepci¨®n de ¡°cuidar¡± que reclamaba Jane Jacobs. Se da por ejemplo en una plaza donde existe diversidad de personas (edad, grupo social, sexo) que utilizan simult¨¢neamente ese espacio, donde se permiten variedad de actividades y usos.
- Un entorno equipado con infraestructuras y elementos que apoyan las actividades de la vida cotidiana a una distancia y tiempo accesibles, en un ambiente limpio y acogedor; que garantice que haya personas diversas usando los espacios p¨²blicos porque est¨¢n dotados, por ejemplo con bancos para el descanso y la socializaci¨®n, ¨¢rboles que provean sombra en verano, pero bien mantenidos para que no obstaculicen la iluminaci¨®n, o zonas de juego para diferentes grupos de edad y que permitan la socializaci¨®n tambi¨¦n tanto de las personas que juegan como de las que cuidan.
- Un entorno comunitario que favorezca la apropiaci¨®n y el sentimiento de pertenencia de las personas reforzando la cohesi¨®n social y la participaci¨®n comunitaria. Seg¨²n los usos y actividades que se prioricen y se propicien en el dise?o de los espacios se puede favorecer la convivencia, el intercambio y la socializaci¨®n de las personas de manera igualitaria, contribuyendo al desarrollo de las redes sociales y fortaleciendo la pertenencia a la comunidad.
Estas cualidades no son una receta m¨¢gica, pero son orientaciones que pueden contribuir a construir ciudades m¨¢s seguras.
A pesar de que estas ideas parten del trabajo iniciado por las feministas hace m¨¢s de cuarenta a?os para que las mujeres puedan vivir y disfrutar la ciudad con libertad y autonom¨ªa, es necesario continuar trabajando porque el lema ¡°la calle y la noche tambi¨¦n son nuestras¡± sigue vigente. Aun queda mucho camino para lograr ciudades seguras y feministas.
(*) Sara Ortiz Escalante es soci¨®loga y urbanista feminista en Col¡¤lectiu Punt 6.
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