Un PSOE con futuro

El desgarramiento interno que vive el PSOE a?ade a¨²n mayores dificultades a la consecuci¨®n de un Gobierno estable que sea capaz de resolver los complej¨ªsimos problemas econ¨®micos, institucionales y territoriales que enfrenta Espa?a.

Es una p¨¦sima noticia que un partido que ha gobernado 21 de los 39 a?os con los que cuenta la democracia espa?ola desde la Transici¨®n haya registrado en este ¨²ltimo a?o una serie de derrotas hist¨®ricas que le invalidan no solo para gobernar sino incluso para ejercer una oposici¨®n eficaz y que, adem¨¢s, se encuentre profundamente dividido y al borde de un enfrentamiento abierto que, esperemos, no conduzca a una fractura irreparable.

Es cierto que los problemas electorales del PSOE no son exclusivos de ese partido. En todo el mundo avanzado, la democracia representativa se encuentra en crisis, hostigada tanto desde la izquierda como desde la derecha. Mientras que los partidos tradicionales del centroderecha son puestos en cuesti¨®n por movimientos xen¨®fobos de corte autoritario, los de centroizquierda sufren el asedio de los nuevos populismos de izquierda, que a costa del auge de la desigualdad y las injusticias derivadas de la crisis financiera de 2008 pretenden vender como nuevas propuestas tan viejas y caducas como el proteccionismo comercial, el nacionalismo econ¨®mico o el derecho a la autodeterminaci¨®n de los pueblos.

Dentro de ese panorama, la socialdemocracia est¨¢ sufriendo particularmente a la hora de construir un perfil y relato que concite, como en el pasado, la ilusi¨®n de amplias capas de la sociedad. Parte del problema es que las circunstancias actuales, marcadas por los recortes en el Estado de bienestar y la emergencia de nuevos actores econ¨®micos, como China y otros, han convertido a los socialdem¨®cratas en partidos tradicionales, incapaces de representar a los nuevos sectores, especialmente a los j¨®venes y a los precarios.

Pero los problemas del PSOE merecen un aparte por su extraordinaria gravedad, tanto en cuanto a la p¨¦rdida de apoyos electorales (solo el PASOK en Grecia ha perdido tanto como el PSOE) como en lo relativo a la falta de un mensaje claro y un liderazgo fuerte. Como ponen en evidencia los 85 esca?os que logr¨® en las pasadas elecciones, el PSOE no es, hoy por hoy, capaz de ofrecer un relato claro y convincente de su papel durante la pasada crisis (las idas y venidas sobre la reforma del art¨ªculo 135 de la Constituci¨®n son un buen ejemplo) ni de cu¨¢l es su plan para salir de ella con crecimiento y a la vez equidad. Tampoco ha decidido c¨®mo enfrentarse a Podemos sin intentar copiarlo, ni hacer frente tanto al PP como a los nacionalistas con una propuesta de articulaci¨®n territorial que convenza a una mayor¨ªa de los espa?oles.

Ninguno de estos desaf¨ªos tiene una soluci¨®n f¨¢cil, pero es evidente que solo un partido centrado, confiable, unido bajo un liderazgo s¨®lido y unas ideas innovadoras pensadas para millones de votantes y no para un pu?ado de militantes puede estar en condiciones de hacer frente a esos problemas. De ah¨ª la importancia de que la actual crisis permita construir pronto un partido ganador.