Era el m¨®vil, no yo

Este verano pas¨¦ unos d¨ªas en Asturias, concretamente en un pueblo encantador llamado Santa Eulalia de Oscos. All¨ª disfrut¨¦ de la naturaleza como solo un manchego puede hacerlo: de una forma primitiva y m¨¢gica. Por ejemplo: despu¨¦s de una caminata por la monta?a, y ante una piscina natural encontrada por casualidad, le espet¨¦ a mi mujer con resoluci¨®n: ¡°Cari?o: me voy a encaramar por esas rocas y acto seguido me voy a zambullir¡±. A lo que ella respondi¨®: ¡°?Vestido o desnudo?¡±. ¡°Desnudo¡±, le aclar¨¦ yo. ¡°Pues espera que lo voy a grabar con tu smartphone nuevo¡±. Empec¨¦ a trepar con agilidad gatuna; notaba mi cuerpo joven, tenso, magro, el¨¢stico¡­ Y bronceado, claro, por el sol estival. ?Qu¨¦ estampa estoy creando! Pensaba: ?soy un adonis agreste! Cuando ya hab¨ªa escalado suficientemente alto, todav¨ªa escal¨¦ un poco m¨¢s. Y despu¨¦s salt¨¦ con gracilidad y valent¨ªa ¨Cel agua estaba helada, la verdad, se conoce que no hab¨ªan enchufado el termostato-. ¡°Ens¨¦?ame el v¨ªdeo¡±, dije una vez alcanzada la orilla. En las especificaciones t¨¦cnicas del m¨®vil pon¨ªa que la c¨¢mara ten¨ªa 12 megap¨ªxeles, gran angular, teleobjetivo, zoom digital, estabilizaci¨®n ¨®ptica y no s¨¦ cu¨¢ntas movidas m¨¢s¡­ ?pues todo mentira! Porque en la pantalla lo que vi fue a un hombre cuarent¨®n, blanco como la nieve, fofo -el torso como un saquito de hierba, los brazos como barras de pan de ayer, el culo carpeta- que se mov¨ªa con torpeza y que se lanzaba al agua ¡°nerviosete¡± sin ¨¦pica ninguna. Est¨¢ claro que el m¨®vil graba fatal.