Pongamos fin a la guerra contra los ni?os
Por Kevin Watkins (@KevinAtSave), que en octubre se hace cargo de la Direcci¨®n Ejecutiva de Save the Children Reino Unido.
Una ni?a en la guerra de Siria. Imagen de Save the Children.
En este mes, hace 20 a?os, la Asamblea General de las Naciones Unidas recibi¨® un informe de la ex ministra de educaci¨®n de Mozambique Gra?a Machel, que detallaba los efectos de los conflictos armados sobre los ni?os. En la documentaci¨®n de un patr¨®n de ataques sistem¨¢ticos e intencionales que inclu¨ªan asesinatos, violaciones y reclutamiento forzado en grupos armados, Machel conclu¨ªa: "Este es un espacio carente de los valores humanos m¨¢s b¨¢sicos... Hay pocos abismos m¨¢s profundos a los que puede caer la humanidad".
Machel estaba equivocada: una generaci¨®n m¨¢s tarde, la humanidad se desploma a¨²n m¨¢s profundamente en la depravaci¨®n moral. Los ni?os que viven en las zonas de conflicto son blanco de la violencia a una escala sin precedentes y el elaborado sistema de las disposiciones de la ONU sobre los derechos humanos, dise?ado para protegerlos, es violado con impunidad.
En el 20.? aniversario del informe de Machel, la comunidad internacional debe trazar una l¨ªnea y detener la guerra contra los ni?os.
Esa guerra asume diversas formas. En algunos casos, los ni?os son objetivos en la primera l¨ªnea: las violaciones, los casamientos forzados, la esclavizaci¨®n y el rapto se han convertido en t¨¢cticas est¨¢ndar para grupos como el Estado Isl¨¢mico en Irak y Siria, Boko Haram al norte de Nigeria, y sus contrapartes en Afganist¨¢n, Pakist¨¢n y Somalia. Matar ni?os por asistir a la escuela se considera una estrategia militar leg¨ªtima.
En otros casos, los ni?os sufren ataques tanto del sector estatal como de actores no estatales. En Sud¨¢n del Sur, desde la erupci¨®n del conflicto en 2013, las fuerzas del gobierno y rebeldes han asesinado, violado y reclutado ni?os en grupos armados. Los ataques son tan brutales, sistem¨¢ticos y generalizados que es muy probable que cuenten con autorizaci¨®n pol¨ªtica del m¨¢s alto nivel. Y, de hecho, seg¨²n un informe del Consejo de Derechos Humanos de la ONU publicado este a?o, las fuerzas del gobierno sursudan¨¦s han estado fuertemente implicadas en esas actividades, lo que podr¨ªa explicar por qu¨¦ nadie ha sido responsabilizado por el asesinato de 130 ni?os en el estado de Unity en mayo de 2015.
Los ni?os tambi¨¦n son da?os colaterales derivados de la incesante erosi¨®n de las leyes y normas dise?adas para proteger a los civiles en las zonas de conflicto. En Siria, los ni?os que viven en Alepo, Homs y otras ciudades han sido atacados con bombas de barril y gaseados por fuerzas gubernamentales, en abierto desaf¨ªo al derecho internacional. La santidad de las escuelas y los centros de salud es letra muerta: m¨¢s del 25% de las escuelas en Siria han sido destruidas u obligadas a cerrar.
Los l¨ªderes pol¨ªticos en Arabia Saud¨ª claramente consideran que la convenci¨®n de Ginebra, el pilar legal para la protecci¨®n de los civiles, es irrelevante. En agosto de este a?o, un ataque a¨¦reo de Arabia Saud¨ª contra el suburbio de Saada, en Yemen, alcanz¨® a una escuela y mat¨® a diez ni?os. Este fue tan solo uno de los episodios de una tendencia m¨¢s amplia de ataques a escuelas, centros de salud y mercados. Durante el ¨²ltimo a?o, la coalici¨®n liderada por los sauditas en Yemen ha atacado a cuatro instalaciones de salud apoyadas por la organizaci¨®n no gubernamental M¨¦dicos sin Fronteras.
La violencia actual contra los ni?os dista mucho de lo que imagin¨® Machel hace dos d¨¦cadas. Siguiendo sus recomendaciones, en 1997 la Asamblea General estableci¨® un representante especial para la Cuesti¨®n de los Ni?os y los Conflictos Armados, para que identificara e informara al secretario general del Consejo de Seguridad sobre las partes de conflictos responsables de violaciones atroces y sostenidas.
El representante especial monitorea seis tipos de violaciones a los derechos de los ni?os: asesinatos y mutilaciones, violencia sexual, reclutamiento militar, ataques a escuelas y centros de salud, secuestros y denegaci¨®n del acceso a la asistencia humanitaria. Cada una de ellas est¨¢ prohibida por el derecho internacional, incluida la Convenci¨®n de Ginebra de 1949, que exige a las partes en un conflicto que protejan a los civiles y permitan el acceso a la atenci¨®n humanitaria, y la Convenci¨®n Internacional de los Derechos del Ni?o, el tratado m¨¢s ampliamente ratificado del mundo sobre derechos humanos, que proporciona una lista integral de los derechos de los ni?os.
La violencia contra los ni?os no contin¨²a debido a una falta de derechos, sino por lo que Eva Svoboda, del Overseas Development Institute describe como una crisis de cumplimiento. La comunidad internacional est¨¢ fracasando a la hora de hacer cumplir las leyes, normas y reglas que definen los est¨¢ndares civilizados. Para decirlo sin rodeos, matar, mutilar y aterrorizar a los ni?os es una actividad que no conlleva costo alguno.
La crisis de cumplimiento comienza en la c¨²pula del sistema de la ONU y se extiende a partir de all¨ª, a trav¨¦s del Consejo de Seguridad hasta la Asamblea General y los gobiernos miembros.
Consideremos la campa?a saud¨ª en Yemen. Este a?o, Arabia Saud¨ª fue incluida en la "lista de la verg¨¹enza" del secretario general por bombardear blancos civiles yemen¨ªes y matar ni?os. Para junio, sin embargo, hab¨ªa sido quitada de la lista despu¨¦s de un cabildeo intensivo por parte del gobierno saud¨ª y sus aliados americanos y europeos dedicados a la provisi¨®n de armas. Independientemente de la intenci¨®n de esos aliados, la se?al que enviaron es clara: proteger a los lucrativos acuerdos de armas tiene precedencia sobre la protecci¨®n de los derechos de los ni?os.
El interminable ciclo de informes sobre violaciones de los derechos de los ni?os corre el riesgo de convertirse en una pantomima. Aunque la Oficina del Representante Oficial ha realizado un excelente trabajo exponiendo los ataques a ni?os ¡ªy, en algunos casos, negociando la liberaci¨®n de ni?os soldado¡ª los castigos no se ajustan a los delitos.
Los l¨ªderes mundiales se re¨²nen en Nueva York este mes para la 71.¡ã Sesi¨®n de la Asamblea General y es hora de reafirmar los valores que sostienen las disposiciones sobre los derechos humanos de la ONU. La ¨²nica forma de poner fin a la impunidad de los cr¨ªmenes atroces contra los ni?os es hacer cumplir una rendici¨®n de cuentas genuina y llevar a los perpetradores ante la justicia.
Como m¨ªnimo, instituciones como el Tribunal Internacional de La Haya y la Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos debieran colaborar mucho m¨¢s estrechamente con el representante especial de la ONU. Pero la escala del problema tan vasta y la cultura de la impunidad est¨¢ tan profundamente arraigada que pueden ser necesarias iniciativas m¨¢s audaces. Considerando el fracaso de las instituciones existentes, tal vez sea hora de establecer una nueva: un Tribunal Penal Internacional para los Ni?os, autorizado a investigar y enjuiciar a actores estatales y no estatales por cr¨ªmenes de guerra contra ni?os.
Hemos permitido colectivamente que las leyes sobre los derechos humanos se conviertan en tigres de papel irrelevantes, pero si existe una causa que puede unir a un mundo dividido, es ciertamente la protecci¨®n de los ni?os en las zonas de guerra.
Traducci¨®n al espa?ol por Leopoldo Gurman.
Copyright: Project Syndicate, 2016.
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