'Asamblea ordinaria': contra la crisis, empat¨ªa
Foto de portada de Asamblea ordinaria.
Alguna vez les he contado en este blog que lo que m¨¢s me impresion¨® cuando comenc¨¦ a bucear en el problema de la pobreza infantil no fueron los indicadores objetivos de privaci¨®n; ni siquiera los m¨¢s alarmantes, como la falta de calefacci¨®n o alimentos. Lo que me sobrecogi¨® fue la experiencia personal, subjetiva, de los ni?os. La idea de que casi un tercio de los menores en nuestro pa¨ªs han pasado en estos a?os por la verg¨¹enza, la frustraci¨®n o el miedo que provoca la pobreza resulta dif¨ªcil de aceptar. Son sensaciones que podr¨ªan encostrarse en su personalidad, marc¨¢ndoles de por vida en las relaciones personales y profesionales y atrap¨¢ndoles en una rueda que dejar¨¢n en herencia a sus propios hijos.
Los ni?os se han convertido en el ep¨ªtome de un fen¨®meno que no empieza de manera abrupta, con el desahucio o la emigraci¨®n. La crisis cotidiana va calando sobre el individuo, sobre la pareja, sobre las relaciones familiares y con los vecinos. Es la pobreza lenta, la que convive con los dem¨¢s. La crisis culpable del "h¨¢gase usted emprendedor". La que nos envilece y nos averg¨¹enza. La que carece de toda ¨¦pica.Esta es la realidad que retrata Julio Fajardo en Asamblea ordinaria, la extraordinaria novela publicada recientemente por Los Libros del Asteroide y que ha sido calificada con justicia como "la novela de la crisis".
Tres relatos sin relaci¨®n aparente -una pareja con el marido en paro, un joven que se ha visto obligado a trasladarse a casa de su t¨ªa y un oficinista- se van trenzando en historias que el lector encontrar¨¢ desasosegantemente familiares. Porque cualquiera de ellas est¨¢ teniendo lugar en nuestro entorno cercano, de la manera casi imperceptible que sugieren las frases que abren el libro: "Y luego est¨¢ la gente que vive en otra ciudad o con la que tampoco te ves mucho, los amigos que de todas formas acaban enter¨¢ndose aunque t¨² ya no les cojas el tel¨¦fono muy a menudo, precisamente porque casi nunca te sientes con ¨¢nimo para contarles nada".
Asamblea ordinaria no es un disecci¨®n del origen y las consecuencias de la crisis, del modo en que El desmoronamientocontaba el desarrollo de la Gran Recesi¨®n en los EEUU. Fajardo consigue algo igualmente dif¨ªcil, que es ponerse en los zapatos de sus protagonistas. La novela es un monumental ejercicio de empat¨ªa que te acerca a la realidad como pocas cosas que yo haya le¨ªdo en estos a?os. No juzga, no propone; simplemente relata un panorama que nos define hoy como sociedad y que lo har¨¢ durante muchos a?os.
Solo cabe imaginar lo que podr¨ªamos lograr si nuestra sociedad, empezando por sus l¨ªderes, se contagiase un poco de esta empat¨ªa. Si fu¨¦semos capaces de ponernos en la piel de otros durante el tiempo suficiente. Y de contarlo: con independencia del acierto o el error de las decisiones que se han tomado, nunca he entendido la incapacidad patol¨®gica de expresar compasi¨®n por quienes est¨¢n pasando por una situaci¨®n dif¨ªcil. Creo que es una de las virtudes que m¨¢s echo en falta en el panorama pol¨ªtico actual.
No dejen de leer esta pieza maravillosa de literatura breve, que no peque?a. Y de paso sum¨¦rjanse, si no han hecho, en el imprescindible cat¨¢logo de su editorial. No hay libro malo entre los del Asteroide, y la publicaci¨®n de Fajardo -como las de Chaves Nogales, Davies, Camer¨®n, Sender y tantos otros- demuestra una particular sensibilidad por parte de sus editores. No se la pierdan.
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