Las redes sociales amenazan al bosque con el que la Glaciaci¨®n no pudo
Los ¡®Llanos del Juncal¡¯, en pleno Estrecho de Gibraltar, mantiene 245 d¨ªas al a?o de niebla en la que sobreviven encapsuladas diversas especies de m¨¢s de 1,8 millones de a?os
La niebla densa y gris desdibuja el horizonte y perfila la silueta fantasmag¨®rica de los ¨¢rboles. Los rayos de sol que se cuelan entre la humedad reflejan el verde brillante de los helechos que crecen en los troncos y en el manto del suelo. Las ramas de los quejigos y alcornoques est¨¢n cubiertas de espeso musgo y lianas que se entreveran de un ¨¢rbol a otro. El id¨ªlico paisaje de Los Llanos del Juncal, en el Parque Natural de los Alcornocales, es propio de una latitud tropical o de otra edad geol¨®gica, concretamente de hace 1,8 millones de a?os. Sin embargo, a ocho kil¨®metros, la actividad fren¨¦tica bulle en el puerto de Algeciras, de los m¨¢s importantes de Espa?a, con un movimiento anual de mercanc¨ªas que supera los 90 millones de toneladas. Ambas realidades, la industrializada vida contempor¨¢nea y un bosque de niebla ¨²nico en el continente europeo, coexisten en el Estrecho de Gibraltar, con m¨¢s fortuna para la primera que para la segunda.
Los ecologistas critican la presencia de ciclistas, grandes grupos de personas e incluso veh¨ªculos en una zona catalogada como de Reserva
La masificaci¨®n de las visitas descontroladas amenaza un espacio que permanece encapsulado en la zona desde la ¨²ltima Glaciaci¨®n. As¨ª lo lleva denunciando desde hace meses la Asociaci¨®n Gaditana para la Defensa y Estudio de la Naturaleza (Agaden), preocupada por las invitaciones que se ofrecen en las redes sociales a conocer este apartado paraje. Los ecologistas critican el aumento de la presencia de ciclistas, grandes grupos de personas e incluso veh¨ªculos en una zona que est¨¢ catalogada como zona A o de Reserva, lo que obliga a solicitar permisos para acceder. Desde la direcci¨®n del Parque Natural de los Alcornocales reconocen el conflicto existente y han intentado poner medidas de control que, hasta ahora, no han resultado ser tan efectivas como esperaban.
La restricci¨®n se hace necesaria para preservar el fr¨¢gil ecosistema que sobrevive en estas 80 hect¨¢reas, de un parque natural que tiene una extensi¨®n total de 1.677 kil¨®metros cuadrados. Ubicadas en los parajes del Tajo de las Escobas, Los Llanos del Juncal y el Tajo del Espino, las condiciones geogr¨¢ficas y climatol¨®gicas obraron un milagro que resume el director del espacio, Juan Manuel Fornell: ¡°La cordillera en la que se ubica hace de divisoria entre el Atl¨¢ntico y el Mediterr¨¢neo. Al estar perpendicular al Estrecho hace que se concentre la humedad que llega del propio Mediterr¨¢neo¡±. Tanto es as¨ª que los vientos de levante crean una constante niebla que se mantiene unos 245 d¨ªas al a?o. ¡°La consecuencia es que esta zona tiene una precipitaci¨®n horizontal muy alta y eso permite que haya unos ecosistemas que no son propios ni de estas latitudes ni de esta edad geol¨®gica¡±, apostilla el director.
Especies de la Era Terciaria
¡°Es un bosque de laurisilva, relicto de la Era Terciaria¡±, detalla el agente medioambiental de los Alcornocales, Juan Fern¨¢ndez Espejo. La humedad concentrada en la zona hace que se viva ¡°un clima subtropical, similar a como era el mediterr¨¢neo antes de la Glaciaci¨®n¡±, seg¨²n apostilla Espejo. En esa c¨¢psula del tiempo subsisten especies propias de selvas templadas que se pueden ver en islas como Madeira y las Canarias. El agente medioambiental apunta m¨¢s: ¡°Esto es una joya. Vienen investigadores que se encuentran especies que no sab¨ªan que pod¨ªan estudiar in situ en el mismo contienen europeo¡±.
¡°La consecuencia es que esta zona tiene una precipitaci¨®n horizontal muy alta y eso permite que haya unos ecosistemas que no son propios ni de estas latitudes ni de esta edad geol¨®gica¡±, explica el director
Lo que los investigadores descubren son especies como la ojaranza, laureles alejandrinos, azafranes de oto?o, lianas o helechos poli-poli, ¡°un verdadero f¨®sil viviente que crece en los troncos¡±, seg¨²n Espejo. Algunas de estas especies presentes en el bosque aparecen en el Listado de Especies Silvestres en R¨¦gimen de Protecci¨®n Especial del Ministerio de Medioambiente, como es el caso de la ojaranza. Tal y como a?ade Javier Gil, portavoz de Agad¨¦n en el Campo de Gibraltar, otras muchas aparecen en libros rojos en peligro de extinci¨®n. Es el caso de las 18 especies de bri¨®fitos (plantas no vasculares y terrestres, como el musgo), los diez tipos de pterid¨®fitos (helechos) y las 25 clases de plantas superiores (con ra¨ªces y tejidos) presentes en el bosque y que aparecen en distintos cat¨¢logos cient¨ªficos de especies en peligro.
Una c¨¢psula del tiempo, en riesgo
Todas ellas subsisten en la zona desde hace 1,8 millones de a?os. Al abrigo de un espacio de monta?a y de dif¨ªcil acceso, nada parec¨ªa ponerlas en riesgo, hasta ahora que la masificaci¨®n llama a su puerta. ¡°El bosque est¨¢ muy cerca de una zona urbana importante y es usada como zona de expansi¨®n por sus habitantes¡±, reconoce Fornell. De hecho, el director del Parque (que posee multitud de rutas de acceso libre en otros puntos) insiste en que el bosque de niebla tambi¨¦n se puede visitar, pero con permisos y control. Es necesario enviar un correo (pn.alcornocales.cma@juntadeandalucia.es) para solicitar autorizaci¨®n que se expide siempre que sean ¡°grupos peque?os¡± y no se solicite en verano, por el riesgo de incendios. Habitualmente, se tramitan unas 150 al a?o, sin embargo, Fornell sabe que ¡°existe una cifra elevada de personas que acceden sin autorizaci¨®n¡±.
Una carrera en plena zona de restricci¨®n
Uno de los ejemplos que ponen los ecologistas de Agaden sobre la desprotecci¨®n que sufre el bosque de niebla de Los Alcornocales es la carrera Eur¨¢frica Trail que atravesar¨¢ el paraje del 28 al 1 de noviembre. A juicio de Javier Gil, portavoz de Agaden, el paso de 250 personas por este punto ¡°es innecesario y puede tener un preocupante efecto llamada¡±. El director del parque, Juan Manuel Fornell, reconoce que la organizaci¨®n a¨²n no ha formalizado la petici¨®n. Sin embargo, sabe que ya est¨¢n preparando la documentaci¨®n, una vez les han solicitado incorporar cambios. Cree que la carrera puede ser posible por este punto debido a que ¡°han elaborado un c¨®digo de buenas pr¨¢cticas¡± y que el bosque es el kil¨®metro 30 de la carrera ¡°por lo que los corredores pasar¨¢n por el bosque en grupos peque?os¡±.
Una realidad que se ha visto agravada con la aparici¨®n de las redes sociales y blogs en los que la gente comparte rutas y consejos sobre c¨®mo llegar. ¡°Antes la gente no se internaba m¨¢s porque no conoc¨ªan la zona y les daba miedo perderse, ahora llegan m¨¢s f¨¢cilmente¡±, reconoce Gil. Una vez en el espacio, en bicicletas o a pie, no dudan en apartarse del camino realizado y se internan en el bosque. ¡°Eso tiene importantes impactos en la fauna y en la flora, por los surcos que dejan las pisadas y rodaduras¡±, reconoce el ecologista. De hecho, en el transcurso de la visita a la zona que realiza este medio un d¨ªa laborable por la ma?ana, los agentes medioambientales interceptaron hasta cuatro ciclistas transitando al margen de los senderos en zonas de protecci¨®n A y B (donde no est¨¢ permitido transitar fuera de los caminos habilitados).
Todo el que acceda sin autorizaci¨®n se expone a multas de 100 euros por persona, aunque Fornell explica que no se busca ¡°el af¨¢n recaudatorio¡±. ¡°Se les avisa de que no pueden estar y si les toman los datos. Si se les vuelve a ver, se les multa¡±, detalla. Adem¨¢s, el parque ha decidido instalar carteler¨ªa de advertencia y una puerta de acceso a la zona para evitar la entrada de veh¨ªculos. De poco ha servido, desde diciembre de 2015 hasta ahora, se ha roto el candado en m¨¢s de seis ocasiones, por lo que se ha pedido incluso la colaboraci¨®n de la Guardia Civil. Mientras se estudian nuevas acciones, Gil cree que estas medidas son insuficientes. Reclama que ¡°en las zonas vulnerables haya vigilancia permanente de agentes medioambientales¡±. A eso a?ade la necesidad de ¡°una mayor concienciaci¨®n ciudadana¡±. Y apostilla: ¡°No se le pueden poner puertas al campo, esto no es un lugar cerrado, pero tenemos que ser conscientes que este es un espacio ¨²nico que entre todos tenemos que proteger¡±.
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