Los separatistas se desmienten
Ya no se busca ¡°enga?ar al Estado¡±, como confes¨® Artur Mas, sino desafiarlo abiertamente
El mayor problema que tienen ahora mismo los l¨ªderes independentistas es que empieza a ser muy dif¨ªcil tom¨¢rselos en serio. No lo entiendan mal, el desaf¨ªo sigue siendo grave. En Catalu?a tenemos unas instituciones auton¨®micas, y no pocas municipales, volcadas a favor de un objetivo secesionista, convertidas en Administraciones de parte. Ahora bien, los pol¨ªticos separatistas no son de fiar sobre todo cuando anuncian pasos definitivos y trascendentes.
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El desarrollo de la implosi¨®n socialista ha podido ocultar el sorprendente giro en la hoja de ruta efectuado por JxS¨ª y la CUP. En la moci¨®n de confianza, de finales de septiembre, con la que Carles Puigdemont quiso recomponer sus apoyos en la C¨¢mara catalana tras la crisis de los presupuestos, el president hizo suyo el deseo de los anticapitalistas de celebrar un refer¨¦ndum unilateral. Esta era una propuesta que en los ¨²ltimos meses hab¨ªa ido ganando mucha fuerza en el mundo asociativo y medi¨¢tico separatista como la mejor estrategia para socializar el conflicto institucional entre una Generalitat en rebeld¨ªa y los poderes del Estado. Estamos ahora ante una rectificaci¨®n en toda regla del desarrollo de una legislatura que, seg¨²n hab¨ªan repetido mil veces, conclu¨ªa con la celebraci¨®n de otras elecciones al cabo de 18 meses, travestidas con el apelativo de ¡°constituyentes¡±. Llama mucho la atenci¨®n que los l¨ªderes separatistas hayan evitado dar ning¨²n tipo de explicaci¨®n sobre este sustancial cambio cuando hasta anteayer afirmaban disponer nada menos que de un ¡°mandato democr¨¢tico¡±, derivado de las elecciones del 27-S, para concluir de la manera prevista. Tambi¨¦n sorprende la falta de an¨¢lisis cr¨ªticos en muchos medios catalanes que se han dejado sorprender por el propagand¨ªstico titular de ¡°refer¨¦ndum o refer¨¦ndum¡± de Puigdemont.
Pero este giro no es de entrada una mala noticia. Significa reconocer, aunque sea impl¨ªcitamente, que la secesi¨®n no tiene legitimidad para imponerse como se pretend¨ªa. El regreso a la casilla del refer¨¦ndum, que el separatismo cambi¨® en seguida por las multitudinarias manifestaciones de la Diada, es todo un s¨ªntoma del fracaso de la prometida ¡°desconexi¨®n¡±. Que se evite reconocerlo en p¨²blico evidencia el enga?o de JxS¨ª hacia sus propios electores, muchos de los cuales tal vez prefieran vivir enga?ados con la renovada promesa de que solo hace falta subir un pelda?o m¨¢s. Tambi¨¦n refleja el escaso sentido cr¨ªtico de sus intelectuales y el seguidismo de bastantes medios.
La alteraci¨®n de la hoja de ruta busca una alianza t¨¢ctica con los comunes de Ada Colau
Ahora bien, ser¨ªa un error considerar que este repliegue condena a Puigdemont poco menos que a repetir los movimientos de su antecesor con la disfrazada consulta autodeterminista del 9-N. Ser¨ªa una ingenuidad creer que vamos a asistir a una mera repetici¨®n de lo vivido hace dos a?os. Esta vez, el desaf¨ªo independentista se plantea sin ning¨²n tipo de subterfugio; ya no se busca ¡°enga?ar al Estado¡±, como confes¨® Artur Mas, sino desafiarlo abiertamente, lo que hace mucho m¨¢s dif¨ªcil a los poderes p¨²blicos la opci¨®n de dejarlo pasar como se hizo en 2014. Su objetivo no es celebrar un refer¨¦ndum a finales de septiembre de 2017, que no vincular¨ªa m¨¢s que a los convocantes y que no tendr¨ªa ning¨²n reconocimiento internacional, sino provocar un choque real. Lo que se persigue es obligar al Gobierno y al Tribunal Constitucional a intervenir la Generalitat para trazar una l¨ªnea divisoria entre Espa?a y Catalu?a, con el fin de polarizar un conflicto que, en realidad, enfrenta a unos catalanes con otros. Cuando Puigdemont afirma que el refer¨¦ndum lo llevar¨¢ a cabo incluso sin el acuerdo del Estado, se olvida de decir que tampoco tiene el acuerdo de la mitad de los catalanes representados por las fuerzas parlamentarias que no son independentistas.
La alteraci¨®n de la hoja de ruta es otro inconfesable paso atr¨¢s del separatismo que rescata el atractivo ¡°derecho a decidir¡± y busca una alianza t¨¢ctica con el conglomerado de los comunes de la alcaldesa Ada Colau. Es un movimiento de repliegue que resguarda aquello que no est¨¢ dispuesto a perder: su mayor¨ªa parlamentaria y el control de las instituciones auton¨®micas. Las nuevas elecciones (¡°constituyentes¡±) anunciadas para dentro de un a?o han quedado aplazadas para el primer trimestre de 2018 de forma condicional si en el hipot¨¦tico refer¨¦ndum vencieran los partidarios de la secesi¨®n, lo que es tanto como decir que las elecciones se posponen sine die. Que los separatistas se desmientan es una buena noticia; la mala es que alarga el agotador bucle del proceso. A ver si con suerte cualquier d¨ªa de estos se desmienten del todo.
Joaquim Coll es historiador y vicepresidente de Societat Civil Catalana.
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