Fot¨®grafos con (sexo) sentido: la er¨®tica de la mujer sentada
Fot¨®grafos y modelos pasando el suficiente tiempo juntos como para relajarse y crear im¨¢genes art¨ªsticas sensuales
¡°Fue una sesi¨®n con muy buen rollo. Est¨¢bamos haciendo una campa?a para una marca de ropa interior y nos pusimos a jugar¡±. Minerva, la modelo espa?ola que hace esta declaraci¨®n, se sinti¨® tan relajada durante la sesi¨®n que acab¨® sentada y en cueros, cubierta ¨²nicamente por sus extremidades. Como Minerva, siete modelos m¨¢s han posado sentadas (y con la poca ropa que uno puede llevar en su casa) para fot¨®grafos que encontraron en ese estado de reposo la er¨®tica que estaban buscando. Tan solo unas toallas, unos vinilos, un plato de fruta o una escultura con la mirada clavada en el cuerpo de la actriz Elizabeth Hurley, comparten plano con estas mujeres que evidencian c¨®mo los gestos m¨¢s cotidianos sugieren m¨¢s que cualquier postura ortop¨¦dica.
Por el honor de Elizabeth Hurley, de John Stoddart (1990)
Hugh Grant y Elizabeth Hurley se enamoraron en el rodaje de Remando al viento (1988), la pel¨ªcula del director espa?ol Gonzalo Su¨¢rez. La pareja estuvo junta hasta 2000. Dos a?os despu¨¦s de la pel¨ªcula Hurley era retratada de esta guisa por el c¨¦lebre fot¨®grafo John Stoddart ¨Cun tipo que no conoce el miedo: tiene una foto que se titula Mujer y Aston Martin¨C. En aquella cinta, una jovenc¨ªsima Hurley mostraba sus pechos en todo su esplendor. Bueno, al menos esto es lo que servidor pensaba. Pero conviv¨ªan otras corrientes de opini¨®n. Entre ellas, la de un amigo que afirmaba que las ubres de la Hurley eran estr¨¢bicas. Tras dos botellas de vino y una acalorada discusi¨®n, se gan¨® un cachetazo. S¨®lo me he peleado dos veces en mi vida: una defendiendo la anatom¨ªa de una mujer que no conoc¨ªa (y perdiendo un amigo en el lance) y otra defendiendo el honor de un equipo de f¨²tbol del que no era seguidor (y perdiendo medio diente en el trance). 25 a?os despu¨¦s, aquel equipo se resiste a bajar a segunda y Liz Hurley reaparece en esta imagen subastada el mes pasado a trav¨¦s de la Catawiki (una de los mayores emporios de este negociado online) y despachada por la friolera de 5.700 euros. Si a alguien se le ocurre decir que no los vale, se lleva un bofet¨®n.
Buenos d¨ªas y buenas sombras, de St¨¦phane Moreau
¡°No me hice fot¨®grafo para mentir o hacer trampas¡±. El franc¨¦s St¨¦phane Moreau, como si fuera un pol¨ªtico en campa?a electoral, se muestra as¨ª de tajante con respecto a su compromiso con la espontaneidad y la naturaleza, tanto la viva como la muerta. ¡°Esta foto fue sacada en un piso de Par¨ªs, cerca de la Bastilla, que hasta hace poco utilic¨¦ como estudio. Me gusta que las fotos se hagan en lugares habitados¡±, incide. Gente viva en sitios vivos. Aqu¨ª, Margot, una buena amiga de voraz apetito y extra?as maneras a la hora de sentarse, cuyo apodo es Blondie. Adem¨¢s de modelo, es actriz, pero, sobre todo, colega. ¡°La retrato con frecuencia porque es amiga y porque es de ese tipo de chicas que me gustan, chicas que no necesitan que les saquen fotos para saber que son bellas. Ella lo sabe, y esa confianza me atrae mucho¡±. Cierto es que hay que estar muy seguro de s¨ª mismo para aparecer de esta guisa en una foto y que el resultado sea tan atractivo que un d¨ªa, una revista espa?ola, llame al retratista, le pida permiso para reproducirla y este responda: ¡°?Qu¨¦ listos! ?Gran elecci¨®n! ?Es de mis mejores fotos!¡±. Le ¨ªbamos a pedir una de la serie que hizo en un sitio que parece una central nuclear, pero nos pareci¨® demasiado sexi.
Cumplea?os desliz, de David Paul Larson
Le hemos pedido a David Paul Larson, fot¨®grafo radicado en Nueva York, que nos cediera esta bella imagen de peculiar semi¨®tica en la que la modelo, por primera vez, no ense?a nada suyo. Le hemos hecho las preguntas de rigor, y el hombre, que ha sido asistente de Mark Seliger y ha trabajado para Creem o Calvin Klein, nos ha respondido con la natural econom¨ªa l¨¦xica que caracteriza a los fot¨®grafos, pero tambi¨¦n con el inherente buen gusto que se le supone a cualquier que haya sido elegido por nosotros para aparecer en esta p¨¢gina: ¡°Si esta foto fuera una canci¨®n, ser¨ªa Glory box, de Portishead¡±.
La vida se le qued¨® peque?a, de Arthur Elgort
Fire Island, Nueva York. ¡°Gia sol¨ªa planear su huida de las localizaciones a¨²n antes de empezar a trabajar. Aqu¨ª, con rulos en la cabeza, ya estaba reservando su vuelo de regreso. Me llamaron para que limpiara su suciedad en la foto, pero yo no ve¨ªa nada malo en ella: me parec¨ªa bell¨ªsima¡¡±. La imagen es una doble prueba. Por una parte, revela la extraordinaria belleza de la joven Gia Carangi (1960-1986), la c¨¦lebre maniqu¨ª estadounidense de ascendencia italiana, irlandesa y galesa, considerada una de las primeras supermodelos de los ochenta, v¨ªctima del VIH antes de cumplir los 30 y precursora del heroin chic hasta el punto de que, d¨¦cadas despu¨¦s, las modelos que consum¨ªan hero¨ªna segu¨ªan llam¨¢ndose Las chicas de Gia. Por otra, demuestra el gran valor art¨ªstico del fot¨®grafo, el neoyorquino Arthur Elgort (1940), quien antes de dedicarse a la fotograf¨ªa estudi¨® pintura. De hecho, la composici¨®n parece un homenaje fotogr¨¢fico a Egon Schiele. La imagen pertenece al reci¨¦n publicado The Big Picture, su primer volumen de compendio de cinco d¨¦cadas de actividad, que incluye trabajos realizados para revistas como Vogue, Interview, GQ, Life y Rolling Stone, as¨ª como sus campa?as para Chanel, Valentino o Yves Saint Laurent, entre otros. El libro, reci¨¦n publicado por Steidl, tiene 424 p¨¢ginas y cuesta 78 euros.
Tocar la toalla, de Benjamin Askinas
Todos tenemos extra?as filias y una de las de quien esto escribe es la ropa de casa de Benetton. Hasta que la descubr¨ª, las s¨¢banas duraban hasta que se rajaban (algunas incluso unos meses m¨¢s), las colchas eran todas heredadas (su valor era s¨®lo temporal, jam¨¢s sentimental) y las toallas serv¨ªan indiscriminadamente para ir a la playa, al gimnasio o para secarse cada ma?ana tras salir de la ducha (a veces, cuando la alfombra del ba?o estaba en la lavadora, pod¨ªan tambi¨¦n ejercer su sufrida y terrestre funci¨®n sin provocar ning¨²n cargo de conciencia en el usuario). Mientras quien esto escribe trasteaba por los portfolios que el fot¨®grafo afincado en Los ?ngeles Benjamin Askinas tiene colgados en su web, se top¨® con bellas fotos de bellas mujeres bellamente iluminadas. Fue un cuarto de hora de clics. Uno de aquellos momentos que suceden una vez al mes y que hacen que este trabajo valga la pena. "Bonita luz", dijo alguien. "Bella se?orita", apunt¨® otro. "Qu¨¦ ¨®rgano, mi abuela ten¨ªa uno igual y tocaba siempre La marsellesa", inform¨® el de m¨¢s all¨¢. Mientras, quien esto redacta s¨®lo pensaba en, claro, la toalla.
Platino es, de Jaume de Laiguana
Minerva es platino. "A los fans les cuesta reconocerme si no voy de rubia platino¡±, cuenta en¨¦rgica a trav¨¦s del tel¨¦fono la modelo madrile?a, reci¨¦n reciclada en dise?adora de joyas y ropa para la firma Wolflamb. Est¨¢ aliviada: le acabamos de contar que hemos escogido la foto que ahora mismo usted observa y se ha puesto la mar de contenta. ¡°Fue una sesi¨®n con muy buen rollo, siempre trabajo genial con Jaume de Laiguana. Est¨¢bamos haciendo una campa?a para una marca de ropa interior y nos pusimos a jugar¡±. Y jugando, jugando, una de nuestras m¨¢s internacionales y polifac¨¦ticas maniqu¨ªs se qued¨® en cueros y decidi¨® utilizar sus extremidades para cubrirse. Pas¨® una vez, lo est¨¢n viendo ahora.
Autorretratos en la era del ¡®selfie', de Yulia Gorodinski
En la ¨¦poca previa al selfie, cuando un hombre pensaba en qu¨¦ har¨ªa si por un d¨ªa fuera una mujer bella, la propuesta m¨¢s habitual era quedarse en casa y pasarse la jornada jugando con sus pechos. Ahora es muy probable que la respuesta fuera sacarse fotos con el m¨®vil y darle al enviar a todos. Yulia Gorodinski, una bielorrusa afincada en Tel Aviv, tiene la suerte de ser ella misma todo el rato, y para celebrarlo se dedica desde hace casi un lustro a retratarse en lugares p¨²blicos y privados; vestida y desnuda. ¡°Al principio, solo pensaba en sacar buenas fotos de m¨ª en sitios interesantes. Pero poco a poco fui viendo que estaba tambi¨¦n capturando mis emociones y que todo eso me estaba ayudando a manejar mis sentimientos. Como toda obra de arte, empez¨® como una risa y termin¨® con un significado¡±, explica la chica, quien, adem¨¢s de por motivos psicoanalizables, adora ser su propia modelo por razones nada narcicistas, muy de la era preselfie. ¡°Es muy c¨®modo, estoy siempre disponible y jam¨¢s me niego a nada¡±.
C¨¢mbiame, de Eric T. White
¡°Debido a circunstancias que se escapan a mi control he resultado ser una persona maravillosa¡±. Esto se lee en una sudadera que luce la modelo Paige Elkington en una de las im¨¢genes que pueden verse en su cuenta de Instagram. Obviamente, cuando una mujer as¨ª te pide que vayas a su casa y le saques fotos, vas. Y si eres un fot¨®grafo, como Eric T. White, que ha trabajado para The New York Times, Evening Standard o Nike, pues logras una captura como esta. Y si no eres fot¨®grafo, pero Paige te lo pide igualmente, pues te compras una c¨¢mara. Y vas. Cualquier persona que sea invitada a casa de Paige es imposible que se resista a acudir. ?Exageramos? No. Mire lo que se lee en otro post en Instagram de la muchacha: ¡°He puesto mostaza y un poco de mi propia orina en la quemadura que me hice en la frente tratando de rizarme el cabello y no funciona. ?Alguna sugerencia para poder lograr que esto se cure?¡±. La foto es un selfi frente al espejo y ella sale pasando la aspiradora, con medias y un vestido transparente. El momento en que Paige se quem¨®, pero sobre todo, en el que decidi¨® colgar esta foto con este mensaje, sin duda, entran en la categor¨ªa de lo que Eric considera que vale la pena retratar: ¡°Una buena foto es una que captura un momento, y un buen momento es ese que te hace cuestionar cosas o pensar en cosas mucho m¨¢s grandes¡±.
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