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Si tanto nos gusta que nos den la raz¨®n es precisamente porque no la tenemos de antemano
Hay razonamientos de extrema belleza. Nos admira en ellos el rigor en su construcci¨®n, c¨®mo encadenan sus piezas l¨®gicas, c¨®mo nos llevan con toda naturalidad de una causa a una consecuencia. Incluso hablamos de ¡°elegancia¡± en la l¨®gica cient¨ªfica para describir aquello que es robusto, s¨®lido, en su capacidad explicativa, pero a la vez simple en su arquitectura.
En la ciencia gana quien explica m¨¢s con menos, y a eso le llamamos ¡°parsimonia¡±, que es ¡°la calma o tranquilidad ceremoniosa con la que se hace algo¡±. Un monje, franciscano, no pod¨ªa ser de otra manera, utiliz¨® ese principio para ¡°afeitar¡± las barbas de Plat¨®n de todos los elementos superfluos de sus teor¨ªas. Desde entonces, si te pones escol¨¢stico, es decir, innecesariamente espeso, se te pasa la ¡°navaja de Ockham¡± y se te despoja de todo adorno innecesario.
Pero una cosa es la ciencia y otra las opiniones. Al contrario que la ciencia, estas ni necesitan ser elegantes ni se rigen por los mismos criterios. Mientras que una ley cient¨ªfica aspira a unificarnos a todos detr¨¢s de una ¨²nica doctrina contrastada, una opini¨®n solo aspira a reflejar nuestra diversidad de pareceres sobre una cuesti¨®n. Si algo es controvertido es precisamente porque no tiene una explicaci¨®n ¨²nica. Y si tanto nos gusta que nos den la raz¨®n es precisamente porque no la tenemos de antemano.
A las opiniones nos aproximamos desde nuestras experiencias vitales, entornos sociales y bagajes educativos y culturales. Que en el mundo hubiera tantas opiniones como personas (seguramente es el caso, pero desconozco si alguien lo ha medido) no ser¨ªa an¨®malo ni inconveniente, solo un dato m¨¢s de la realidad. Sin embargo, el signo de los tiempos es el de clasificar compulsivamente las opiniones, dividirlas entre las que gustan y las que no y, una vez separadas las caritas sonrientes de las caras enfadadas, apilar todas aquellas que nos gustan para que sean bien visibles y expulsar de nuestro muro de Facebook o cuenta de Twitter a las que no nos gustan para que no nos deshonren ante los dem¨¢s. ?A cu¨¢nta gente sigues que no te gusta? ?Crees que solo siguiendo a quien te gusta sabes en qu¨¦ mundo vives? @jitorreblanca
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