La tuberculosis se resiste
La tasa de infectados y los fallecimientos bajan, pero no al ritmo necesario para erradicar la pandemia
La tuberculosis se resiste a ser vencida. Aunque el n¨²mero de muertes por el bacilo decreci¨® un 3,3% el a?o pasado, hasta los 1,8 millones, contin¨²a siendo la enfermedad infecciosa que m¨¢s muertes causa en el mundo, por delante del sida, seg¨²n las estimaciones que ha publicado este jueves la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) en el informe mundial de la dolencia. Pero el verdadero problema de fondo es que las infecciones no caen al ritmo necesario para acabar con ella.
El n¨²mero de nuevos infectados alcanz¨® los 10,4 millones en 2015, lo que supone una bajada incidencia de la enfermedad del 1,5%, pero es algo claramente insuficiente para cumplir los objetivos que la comunidad internacional se ha marcado dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El reto es acabar con la pandemia (que no con la enfermedad) para el a?o 2035; en otras palabras, reducir el n¨²mero de muertes en un 95% y la incidencia en un 90% (empezando a contar desde 2015). El primer hito en el camino para llegar hasta all¨ª pasa por una reducci¨®n anual del 4,5% de la incidencia de aqu¨ª a 2020. Mucho se tiene que mejorar en los pr¨®ximos ejercicios para lograrlo.
Aunque si se compara el informe con el de 2015 la impresi¨®n es que tanto el n¨²mero de infectados como de muertes subi¨® (entonces se cifraron en 1,5 millones), lo cierto es que la contabilidad de la OMS ha cambiado. Los datos se basan en estimaciones y los que aportaba la India, el pa¨ªs con mayor n¨²mero de enfermos ¡ªm¨¢s de una cuarta parte de todos los afectados en el mundo¡ª se han revisado al alza por tener mejores herramientas de medici¨®n.
M¨¢s all¨¢ de problemas de contabilidad, los datos indican que, al contrario que las otras dos grandes pandemias, la malaria y el sida, cuyas cifras est¨¢n mejorando de forma contundente, la tuberculosis, la m¨¢s antigua y conocida de las tres, no acaba de ser atajada. Y eso que para ella hay una cura. Con un tratamiento que dura seis meses los enfermos de la variedad m¨¢s simple y frecuente de la enfermedad sanan y dejan de ser contagiosos en pocas semanas. Y, mirando el lado positivo, esto ha conseguido que las muertes se redujeran en un 22% entre 2000 y 2015.
Cada a?o, unas 480.000 personas desarrolla la variante m¨¢s agresiva de la enfermedad, aquella que no responde a los f¨¢rmacos de primera l¨ªnea
?Cu¨¢l es entonces el problema para acabar con la tuberculosis? Son varios. Por un lado, es una enfermedad que suele golpear a los m¨¢s pobres, a quienes tienen menos acceso a los servicios sanitarios. El bacilo que la causa se propaga mejor entre ambientes cerrados, de poca ventilaci¨®n y condiciones poco salubres. En los pa¨ªses con mayor presencia en t¨¦rminos absolutos (India, China, Pakist¨¢n y Sud¨¢frica), muchos de los infectados ni siquiera saben que la tienen y van propag¨¢ndola en sus entornos. El diagn¨®stico es uno de los retos: m¨¢s de un 40% de las nuevas infecciones en el mundo durante 2015 no fueron notificadas a las autoridades.
Otro problema es la resistencia. Cada a?o, unas 480.000 personas desarrolla la variante m¨¢s agresiva de la enfermedad, aquella que no responde a los f¨¢rmacos de primera l¨ªnea. Sucede por dos causas: que algunos enfermos dejan la medicaci¨®n cuando comienzan a sentirse mejor en lugar de completar el tratamiento de seis meses, lo que provoca que el bacilo no se elimine del todo y sepa c¨®mo luchar contra el medicamento. O, cada vez m¨¢s, que el paciente directamente se contagie de bacterias resistentes. Aqu¨ª la soluci¨®n no es tan sencilla, los tratamientos se alargan y no son tan efectivos, aunque recientemente una nueva combinaci¨®n de f¨¢rmacos ha logrado acortar la terapia a ocho meses, frente a los 20 que sol¨ªa durar, y ha mejorado la eficacia al 80%, frente al 50% anterior.
La estrategia de la OMS para acabar con la tuberculosis se apoya en tres pilares: la prevenci¨®n y los cuidados centrados en el paciente, para que todos tengan acceso al diagn¨®stico, la medicaci¨®n y se sientan comprometidos con su propia curaci¨®n; las pol¨ªticas y los sistemas p¨²blicos, que deben incluir cobertura universal para tratar a todos los pacientes y, finalmente, intensificar la innovaci¨®n, para encontrar f¨¢rmacos m¨¢s efectivos, tratamientos m¨¢s cortos y una vacuna que prevenga la enfermedad.
M¨¢s all¨¢ de los enfoques para conseguir terminar con la tuberculosis, hay algo imprescindible: dinero. En 2015 los pa¨ªses de medios y bajos ingresos dispusieron de 6.600 millones de d¨®lares (unos 6.000 millones de euros) para luchar contra la enfermedad, de los cuales el 84% fueron recursos de esos mismos pa¨ªses. Sin embargo, seg¨²n afirma el estudio, los m¨¢s pobres todav¨ªa dependen en un 90% de los donantes. Seg¨²n las estimaciones de la OMS, har¨ªan falta otros 2.000 millones de d¨®lares (unos 1.815 millones de euros) adicionales para acabar con la tuberculosis.
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