?Por qu¨¦ llevas esa camiseta si no sabes qu¨¦ significa?
Rihanna o Justin Bieber han puesto de moda las camisetas de 'Thrasher', una revista sobre cultura 'skate' a los que no les ha hecho mucha gracia: "No hemos mandado ropa a esos payasos". ?Libertad individual o apropiacionismo cultural? No es el ¨²nico caso pol¨¦mico
Nunca he le¨ªdo el Thrasher Magazine, que es algo as¨ª como la Biblia de la religi¨®n del skate, y, de hecho, nunca me he montado en un skate m¨¢s de dos segundos, de puro p¨¢nico a caerme y hacerme un morat¨®n. Sin embargo, siempre he querido tener una camiseta de Thrasher Magazine, y si no la he tenido es porque nunca se me ha presentado la oportunidad de comprarla. Son bonitas a la par que sencillas: el dise?o consiste simplemente en el logo de la revista, con su tipograf¨ªa chula, en diferentes fondos de colores. Mi favorita es esa en la que el logotipo arde en llamas rojas y amarillas sobre un campo azul oscuro. La revista Thrasher es algo as¨ª como los Ramones, que vend¨ªan m¨¢s camisetas que discos. De hecho probablemente haya algunos despistados que piensen que ambas cosas son marcas de ropa.
Los que s¨ª han llegado a comprarse una camiseta de Thrasher y a lucirla con orgullo ante el mundo han sido celebrities como Justin Bieber o Rihanna as¨ª que el director de la revista, Jake Phelps, ha salido diciendo que ya les vale, que ellos no tienen nada que ver con el mundo del skate, y lo ha hecho en estos t¨¦rminos: ¡°Nosotros no les mandamos paquetes de ropa a Justin Bieber o a Rihanna o a ninguno de esos payasos. En el asfalto es donde est¨¢ la verdadera mierda. ?Sangre y costras, hay algo m¨¢s real que eso?". Pues no lo s¨¦, pero sorprende la vehemencia cool de este pope de la tribu de la cabriola y el monopat¨ªn.?
Nos encontramos, una vez m¨¢s, ante una diatriba en torno a la autenticidad y el apropiacionismo cultural, esa pr¨¢ctica consistente en que un grupo se adue?e de la est¨¦tica o cultura de otro sin demasiado remilgo o af¨¢n de profundizar en el asunto. Ya saben: blancos que llevan rastas sin respetar el c¨®digo rastafari (que es una religi¨®n ¨Cel propio Bieber llev¨® rastas rubias, para m¨¢s inri), los ¡°punkis del pastel, punks de escaparate¡± que dec¨ªan La Polla Records, la it girl/el it boy con la camiseta de Iron Maiden (y se supone que sin sus discos), las supermodelos que adoptan una moda inspirada en los indios norteamericanos (por lo dem¨¢s, diezmados y recluidos en reservas por el hombre blanco) o esa chavala que, en la canci¨®n del grupo de punk pop Airbag, resultaba una decepci¨®n porque se hab¨ªa comprado la camiseta de The Clash en el H&M ¡°y no sab¨ªa nada del 77¡±.
La revista 'Thrasher' es algo as¨ª como los Ramones, que vend¨ªan m¨¢s camisetas que discos
Tambi¨¦n en este tipo de tiendas se encuentran inopinadas camisetas de M?torhead, Black Sabbath, Joy Division o Nirvana. Hoy en d¨ªa, cuando las grandes multinacionales de la moda utilizan cualquier tendencia cazada en la calle en pos de la innovaci¨®n (o el revival), los casos se encuentran por doquier: los cr¨ªticos del apropiacionismo consideran que estas pr¨¢cticas son insultantes y que banalizan las diversas culturas y subculturas: toda una falta de respeto. A los que les da igual todo esto argumentan que esa cr¨ªtica supone un exceso de correcci¨®n pol¨ªtica y apelan a la libertad individual de cada uno a vestirse como le d¨¦ la gana.
"Nosotros no les mandamos paquetes de ropa a Justin Bieber o a Rihanna o a ninguno de esos payasos", ha dicho el director de la revista
Por supuesto: que cada uno se ponga lo que quiera y all¨¢ cada cual con sus trapos, est¨¦n inspirados en los skatepark o en las tribus sioux. El problema que yo le veo a este asunto es la p¨¦rdida de la funci¨®n comunicativa de la vestimenta. La ropa que llevamos sirve para abrigarnos, protegernos del ambiente hostil y ponernos guapos pero, tambi¨¦n, para decir cosas sobre nosotros. Es un sistema de s¨ªmbolos que si se usan a la buena de dios pueden causar profunda confusi¨®n, como relataba aquella decepci¨®n de pista de baile en la canci¨®n de Airbag.
Es curioso que sea la industria de la moda y los medios especializados los que muchas veces vac¨ªen de contenido los estilos de vestir y devaluando el propio valor simb¨®lico del producto, ofreci¨¦ndonos el hippie chic sin nada de hippie o convirtiendo la chupa de cuero modelo Perfecto que llev¨® Marlon Brando como motero outlaw en Salvaje y casi todas las tribus urbanas con ¨ªnfulas marginales hasta la fecha, de los rockers a los punks, pasando por los heavy, en algo as¨ª como la chaqueta est¨¢ndar. Ahora se ha alejado de las calles de Queens, donde la adoptaron los Ramones, y la chupa antisistema por antonomasia es frecuentada hasta por altos cargos de partido liberal-conservador ¨Cv¨¦ase Andrea Levy, la misma que dijo que ser de izquierdas ya no era moderno.
F¨ªjense por ejemplo en los tatuajes, que antes, dentro del c¨®digo social, serv¨ªan como identificaci¨®n de rudos marineros, expresidiarios, gentes de mal vivir o habitantes de los bajos fondos. Ahora si uno quiere ingresar en el crimen organizado y se dirige a alguien plagado de tatuajes puede resultar que el supuesto delincuente sea un estudiante de ICADE que vive con sus padres.?Este es el mundo al rev¨¦s donde los m¨¢s grandes ladrones del pa¨ªs, como vemos estos d¨ªas en los banquillos de los juzgados, llevan traje, gomina y corbata. Seguro que cuando est¨¦n en la trena se ponen la camiseta de Thrasher, para infundir algo de respeto en el abundante asfalto del presidio.
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