?Pueden los impuestos a los refrescos azucarados salvar vidas?
La propuesta de la OMS de crear una tasa que penalice estas bebidas vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre c¨®mo combatir la obesidad
Un refresco azucarado contiene decenas de calor¨ªas vac¨ªas, con escasos nutrientes que justifiquen su ingesta habitual, y menos en grandes cantidades. El consumo abusivo de esas bebidas se han convertido en uno de los s¨ªmbolos de una epidemia de obesidad que es responsable del 5% de las muertes en el mundo y cuesta miles de millones a las arcas p¨²blicas. Frenar el avance del sobrepeso es una prioridad, pero las formas de hacerlo est¨¢n en el centro de un complejo debate. La propuesta realizada esta semana por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) para crear una tasa del 20% sobre los refrescos azucarados vuelve a poner sobre la mesa la posibilidad de recurrir a los impuestos para penalizar el consumo de ciertos productos, como ya sucedi¨® en el pasado con el alcohol y el tabaco.
Desde que M¨¦xico, uno de los pa¨ªses que m¨¢s refrescos consume, introdujo una tasa del 10% para las bebidas azucaradas en 2014, este tipo de medida fiscal est¨¢ ganando apoyos. Reino Unido planea introducir una tasa en 2018, siguiendo pasos similares de Francia, Hungr¨ªa y algunas ciudades de EE UU. Los contrarios a este tipo de iniciativas, con la industria a la cabeza, consideran que son in¨²tiles, penalizan a los consumidores con menores ingresos y culpabilizan a un solo producto, por lo que proponen como mejor alternativa proporcionar a los ciudadanos informaci¨®n sobre h¨¢bitos de vida saludables.
Los partidarios replican que estos impuestos desincentivan el consumo y aumentan los ingresos del Estado. ¡°El consumo de az¨²cares libres, incluidas las bebidas azucaradas, es uno de los principales factores del incremento global de personas que sufren obesidad y diabetes. Si los Gobiernos ponen impuestos a productos como las bebidas azucaradas, pueden reducir el sufrimiento y salvar vidas¡±, ha declarado Douglas Bettcher, director de Prevenci¨®n de Enfermedades no Infecciosas de la OMS. ¡°La evidencia indica que los impuestos sobre determinados alimentos y bebidas son por lo general ineficaces¡±, respond¨ªa a su vez la Asociaci¨®n de Bebidas Refrescantes de Espa?a.
No es f¨¢cil evaluar la efectividad de este tipo de tasas, sobre todo porque se trata de iniciativas relativamente recientes. En M¨¦xico, un estudio del Instituto Nacional de Salud y la Universidad de Carolina del Norte estima que las ventas en ese pa¨ªs han ca¨ªdo un 6% de media. Entre los partidarios de la tasa, ya hay peticiones para incrementarla con el fin de reducir a¨²n m¨¢s el consumo. En Francia, la introducci¨®n de una tasa en 2012 se asocia al descenso de las ventas de los refrescos azucarados y a un mayor consumo de agua embotellada. Sin embargo, instaurar un impuesto sobre el az¨²car sirvi¨® de poco en Berkeley (California) porque los comerciantes asumieron la peque?a subida de precios para no arriesgarse a que su clientela se fuera a la localidad de al lado a hacer la compra. Para conseguir un efecto significativo, un informe de la British Medical Association (BMA) concluye que el precio de las bebidas con az¨²car deber¨ªa incrementarse al menos un 20%, en l¨ªnea con lo defendido por la OMS.
Otra posibilidad es modular el impuesto en funci¨®n de la cantidad de az¨²car de la bebida, como ha hecho Hungr¨ªa, que tiene adem¨¢s una tasa para la sal y la grasa. El resultado fue que el 40% de los fabricantes, seg¨²n datos de The Economist, ajustaron los ingredientes a la baja para pagar menos impuestos, una decisi¨®n que al fin y al cabo termin¨® beneficiando a los consumidores.
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