?Habanos en la Casa Blanca?
Kennedy fue el ¨²ltimo que se fum¨® un puro en el Despacho Oval, luego vino el embargo
A comienzos de los sesenta, se fum¨® legalmente el ¨²ltimo cigarro habano en la Casa Blanca. El 2 de febrero de 1962, el presidente John F. Kennedy llam¨® a Pierre Salinger, su secretario de prensa y gran aficionado, como ¨¦l, a los habanos, para hacerle un pedido urgente. ¡°Necesito un mont¨®n de puros. Unos mil Petit Upmans¡±, le dijo. ¡°?Para cu¨¢ndo?¡±, le contest¨® Salinger. ¡°Para ma?ana¡±, fue la respuesta. Al d¨ªa siguiente, el presidente lo estaba llamando ya a las ocho de la ma?ana para saber c¨®mo le hab¨ªa ido. En cuanto averigu¨® que Salinger le hab¨ªa conseguido 1.200 Petit Upmans, su marca favorita, Kennedy ¡°sonri¨®, abri¨® su mesa y sac¨® un largo documento que firm¨® de inmediato¡±, relatar¨ªa Salinger d¨¦cadas despu¨¦s.
Kennedy acababa de firmar el embargo comercial contra Cuba que, pese a la normalizaci¨®n de relaciones decretada por el presidente Barack Obama en diciembre de 2014, rige todav¨ªa.
Los puros, al igual que otros productos cubanos, quedaron prohibidos y se convirtieron las pasadas cinco d¨¦cadas en codiciado objeto del deseo de los estadounidenses, al igual que el ron de la isla. Hasta ahora.
Obama firm¨® el viernes una directiva presidencial, una especie de orden ejecutiva, que busca consolidar la normalizaci¨®n de relaciones con La Habana e impedir, o al menos dificultar, que su sucesor en la Casa Blanca desande el camino que tanto ha costado reabrir. Pero lo que ha llamado m¨¢s la atenci¨®n en EE?UU no ha sido esa maniobra presidencial, sino que viniera acompa?ada de un nuevo paquete de flexibilizaciones del embargo que entran en vigor esta semana. Especialmente, un corto p¨¢rrafo que anuncia que ya no existen l¨ªmites monetarios a la cantidad de cigarros y alcohol que los viajeros estadounidenses autorizados pueden llevar de vuelta como equipaje de mano.
El tab¨² se ha roto, y hasta es posible que el incentivo de volver con los codiciados puros ayude a erosionar un poco m¨¢s el embargo que todos, salvo ac¨¦rrimos anticastristas en el Congreso, consideran fracasado. Y qui¨¦n sabe, quiz¨¢s alguien vuelva a fumarse pronto, sin violar ninguna ley, un habano en la Casa Blanca, incluso en el Despacho Oval. Aunque Obama, oficialmente, ya no fuma.
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