Aportaci¨®n a la memoria colectiva sobre ETA

El lustro transcurrido desde el alto el fuego definitivo de ETA se pod¨ªa haber aprovechado para rebajar los rescoldos de las d¨¦cadas de plomo. No ha sido as¨ª por la resistencia de diversos sectores a dar pasos. Sin embargo, es bueno rescatar la historia del proceso que condujo al fin del terrorismo etarra y que empez¨® con una negociaci¨®n, autorizada por el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y denunciada desde la tribuna del Congreso por el entonces l¨ªder de la oposici¨®n, Mariano Rajoy, quien acus¨® al jefe del Ejecutivo de ¡°traicionar a los muertos¡±. El proceso negociador no tuvo ¨¦xito por la sangre que derram¨® una ETA a la desesperada, pero sin duda influy¨® en la discusi¨®n interna del mundo abertzale, ganada finalmente por los que no ve¨ªan futuro al predominio de los pistoleros sobre el brazo pol¨ªtico.

De toda esa etapa versa la pel¨ªcula El?fin de ETA, estrenada por EL PA?S y de tanto inter¨¦s para la memoria colectiva que las televisiones deber¨ªan programarla, al menos las p¨²blicas. Por la pantalla desfilan desde las primeras reuniones en secreto del entonces presidente de los socialistas vascos, Jes¨²s Eguiguren, con un personaje tan significado del mundo abertzale como Arnaldo Otegi; hasta un encuentro de Maixabel Lasa con uno de los miembros del comando que asesin¨® a su marido, Juan Mar¨ªa J¨¢uregui, ex gobernador civil de Gipuzkoa, al que descerrajaron dos tiros en la nuca. Un proceso ayudado por el hast¨ªo de la ciudadan¨ªa hacia los cr¨ªmenes y durante el cual se mantuvo el acoso a ETA de la Polic¨ªa y de la Guardia Civil, como se?alan los mandos de estos cuerpos que intervienen en la pel¨ªcula.

Tiene otra gran cualidad este documental. Cuenta una historia a ritmo de thriller con el recurso de engarzar testimonios de protagonistas, rodajes sobre el terreno y las im¨¢genes de archivo imprescindibles, sin locuci¨®n en off y sin que los periodistas autores del guion, Luis Rodr¨ªguez Aizpeolea y Jos¨¦ Mar¨ªa Izquierdo, consuman un segundo en pantalla de la hora y 40 minutos que dura. Se nota la mano de dos veteranos del oficio, curtidos en una cultura donde lo importante es buscar y hacer hablar a los protagonistas. Gracias a estos no solo se siguen bien los pasos dados: negociaci¨®n, cr¨ªmenes y desenlace, sino que se aportan detalles ¡ªmenos conocidos¡ª como la participaci¨®n de los servicios secretos noruegos para facilitar algunos momentos de los contactos.

Cierto que puede reabrir llagas y excitar a algunos pol¨ªticos, pero tambi¨¦n contribuir a que la historia ¡ªel ¡°relato¡±, seg¨²n la expresi¨®n de moda¡ª sea un poco m¨¢s compartible. Cinco a?os no bastan para olvidar el dolor ni para cerrar las heridas que caus¨® la sinraz¨®n terrorista. El restablecimiento pleno de la convivencia precisa, al menos, de la disoluci¨®n de la banda y una petici¨®n sincera de perd¨®n por el da?o causado. Pero recordar lo ya ocurrido, con la precisi¨®n con que lo hace el documental, ayuda a darse cuenta de lo dif¨ªcil que fue parar a ETA y a comprender las dificultades del resto del camino.