La capital maldita
QUIENES LEAN ESTA p¨¢gina con asiduidad sabr¨¢n que llevaba m¨¢s de veinte a?os esperando que el Ayuntamiento de Madrid lo gobernara un partido distinto del PP. Con ¨¦ste, y por imposible que pareciera, todo fue siempre a peor. Era inimaginable alguien m¨¢s nocivo para la ciudad que ?lvarez del Manzano, hasta que vino Gallard¨®n. Lo mismo, hasta que vino Botella. Entonces asom¨® en lontananza la figura de Aguirre, que podr¨ªa arrasar con facilidad lo poco que sus correligionarios hab¨ªan dejado sin destruir. Fue muy votada pero no lo bastante, as¨ª que por fin se hizo con las riendas (es un decir) Manuela Carmena, de otra formaci¨®n. He sido prudente, he dejado pasar a?o y medio sin apenas opinar, confiando en ver mejoras. Al cabo de ese tiempo, no cabe sino concluir que la capital est¨¢ maldita, con alcaldes y alcaldesas empe?ados en destrozarla y sumirla en el esperpento, procedan de donde procedan./
Seguir los avatares municipales es siempre deprimente, cutre y s¨®rdido. Pero, sin seguirlos muy de cerca, la impresi¨®n que la mayor¨ªa de los madrile?os tenemos es que Carmena est¨¢ ida con excesiva frecuencia; cuando no, le sale alg¨²n resabio autoritario de su ¨¦poca de juez halagada por sus camarillas; y, cuando no, mete la pata hasta el fondo con declaraciones demag¨®gicas o estupefacientes. La versi¨®n ben¨¦vola que corre es la siguiente: ella no sabe ni se ocupa mucho; ni siquiera conoc¨ªa a los concejales que nombr¨® (si es que los nombr¨® ella y no se los impusieron desde Podemos, Ganemos, Ahora Madrid o como se llame la agrupaci¨®n que manda); no se entera de casi nada y la manipulan sus ediles, levemente famosos por sus ideas de bombero, sus tuits desagradables o sus juicios pendientes de cuando eran meros ¡°civiles¡±. Un informe interno de IU ha revelado que hay profundas divisiones en su Gobierno. Hemos sabido de algunas iniciativas demenciales, como la de crear ¡°gestores de barrio¡± y ¡°jurados vecinales¡±, que por suerte no sali¨® adelante (?se imaginan a sus vecinos dirimiendo altercados y hurtos, sin idea de la justicia y de sus garant¨ªas? Da pavor). A la Polic¨ªa Municipal, que est¨¢ a su servicio, la enfad¨® y humill¨® al prohibir a sus miembros celebrar en el Retiro el homenaje anual a su patr¨®n, porque al parecer ¡°desfilaban¡± y eso contraven¨ªa su car¨¢cter ¡°no-militar¡±. Casi ning¨²n madrile?o estaba al tanto de esta ceremonia en un parque, luego poco pod¨ªa molestar a nadie. Carmena organiz¨® una votaci¨®n popular para decidir qu¨¦ hacer con la Plaza de Espa?a (a la que se podr¨ªa dejar en paz), en la que participaron menos de 27.000 personas, el 1% de la poblaci¨®n. Aun as¨ª, el Ayuntamiento dio por validada su opci¨®n, terror¨ªfica como de Botella o Gallard¨®n./
Seguir los avatares municipales es siempre deprimente, cutre y s¨®rdido. Pero, sin seguirlos muy de cerca, la impresi¨®n que la mayor¨ªa de los madrile?os tenemos es que Carmena est¨¢ ida con excesiva frecuencia.
La sensaci¨®n es de absoluto caos, de descabezamiento, y, por supuesto, de majader¨ªas continuas. Si ya hab¨ªa una tendencia municipal a ellas en todas partes, desde que gobiernan Carmena y su equipo locoide ¨¦stas se han multiplicado. Ya no hay s¨¢bado ni domingo del a?o en que la ciudad no sea intransitable y sus principales arterias no est¨¦n cortadas durante diez o doce horas, las centrales del d¨ªa. Jornadas ¡°peatonales¡±, infinitas maratones y carreras por esto o lo otro, concursos de monopatines, permanente adulaci¨®n de los ciclistas fan¨¢ticos. En la ¨²ltima jornada reservada a las bicis, 70.000 individuos salieron a pedalear por todo el centro (siempre todo en el centro, puro exhibicionismo y ganas de fastidiar). Por muchos ciclistas que sean, no dejan de ser una minor¨ªa?en una ciudad de casi tres millones, igual que los de las carreras y otras abusivas zarandajas. Es decir, se complace a las minor¨ªas m¨¢s gritonas y exigentes, siempre en detrimento de la mayor¨ªa. Muchos de esa mayor¨ªa han de llegar al aeropuerto o a la estaci¨®n en domingo o s¨¢bado, o ir a almorzar, y el reiterativo capricho de unos pocos les impide llevar su vida seminormal. Eso tiene el nombre de discriminaci¨®n./
La suciedad es igual o peor que con el PP, sobre todo en el centro. Papeleras y contenedores a rebosar, churretones de orina y olor a orina por doquier, suelos porquerosos, favelas cada vez m¨¢s esparcidas por la Plaza Mayor y las zonas tur¨ªsticas, atronadores m¨²sicos callejeros que impiden trabajar y descansar. Botella y Carmena, en este cap¨ªtulo, son id¨¦nticas, como en el de los ¨¢rboles que se caen y matan. En cuanto a las declaraciones, dif¨ªcil elegir entre la famosa ¡°cup of caf¨¦ con leche¡± o las recientes de la actual alcaldesa (cito de memoria): ¡°Interiormente aplaud¨ªa a los subsaharianos que lograban saltar la verja de Melilla, y les dec¨ªa: ¡®Os queremos, sois los mejores¡±. Al hacer p¨²blico su sentimiento, ya no era ¡°interiormente¡±. La civil Carmena es muy due?a de tener las simpat¨ªas que quiera, y quiz¨¢ coincidan con las de usted y m¨ªas. Pero lo cierto es que ahora es la regidora de una capital europea, y que estaba animando a algo ilegal, alentando a quienes saltan la verja por las bravas a continuar y venir. Si se compromete a albergar en su casa particular a cuantos lo consigan, bien est¨¢. Si no, la ex-juez ha perdido el juicio, ahora que ya no juzga, sino que ejerce un cargo p¨²blico de gran responsabilidad. Madrid, capital maldita./
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