Asociaci¨®n criminal
Los esc¨¢ndalos de las tarjetas ¡®black¡¯ y ¡®G¨¹rtel¡¯ sientan en el banquillo a 102 personas
Como en algunos chistes, los 65 exalcaldes, ex concejales de Urbanismo, expresidentes o ex consejeros delegados de cajas de ahorros, y otros ex de relumbr¨®n, se vieron de pronto rodeados ni m¨¢s ni menos que por un hombre justo, cuyo nombre, Francisco Verd¨², no le suena a nadie, y toda su estrategia de defensa se desmoron¨®.
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Francisco Verd¨² era un alto cargo de Caja Madrid cuando alguien de la confianza del jefe supremo, Miguel Blesa, a su vez de toda la confianza de la c¨²pula del PP madrile?o, invent¨® las tarjetas black, o sea, negras, para que los enchufados de Blesa, y despu¨¦s de Rodrigo Rato, se forraran con dinero presuntamente negro, a costa de los impositores de la caja. Y Francisco Verd¨², y tres personas decentes m¨¢s, Esteban Tejera, F¨¦lix S¨¢nchez e ??igo Aldaz, se negaron a aceptar la tarjeta y, por tanto, su uso. Cuatro entre 86 consejeros. No est¨¢ mal el porcentaje. Verd¨² les ha rodeado ahora con su testimonio: el uso de esas tarjetas era irregular, y seguramente delictivo. Un testimonio que deja a los 65 usuarios de las tarjetas a los pies de los caballos. Sinverg¨¹enzas sin ninguna excusa.
Tambi¨¦n en los juzgados de Madrid se sienta una buena cantidad, hasta 37, de altos cargos del PP, por haber participado en mayor o menor grado, de la extensa red de sobornos y comisiones ilegales, de saqueo de fondos p¨²blicos que los investigadores bautizaron como G¨¹rtel, en honor a Francisco Correa, su inventor.
Entre los dos asuntos, hay 102 personajes sentados en el banquillo de los acusados, y casi todos ellos pertenecen o pertenec¨ªan a un partido pol¨ªtico, que no es otro que el Partido Popular, que gobierna Espa?a y una buena cantidad de sus comunidades aut¨®nomas y municipios.
El PP aparece por todas partes, unas veces como beneficiario directo de las golfer¨ªas, y otras como el beneficiario a trav¨¦s de sus militantes
Cuando uno sigue los dos procesos, y atiende a los argumentos que las acusaciones y las defensas ponen sobre la mesa, la desmoralizaci¨®n ciudadana amenaza con acabar con toda esperanza. Verd¨² devuelve algo de optimismo al espectador. ?l y Jos¨¦ Luis Pe?a, militante del PP que grab¨® a Correa jug¨¢ndose muchas cosas con sus compa?eros. Desde luego que no tendr¨ªan cargos mal pagados, pero eso no le quita, ni mucho menos, valor a lo que han hecho. Ni Pe?a ni Verd¨² participaron de la sangr¨ªa inmunda en la que se meti¨® toda la banda (banda es lo que hay que llamarles) de Rato y Blesa, y Correa por su lado. Es f¨¢cil suponer el ambiente en que se ten¨ªan que mover Verd¨² y Pe?a despu¨¦s de negarse a participar en el banquete.
En G¨¹rtel hay 37 imputados, que se van a ver rodeados tambi¨¦n por Francisco Correa. El tipo amenaz¨® con contarlo todo. Desde luego, cont¨® mucho aunque no sabemos si eso es todo. Pero el Partido Popular no ha quedado muy bien despu¨¦s de su deposici¨®n. En com¨²n con el caso de las tarjetas black, tiene el caso Correa que el PP aparece por todas partes, unas veces como beneficiario directo de las golfer¨ªas, y otras como el beneficiario a trav¨¦s de sus militantes.
Correa ha hablado dice que harto de que los pol¨ªticos se llamaran andana ante su caso. Como le pasa en parte a Luis B¨¢rcenas, que el pobre se la est¨¢ llevando toda, cuando no es sino una parte de la trama de financiaci¨®n ilegal del partido.
Para que no falte nada, ha aparecido un power point, es decir, una presentaci¨®n en forma de esquema, siguiendo la cual, todo militante corruptible del PP podr¨ªa realizar tropel¨ªas sin cuento con los contratos y el dinero p¨²blicos. No faltaba de nada all¨ª.
La diferencia entre Francisco Verd¨² y su tocayo Correa es evidente. Se parecen en que los dos han rodeado a gente que les supera con mucho en n¨²mero, pero mientras Verd¨² hace gala, l¨ªcita, de su car¨¢cter de hombre limpio, Correa nos muestra su esencia de hombre corrupto y corruptor, que no est¨¢ dispuesto a pagar m¨¢s que aquellos a los que ¨¦l condujo a la basura.
Hay un mensaje de optimismo en todo esto: no funciona ning¨²n pacto de silencio, ninguna omert¨¢, o sea que no hay mafia en sentido estricto.
Pero el crimen ha estado o est¨¢ dentro del Partido Popular, de una organizaci¨®n que, salvo que actuara con mucha rapidez limpiando sus bodegas, podr¨ªa ser considerada una asociaci¨®n criminal por alguien ajeno a la pol¨ªtica espa?ola.
Jorge M. Reverte es escritor y periodista.
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