¡°Estar¨ªas mejor en una pel¨ªcula porno¡±
El pasado marzo, el diputado ultraconservador Nader Qazipour pronunci¨® la siguiente frase en la C¨¢mara iran¨ª: "El Parlamento no es lugar para burros, potros, monos o mujeres". En Chile, Osvaldo Andrade, se preguntaba en el Parlamento c¨®mo pod¨ªan estar seguros de que el dinero que se quer¨ªa invertir en capacitaci¨®n de mujeres no iba ser destinado a "tejidos y tecitos". Y en Espa?a todav¨ªa se recuerdan las perlas del exalcalde de Valladolid Javier Le¨®n de la Riva, que entre tantas, dedic¨® esta a Leire Paj¨ªn siendo ministra de Sanidad: "Cada vez que le veo la cara y esos morritos pienso lo mismo, pero no lo voy a contar aqu¨ª¡±. Pol¨ªticas de todo el mundo se enfrentan cada d¨ªa a insultos, vejaciones, acoso, amenazas o indiferencia por parte de compa?eros de partido y opositores
Es m¨¢s com¨²n de lo que parece y las cifras crecen en los pa¨ªses con democracias recientes; las realidades entre los pa¨ªses que tienen mujeres en sus c¨¢maras desde hace tiempo y los que lo permiten desde hace poco, son muy distintas, pero ninguno de esos estrados escapa, de forma sutil o a bocajarro, a actitudes o discursos machistas. La aguda oraci¨®n "estar¨ªas mejor en una pel¨ªcula porno" fue pronunciada por un pol¨ªtico europeo, seg¨²n el ¨²ltimo informe de la Uni¨®n Interparlamentaria, que arroja datos preocupantes sobre los niveles de violencia sexista que viven diputadas y senadoras. 55 parlamentarias voluntarias de 39 pa¨ªses de los cinco continentes son la muestra de este estudio que se hizo p¨²blico el pasado mi¨¦rcoles durante la asamblea anual de la UIP en Ginebra.?
?Qu¨¦ es la violencia psicol¨®gica?
La violencia psicol¨®gica consiste en cualquier conducta hostil que cause da?o psicol¨®gico, sufrimiento o miedo. Para definir la que se da contra las mujeres en el ¨¢mbito pol¨ªtico, combativa e incluso ¨¢spera por naturaleza, se tuvo en cuenta todo aquello que se diera alrededor de comentarios, gestos e im¨¢genes de car¨¢cter sexual sexista o humillante y que tuviese que ver con amenazas o acoso moral.
Violencia psicol¨®gica, sexual, f¨ªsica y econ¨®mica son los cuatro par¨¢metros que ha medido esta organizaci¨®n internacional de los parlamentos fundada en 1889. "El fen¨®meno no conoce l¨ªmites y existe en diferentes grados en todos los pa¨ªses, afectando a un n¨²mero significativo de mujeres", indica uno de los primeros p¨¢rrafos. Es la violencia psicol¨®gica la que est¨¢ m¨¢s extendida: afecta a un 81,8% de las encuestadas. El 65,5% afirmaron haber sido sometidas, varias veces o a menudo, a comentarios humillantes durante sus legislaturas; en su gran mayor¨ªa proven¨ªan de compa?eros de sus propios partidos o de la oposici¨®n. Y, seg¨²n los testimonios, tienen que lidiar constantemente con las ideas de la vieja escuela: "Pensando en c¨®mo visten, c¨®mo se expresan, c¨®mo se comportan y qu¨¦ papel deben desempe?ar".
Los datos revelan que cualquier comportamiento, excesivamente o insuficientemente femenino, es objeto de comentarios, ataque y burla regular y generalizada. "Y lo mismo puede decirse de su estado civil, su vida emocional, sexual y familiar". En las hemerotecas quedan las noticias relacionadas con este tipo de actos: Angela Merkel, Ada Colau, Leire Paj¨ªn, Hillary Clinton, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, Bibiana A¨ªdo... Cientos en Latinoam¨¦rica, y miles si se hurga en cada peri¨®dico de cada pa¨ªs del mundo.
La socialista ?ngeles ?lvarez (Molacillos, Zamora, 1961), veterana activista feminista, no es ajena a las realidades que acompa?an todos estos porcentajes. Aunque hace un apunte antes de comenzar relacionado con algunos datos (por ejemplo, el 21,8% de mujeres que han sido sometidas a actos de violencia sexual): "En democracias muy asentadas como la nuestra es dif¨ªcil que se den cierto tipo de situaciones, por eso creo que hay datos que est¨¢n muy relacionados con aquellas en las que la presencia de mujeres es incipiente".
Despu¨¦s, ?lvarez, recuerda algunos de esos nombres del p¨¢rrafo anterior, como A¨ªdo o Fern¨¢ndez de la Vega, y la "reacci¨®n organizada" a la que fueron sometidas. "Aquello no atend¨ªa a ninguna medida concreta que ellas hubiesen tomado ni decisiones pol¨ªticas. Era solo por ser mujeres, y algunos medios participaron muy activamente de ese acoso". Algo que tambi¨¦n indica el informe ¡ªel 27,3% asegura que los medios tradicionales han publicado im¨¢genes o comentarios sobre ellas que ten¨ªan contenido altamente sexualizado, y en las redes sociales el porcentaje se eleva al 41,8%¡ª.? La socialista se retrotrae a 2011, cuando Paj¨ªn se convirti¨® en trending topic en Twitter por unas fotos en bikini y su salida a portada en el antiguo diario de Pedro J. Ram¨ªrez.
Una diputada europea de origen africano relat¨® c¨®mo unos carteles en su pa¨ªs, pagados por grupos de extrema derecha, exig¨ªan que se "blanqueara con cloro y fuese quemada viva".
"Fue una verg¨¹enza, y los medios participaron de ese linchamiento", sentencia ?lvarez. "Ninguneo, humillaci¨®n y sexualizaci¨®n, en negativo o en positivo", esas tres pr¨¢cticas a las que se refiere la diputada pueden ser tenues en pa¨ªses europeos o EE UU, pero muy acentuados y casi permanentes en ciertos reg¨ªmenes africanos o asi¨¢ticos ¡ªreflejados en comentarios como "tienes unas tetas que deben dar mucha leche", en un parlamento subsahariano¡ª. "Se ningunea intelectualmente a una persona cuando lo que hago es describir sus zapatos o lo ajustado de su vestido, y no me centro en qu¨¦ dice o en su actividad profesional. Si hay alguien que tiene especial responsabilidad en la consolidaci¨®n de esa violencia machista son los medios de comunicaci¨®n a la hora de hacer sus relatos", aclara ?lvarez.
Esa violencia psicol¨®gica, m¨¢s com¨²n y a la que a veces de resta importancia, es en ocasiones la antesala de otro tipo de agresi¨®n, como la f¨ªsica o la sexual. En el estudio se habla del dominio masculino de la esfera pol¨ªtica, tanto num¨¦rica como jer¨¢rquicamente, y la posibilidad de que esto produzca cierta sensaci¨®n de "omnipotencia que facilita la violencia sexual". Las encuestadas por la UIP hablan del acoso sexual como "pr¨¢ctica com¨²n". De ellas, el 20% aseguran haber sido acosadas durante su mandato, y el 7,3% forzadas a tener relaciones sexuales.
Una compa?era me confes¨® que el presidente del Parlamento le hab¨ªa propuesto tener relaciones sexuales. Desde que se neg¨®, nunca m¨¢s le volvi¨® a darle la palabra.
Parlamentaria africana.
Cuenta ?lvarez que, mientras que aqu¨ª nos cuesta identificar ciertos tipos de violencia, en otros pa¨ªses no solo es obvia sino ostentosa. Ocurre sobre todo en pa¨ªses ¨¢rabes, africanos y asi¨¢ticos. Una parlamentaria del ?frica subsahariana declar¨® a la UIP que un gobernador le dio un bofet¨®n en su oficina y en el Parlamento: "Un compa?ero de mi propio partido me golpe¨® en el ojo". El 25,5% de las entrevistadas han sufrido alg¨²n tipo de ataque f¨ªsico, y el 20% asegura estar al tanto de que le ha ocurrido a alguna de sus colegas. Completan los atropellos las amenazas de muerte, violaci¨®n o secuestro (44,4%) contra ellas o contra sus familias; y los abusos econ¨®micos como la denegaci¨®n de financiaci¨®n o de recursos.
Las 55 diputadas creen que todo esto se debe a un intento de disuadirlas de seguir en pol¨ªtica, por rivalidad, o por las posiciones que hab¨ªan tomado en ciertos temas; en cualquier caso, m¨¢s de la mitad aseguran que todo esto las afect¨® emocionalmente y casi el 50% temi¨® en alg¨²n momento por su seguridad, la de su familia e incluso la de sus amigos.
Las soluciones para acabar con esto ser¨¢n diferentes para cada pa¨ªs (algunos, como Bolivia, Costa Rica o Canad¨¢ cuentan con legislaci¨®n espec¨ªfica), pero, seg¨²n la UIP, una buena forma de empezar es "reconocer el problema, darle nombre y romper el silencio que existe sobre esto". Un trabajo de todos que va desde el Estado hasta el ciudadano y con lo que ?lvarez est¨¢ de acuerdo: "Compa?eros, en el Congreso, en asociaciones, hombres y mujeres... deber¨ªa ser un compromiso com¨²n".
Tambi¨¦n educativo. Empezar ya a educar (y reeducar) en la igualdad y la tolerancia: muchas veces luchadas, a veces conseguidas; pero que siguen sin ser plenas, y son cada vez m¨¢s urgentes.
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