Otras razones socialistas
Miquel Iceta promueve una soluci¨®n satisfactoria para una mayor¨ªa de catalanes y otra mayor¨ªa de espa?oles
Algunos creen de buena fe que al PSC le ha dado por armar un mot¨ªn a bordo de su partido hermano y hasta alg¨²n mal pensado podr¨ªa creer que act¨²a desde el cong¨¦nito ego¨ªsmo catal¨¢n, ya infectado del virus independentista. Pero eso es un delirio. Mi punto de vista es el contrario. Si sus siete diputados mantienen la coherencia pol¨ªtica e ideol¨®gica con el no a Rajoy, se debe presumiblemente tanto a su papel en Catalu?a como en Espa?a.
Otros art¨ªculos del autor
El estrangulamiento pol¨ªtico del PSC no empeor¨® cuando Miquel Iceta asumi¨® la secretar¨ªa general, y hasta mejor¨® su respaldo electoral. Hoy Iceta es otro, y el PSC tambi¨¦n. Fren¨® la ca¨ªda a la vez que perfilaba un lugar pol¨ªtico, fuera del mainstream catal¨¢n, a mi modo de ver de forma inteligente y pr¨¢ctica, sin renunciar a la socialdemocracia: reactiv¨® la apuesta leal y real en favor del federalismo como opci¨®n resolutiva del conflicto territorial (que ni se ha volatilizado ni se ha extinguido: al d¨ªa siguiente de la so?ada investidura de Rajoy, la pesadilla seguir¨¢ ah¨ª).
Su apuesta no es ni ambigua ni antigua. Promueve una soluci¨®n satisfactoria para una mayor¨ªa de catalanes y otra mayor¨ªa de espa?oles, sin causar a su vez nuevos destrozos ni para unos ni para otros. No es eso hoy exactamente el top ten de popularidad en Catalu?a ni en Espa?a, pero tampoco es una majader¨ªa ni una forma de escurrir el bulto. Al rev¨¦s: opone una alternativa l¨²cida y desdramatizadora al independentismo (real y no medi¨¢tico, ni s¨®lo propagand¨ªstico) y a la vez elude una colisi¨®n directa con las formaciones a su izquierda. En Catalu?a est¨¢n representadas por una amalgama de partidos y grupos que lidera en el Congreso Xavier Dom¨¦nech, y presumiblemente cuajar¨¢ con Ada Colau a la cabeza dentro de unos meses.
Ah¨ª, en ese conglomerado, se integran federalistas e independendistas, y las obvias sinton¨ªas ideol¨®gicas y ¨¦ticas facilitan un terreno b¨¢sico para negociar alianzas o acuerdos, como ha sucedido con la incorporaci¨®n al gobierno municipal de Barcelona del PSC, con Ada Colau en la alcald¨ªa. El PSC funciona en Catalu?a como socialdemocracia cl¨¢sica pero no f¨®bica ni al¨¦rgica a las nuevas izquierdas, a pesar de los recelos, las biograf¨ªas, los gestos y las redes.
Al PSC no le queda otro remedio que la desobediencia si no quiere ser en Catalu?a el ¨²ltimo furg¨®n del unionismo rancio de naftalina
Desobedecer las instrucciones imperativas de la gestora que preside Javier Fern¨¢ndez no equivale a entregar a Espa?a al hacha de guerra independentista ni equivale tampoco a una alianza de leche con Podemos (tampoco imagino yo en ese papel a Pedro S¨¢nchez, a Patxi L¨®pez ni a Od¨®n Elorza). El PSC revalida su autonom¨ªa de funcionamiento pero sobre todo subraya una modesta vanguardia en el interior de los socialistas al rechazar las operaciones de acoso y derribo que la ejecutiva de Pedro S¨¢nchez vivi¨® en las ¨²ltimas semanas. Ese sabotaje ha asfixiado a una de las almas que subsisten, todav¨ªa, en el PSOE, que tiene como m¨ªnimo dos: unos sienten que aquella ejecutiva era demasiado permeable a acuerdos con la izquierda nueva, y tambi¨¦n potencial interlocutor de las reivindicaciones federalistas. Otro PSOE cree de buena fe que hablar con Podemos es perder autoridad y se?or¨ªo o que negociar cosas con Puigdemont o ERC propicia el quej¨ªo del alma de una Espa?a partida.
Pero podr¨ªa ser al rev¨¦s, aunque a los socialistas les obligase a un trabajo pedag¨®gico y desdramatizador. O incluso podr¨ªa obligarlos a algo mejor: emplazar al PSOE en el centro del mapa biol¨®gico, profesional y geogr¨¢fico en el que se mueve la sociedad en marcha que engendr¨® el 15-M y la instal¨® en el Parlamento con cinco millones de votos (algo menos que los socialistas). Renunciar a esa pelea negociada por el poder y resignarse a ser muleta auxiliar del PP suena desde Catalu?a, desde Euskadi y desde algunos sitios m¨¢s, como anclaje defensivo y conservador frente a una realidad civil y social que cambia invenciblemente y, adem¨¢s, con buenas razones para hacerlo.
Al PSC no le queda otro remedio que la desobediencia si no quiere ser en Catalu?a el ¨²ltimo furg¨®n del unionismo rancio de naftalina y si aspira a seguir actuando al menos como laboratorio de ideas para cerrar el contencioso territorial por las buenas, y no por las malas. Las primeras, las buenas, pasan en buena medida por sus manos; las segundas est¨¢n en manos del independentismo y su sensible detector de agravios, activado las 24 horas y a toda marcha cuando gobierna el PP, o este PP.
Jordi Gracia es profesor y ensayista. Su ¨²ltimo libro ha sido Miguel de Cervantes. La conquista de la iron¨ªa (Taurus).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.