Superilles y el reto para mejorar la calidad de vida en Barcelona
Los nuevos criterios del higienismo, ¡°ruralizaci¨®n¡± y peatonizaci¨®n de la ciudad condal suponen un cambio radical del modelo de movilidad y espacio p¨²blico, donde el c¨®mo es tan importante como el qu¨¦.
Durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, la presencia del autom¨®vil en la ciudad y en nuestra vida diaria ha experimentado un aumento constante, transformando de manera radical la manera en que vivimos y hacemos uso del espacio urbano. Sin embargo, en este tiempo se ha producido tambi¨¦n un paulatino proceso de toma de conciencia respecto del impacto ambiental, el aumento de los niveles de contaminaci¨®n y ruido y los efectos nocivos sobre nuestra salud.
En este contexto, el concepto de Supermanzana ¨Cque ya ha sido explicado en detalle en este espacio- surgi¨® hace unos a?os como respuesta a estos retos. Las Supermanzanas se fundamentan en la idea original de Ildefons Cerd¨¤ para el Eixample de Barcelona, planteando una reconversi¨®n de la trama urbana semejante a la que han ido experimentando los centros urbanos a trav¨¦s del calmado y la peatonalizaci¨®n, as¨ª como una adaptaci¨®n a los nuevos retos existentes.
La idea original del Plan Cerd¨¤ contrasta con la imagen que hoy en d¨ªa tenemos de los ensanches urbanos. En ella, tan solo dos caras de cada manzana se encuentran ocupadas por la edificaci¨®n, quedando el resto destinado a espacios libres para usos de esparcimiento. Se trata en realidad de un planteamiento heredado de los criterios higienistas, que busca la ¡°ruralizaci¨®n¡± de la ciudad mediante la habilitaci¨®n de espacios abiertos y v¨ªas de mayores dimensiones.
El frisbee se tom¨® la #superillapilot! Donde antes solo pasaban coches, ahora pueden volar discos @LowCarbon_City pic.twitter.com/UdzVMNsefa
— Superilla Barcelona (@Bcnsuperilla) September 19, 2016
Sin embargo, el resultado final termina alejado de estos planteamientos. La edificaci¨®n acaba multiplicando por cinco la inicialmente planteada, lo que supone un aumento de la densidad de poblaci¨®n y una importante reducci¨®n del espacio libre, que queda reducido a algunas plazas y zonas verdes y a las propias calles.
Se configura as¨ª un espacio marcado por la presencia del autom¨®vil y una alta intensidad de tr¨¢fico tanto de residentes como de veh¨ªculos de paso. Y es precisamente sobre estas din¨¢micas sobre las que trata de incidir el concepto de Supermanzanas, que supone en este sentido un cambio radical del modelo tanto de movilidad como de espacio p¨²blico.
En este contexto, durante las ¨²ltimas semanas hemos asistido a una puesta en primer plano de este debate con motivo de la implantaci¨®n de la primera Superilla ¨CSupermanzana, en castellano- en el barrio del Poblenou de Barcelona.
El motivo de las cr¨ªticas no se ha fundamentado tanto en el propio concepto de la Supermanzana. Al fin y al cabo, existe un consenso amplio respecto a la necesidad de mejorar la calidad de vida de las ciudades, los efectos beneficiosos del verde urbano, la reducci¨®n de CO2 y de nuevos h¨¢bitos de movilidad en la salud y el bienestar, como en la manera en que se ha llevado a cabo la transformaci¨®n y en los efectos derivados de la transformaci¨®n.
What New York can learn from Barcelona¡¯s #Superblocks? https://t.co/WvZScE5RZN via @nytimes #UrbanPlanning #Superilles #GlobalHealth pic.twitter.com/P7jsjKnCTB
— ISGlobal (@ISGLOBALorg) October 1, 2016
Ante esto, cabe realizar dos reflexiones:
- La primera, la necesidad, a la hora de poner en marcha transformaciones de un considerable impacto como esta, de otorgar tanta importancia a los resultados finales como a la manera en que estos se ponen en marcha. Buscar un planteamiento flexible, adaptable a las particularidades locales y en el que la trasformaci¨®n se produzca de manera faseada.
- En segundo lugar, la necesidad de contemplar las repercusiones de las transformaciones. Por ejemplo: qu¨¦ uso y qu¨¦ car¨¢cter van a tener los espacios liberados; cuando un espacio no limita su funci¨®n al tr¨¢nsito de peatones surgen nuevos retos que debemos contemplar; c¨®mo construir un espacio p¨²blico diverso y activo capaz de acoger usos m¨²ltiples y compatibles, un espacio confortable y equipado de acuerdo con las necesidades, un espacio reconocible y con identidad y un espacio tambi¨¦n accesible y conectado entre s¨ª y con su entorno pr¨®ximo. En definitiva, volver a una cierta concepci¨®n cl¨¢sica del espacio p¨²blico, como espacio de relaci¨®n y convivencia, propia de la ciudad mediterr¨¢nea y del propio concepto original de Cerd¨¤.
Por eso es tan importante el qu¨¦ queremos conseguir con un programa tan ambicioso y pionero como el de las Superilles, como el proceso que nos permitir¨¢ alcanzar dichos objetivos. Porque por muy claros que est¨¦n los beneficios que un proyecto de estas caracter¨ªsticas tiene para la mejora calidad de vida urbana y la salud de los habitantes de Barcelona, cambiar las pautas de movilidad de la poblaci¨®n es un reto complejo y lleno de aristas. Una transformaci¨®n que requerir¨¢ tanto de la implicaci¨®n y colaboraci¨®n de los agentes del territorio (Administraci¨®n P¨²blica, tejido social, profesionales, etc.) como de una estrategia de implementaci¨®n progresiva. Y, sobre todo, de perseverancia. A fin de cuentas, mejorar la ciudad, su movilidad y su espacio p¨²blico tiene que ser un reto compartido. Y a pesar de las dificultades, el esfuerzo merecer¨¢ la pena. Y mucho.
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